Hombres lobo y otros depredadores de la mitología

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La relación del ser humano con el lobo parece haber sido de una notable importancia desde la antigüedad. Ambos cazadores, competían por presas y territorios. Asimismo, el realizar esta acción en manada, tal como estos animales, probó ser notablemente efectivo.

Quizás, la mencionada relación entre el hombre y la bestia sea un tanto ambigua,: por un lado, los lobos, no solo fueron competidores, sino que una vez los seres humanos se hubieron asentado y comenzado a cuidar y mantener ganado, los depredadores también acecharon a su medio de vida. Por otro lado, estos animales contaban con algunas características que los hombres quisieron para sí por lo que se generaron algunos ritos en este aspecto…

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Convertirse en lobo

En muchas zonas, se creó un proceso imbuido de un fuerte misticismo, por el que los seres humanos buscaban, o bien convertirse en lobo, o bien adquirir algunas de sus características y capacidades. Figuras chamánicas supervisaban los ritos y elementos de las bestias tales como sus pieles, huesos o incluso sus excrementos jugaban un rol fundamental.

Muchos de estos ritos acabaron por formar parte del paso a la madurez según la cultura, pero sobre todo, tuvieron especial importancia entre un cierto grupo social: los guerreros. Quienes en muchos casos buscaban obtener algunas de las capacidades más importantes de los mencionados depredadores.

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El Tabú

Asimismo, la conversión teriantrópica también era vista como un castigo o maldición. Algo que se le imponía al individuo que hubiera transgredido algún tabú con fuertes implicaciones sociales. Véase el famoso caso de Licaón, rey Arcadia que cometió la abominación de servirle de comer a un Zeus disfrazado, carne humana. El líder del Olimpo, como castigo, resolvió convertirle en lobo.

La conocida historia griega no es un caso aislado. Transformaciones monstruosas y animalescas también aparecen en otros relatos como consecuencia de una fuerte transgresión de ciertas normas sociales. Ejemplo de ello es el caso del Wendigoun espíritu maligno y monstruoso que aparece en las leyendas de los pueblos algonquinos. Criatura en la que se transformarían quienes, como en el ejemplo de Licaón, hubieran probado la carne humana.

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Algo similar sucede con el Skinwalker, criatura común entre los relatos del pueblo navajo. Un cambiapieles que en este caso, realizaría todas las transgresiones sociales que uno pudiera imaginar: canibalismo, necrofilia  e incesto quizás serían los ejemplos más notorios.

Maldiciones

Como vemos, en los casos en los que se produce una transformación como parte de un castigo, esto se da de forma involuntaria. Sucede lo mismo con las maldiciones, creencia que incluso hasta día de hoy continúa viva en algunos lugares.

Algunos individuos nacerían ya con la maldición, según algunas creencias, por haber venido al mundo en determinadas fechas o ser el séptimo hijo del mismo sexo. Por ejemplo, en Rusia y algunas zonas de Alemania existe la creencia de que si de siete vástagos, las siete eran mujeres… una de ellas debía de ser una mujer loba.

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Transformaciones monstruosas

Este tipo de creencias no son únicamente propias de lugares en donde hubiera lobos, sino que en las regiones en donde éste no fuera uno de los depredadores endémicos, surgieron leyendas y creencias similares protagonizadas por otras bestias. Así, se han podido documentar creencias sobre hombres leopardo y hombres cocodrilo en África, hombres tigre en la India y hasta hombres tiburón.