Hace decenios que el destacado astrónomo soviético Iósif Shklovski describió un experimento mental sobre un ataque de los marcianos contra la Tierra.
En su libro ‘Universo. Vida. Mente’ el famoso científico indicó que en el caso del imaginado ataque, los marcianos no se habrían dado cuenta de cómo es la agricultura y las grandes ciudades de la Tierra, ni de que la gente tala sus bosques, ni siquiera de que se llevan a cabo pruebas nucleares.
Lo único que habrían entendido los supuestos extraterrestres al notar la presencia del oxígeno en la atmósfera sería el hecho de que el planeta tiene su biosfera, según manifestó Shklovski.
Para que un planeta sea habitable, además de oxígeno, su atmósfera debe contener ozono, agua, metano y dióxido de carbono. Los supuestos marcianos desarrollados podrían detectar su presencia tras mandar sondas hacia la órbita terrestre. No obstante, una civilización que se encuentre a un nivel técnico comparable al nuestro todavía no será capaz de hacerlo, según explica a Sputnik el astrónomo Evgueni Semenko.
En los años 1960 y 1970 Shklovski afirmaba que para saber algo de los humanos, bastaba escuchar las ondas radiales provenientes de la Tierra. Entonces la televisión experimentaba un auge intenso y las señales televisivas fluían libremente por el espacio.
Durante las últimas décadas, la televisión está cediendo terreno a las tecnologías digitales. Por consiguiente, la radiación electromagnética, relacionada con las señales, se ve escondida en los cables extendidos debajo de la superficie terrestre.
Por lo tanto, para los posibles marcianos, ahora sería mucho más difícil registrar alguna señal que venga de la Tierra.
“Con el tiempo llegaremos a ser una civilización más desarrollada y aún menos visible para un observador ajeno. Se podrá registrar nuestra actividad solamente estando cerca de la Tierra”, indica Semenko.
Por su parte, la humanidad todavía no es capaz de mandar voluntariamente señales seguras al espacio. Por ejemplo, los mensajes enviados durante el proyecto SETI todavía ni siquiera han superado una distancia de 30 años luz.
Utilizar láser para enviar señales tampoco sería eficaz en la etapa actual, ya que su luz será totalmente insignificante en comparación con la del Sol.
En cuanto a los aparatos espaciales, tampoco se percibirán fácilmente debido a su pequeño tamaño. La Estación Espacial Internacional, numerosos satélites y toneladas de chatarra espacial, asimismo, se pueden avistar solamente desde una distancia muy corta —en la escala cósmica.
Semenko concluye que la tecnología actual no permite que los humanos manden señales que les permitan contactar con las supuestas civilizaciones extraterrestres. Mientras tanto, las señales que logran enviar actualmente tardarían unos doscientos años en recibir una respuesta.
Por lo tanto, la posibilidad de encontrar otra civilización en nuestra galaxia —si existe alguna— es extremadamente baja. Incluso si los humanos u otra civilización logran recibir y descifrar señales, las últimas ya habrán tardado centenares de años en llegar. Y este plazo basta para que una civilización experimente unos cambios fundamentales o incluso haya desaparecido.
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