La estación meteorológica secreta de los nazis en Canadá, descubierta 36 años después del fin de la guerra

La estación meteorológica secreta de los nazis en Canadá, descubierta 36 años después del fin de la guerra
La estación meteorológica secreta de los nazis en Canadá, descubierta 36 años después del fin de la guerra
La Segunda Guerra Mundial fue no solo una batalla por los recursos y el territorio, también fue una guerra en la que la información jugó un papel muy importante, con todas las partes en conflicto implicadas en operaciones de inteligencia y contra-inteigencia.
Uno de los aspectos más importantes era laprevisión meteorológica, algo que podía determinar las condiciones de las operaciones navales y aéreas, ya fuera como medio de ocultamiento de convoyes o de visibilidad para los bombardeos.
Los alíados llevaban cierta ventaja en este aspecto, con una amplia red de estaciones meteorológicas desplegadas en Norteamérica, Groenlandia e Islandia durante los primeros años de la guerra, que les permitía efectuar pronósticos con un acierto muy superior al de los alemanes.
Por ello los alemanes utilizaron aviones especificamente modificados, barcos y submarinos para recopilar la información meteorológica que de otro modo no podían obtener. No obstante estas misiones en el Atlántico Norte resultaron ser peligrosas y poco rentables, con numerosos buques y submarinos descubiertos y hundidos por los aliados. Pronto se dieron cuenta de que necesitaban una manera de obtener la misma cantidad de información que sus enemigos, pero había un problema, para ello tenían que tener estaciones instaladas en suelo norteamericano.
La compañía Siemens fue la encargada de desarrollar una estación meteorológica que pudiese enviar datos de manera automática cada tres horas, a través de ondas de radio. La llamaron Wetter-Funkgerät Land (WFL) y se fabricaron hasta 26 unidades. Catorce de ellas fueron colocadas en las regiones árticas y subárticas, incluyendo Groenlandia. Otras cinco se situaron en las costas del Mar de Barents. Y dos más tuvieron como destino nada menos que América del Norte.
Todas ellas estaban equipadas con sistemas de medición especializada, con dos mástiles que incluían un anemómetro y un dispositivo de telemetría, accionadas por baterías recargables de níquel-cadmio que aguantaban un máximo de seis meses.
El U-537 en la bahía de Martin, foto realizada desde la ubicación de la estación
Solo una de las estaciones norteamericanas pudo ser correctamente instalada. Para ello utilizaron el submarino U-537, al mando del capitán Peter Schrewe y con dos meteorólogos a bordo encargados de armar la estación. El viaje fue ciertamente accidentado, incluyendo el choque contra un iceberg que le hizo perder su arma antiaérea y una fuga en el casco, con lo cual no le era posible sumergirse.
El 22 de octubre de 1943 arribó en tales condiciones a la costa norte de Labrador, en Canadá, fondeando en la bahía de Martin. Tras explorar la costa y comprobar que no existían asentamientos inuit procedieron a instalar la estación meteorológica en la península de Hutton, transportando las piezas en balsas inflables desde la cubierta del submarino.
La estación meteorológica alemana en su ubicación final
La estación llevaba el logotipo de una empresa ficticia, el inexistente servicio meteorológico canadiense. Para que fuera más creíble dejaron a su alrededor cajetillas vacías de cigarrillos norteamericanos, por lo menos para confundir a la población civil que pudiera toparse con el artefacto. El lugar elegido en realidad formaba parte del Dominio de Terranova, que no pasaría a formar parte de Canadá hasta 1949.
28 horas después el U-537 emprendía el regreso a casa. A la altura del Gran Banco de Terranova se encontraron con una patrullera y varios aviones de combate canadienses, que realizaron tres ataques sobre el submarino, sin conseguir hundirlo. El 8 de diciembre, tras 70 días en el mar, el U-537 estaba de vuelta en el puerto de Lorient, Francia. Su destino final lo encontró en las Indias Orientales Holandesas, donde lo hundió el USS Flounder estadounidense.
La estación tal y como se puede ver hoy en el Museo de la Guerra
Pero la estación meteorológica tuvo mejor suerte. Durante toda la guerra envió información a los alemanes hasta que, al final del conflicto, quedó abandonada. En 1977 el geomorfologista Perter Johnson estaba realizando una investigación cerca de la bahía de Martin cuando se topó con el artefacto. Pensando que debía tratarse de un puesto militar canadiense no le dió mayor importancia.
Casi al mismo tiempo un ingeniero de Siemens retirado llamado Franz Selinger, que estaba escribiendo una historia de la empresa, descubrió documentos en los que se revelaba la existencia de la estación meteorológica secreta y lo notificó al gobierno canadiense.
Su descubrimiento oficial se produjo en 1981, exactamente en el mismo lugar donde los alemanes la habían dejado. Fue desmontada y trasladada al Museo de la Guerra en Ottawa, donde se puede ver en la actualidad.
Que más legados pueden seguir ocultos hoy en día?