La fascinante mina perdida de Ofir, el oro del rey Salomón

La fascinante mina perdida de Ofir, el oro del rey Salomón
Habiendo gobernado alrededor del año 970 a.c. el legendario rey Salomón es posiblemente uno de los personajes más recordados dentro de las páginas del Antiguo Testamento. El tercer rey de Israel, fue un gobernante de renombre que supervisó el crecimiento de un solo estado, en una venerable superpotencia de Medio Oriente en tiempos bíblicos. Uno de los mayores misterios que le rodean y del que se habla hasta el día de hoy, es su inmensa riqueza de oro que, según los historiadores, provenía de la mina perdida de Ofir, en algún lugar del Medio Oriente.
Según los estándares actuales, Salomón tenía fama de poseer una fortuna personal de más de 60 billones de dólares. Gran parte de esta en forma de oro puro. Al final de su soberanía, las estimaciones indicaban que poseía alrededor de 500 toneladas de oro. El templo del rey, estaba adornado con oro, dentro del palacio, los constructores hicieron el trono con una combinación de oro y marfil y un escabel de oro descansaba en su base, además, dirigiéndose a su trono, una docena de réplicas de leones de tamaño natural formaban una guardia de honor a lo largo del camino.
Desafortunadamente para los historiadores (Y para todos los que amamos los misterios), la Biblia nunca brindó detalles sobre la ubicación de la mina de Ofir del rey Salomón. Los eruditos creen que Salomón trabajó con otro regente, un rey fenicio de nombre Hiram, para adquirir grandes cantidades de oro.
Pero ¿Cuáles se consideran las posibles locaciones de las increíbles minas?
Existen diversas teorías sobre la ubicación de las minas del Rey Salomón, algunas más creíbles que otras:
– ÁFRICA: Tomé Lopes es más conocido hoy por ser el escritor del famoso explorador portugués Vasco de Gama. Lopes propuso que Ofir era un nombre original, ciertamente antiguo, para Gran Zimbabwe. Durante el período del Renacimiento, este fue el eje central de todo el comercio de oro africano. Los arqueólogos han fechado las ruinas de esta región hasta la época medieval, y posiblemente no puedan derivarse de Salomón.
– ASIA: Los Dravidianos eran muy conocidos por su oro, marfil y piedras preciosas en la antigüedad, el sándalo era exclusivo del sur de la India, de donde se decía provenían los dravidianos. Los historiadores apoyan esta conclusión al creer que ciertas palabras en algunas áreas tienen un origen común en la Biblia hebrea. El autor del libro “Colección General de Documentos Relativos a las Islas Filipinas” describe el método requerido para encontrar Ofir. Viajando primero desde el Cabo Buena Esperanza a la India, desde allí a Birmania, Sumartra, luego a Moluccas, Borneo, Sulu y luego a China. Según esta afirmación, Ofir existe entre China hacia el mar y muchas islas. Esto excluiría a Japón y Taiwán como opciones, y haría a Filipinas una opción más viable.
– LAS AMÉRICAS: Aproximadamente 50 años después de que se publicara la Colección General de Documentos Relativos a las Islas Filipinas, Benito Arias Montano sugirió que los peruanos nativos eran descendientes de las tribus Ofir. Él creía que la provincia de Yucatán compartía un nombre con el padre de Ofir, Ioktan. Los partidarios de las conexiones precolombinas entre Eurasia y América del Sur disputan la noción de Perú a favor de Brasil.
El paradero de la famosa mina es desconocida, pero uno de los hechos revelados en las páginas de la Biblia fue que cada viaje para encontrar Ofir comenzaba en el mismo lugar: El puerto de Ezión Geber en el Mar Rojo. No fue solo el oro que vino a Israel desde Ofir, también hubo cuentas y registros de pavos reales, simios, especias y sándalo.
¿Una mala traducción?
Hay quienes creen que la razón por la cual la mina perdida de Ofir aún no se ha descubierto es que el verdadero nombre se perdió en la traducción. La Biblia fue escrita originalmente en hebreo y fue traducida al griego, después fue traducido al latín y eventualmente al inglés. En griego, el nombre Ofir (Ophir) tiene orígenes de la palabra “Ophis” que significa “serpiente”. Como la palabra griega para serpiente es “Saraph”, es probable que Ofir fuera un lugar que los hebreos nombraron, y no los griegos.
Por su parte, los estudios de la Biblia revelan un hecho interesante. Aparentemente, los viajes de ida y vuelta a Ofir tomaban 3 años. Donde sea que esté, obviamente no podía estar cerca de Ezión Geber. Por lo tanto, los barcos que salían del puerto necesitarían pasar el Mar Arábigo y entrar en el Océano Índico. Ofir realmente debería existir en algún lugar dentro de ese cuerpo de agua.
Aunque muchos arqueólogos afirman haber encontrado la fabulosa mina perdida de Ofir, no se han presentado pruebas concluyentes, por lo tanto, su ubicación sigue siendo todo un maravilloso misterio aún por revelar ¿Cuándo llegará es momento?