Los guardianes invisibles de Val Camonica

Los guardianes invisibles de Val Camonica

Luego de muchos viajes a Italia, finalmente, pude alcanzar el yacimiento arqueológico de Val Camonica. Era un viejo pendiente. Desde que en mi adolescencia conocí las teorías de Erich von Däniken sobre los enigmáticos petroglifos del valle italiano, uno de los más extensos en los Alpes, quise visitar el lugar, un paraje de ensueño emplazado en la Lombardía, entre las provincias de Brescia y Bérgamo.

Mi querido Filippo Sarpa y otros investigadores italianos, como Andrea Dal Bon y Roberto Lombardini, ya habían estado en la zona recopilando distintos testimonios de avistamientos ovni, una constante en enclaves con tanta historia como Val Camonica. Pero, ¿por qué? Tal vez, el fenómeno que se reporta en estos centros arqueológicos esconde un vínculo con los “dioses” de la antigüedad… 

Fue así que en julio de 2022 se formó un grupo internacional, de unas cuarenta personas, para visitar este auténtico lugar de contacto. Recorrimos cada rincón que esgrimiera las maravillosas incisiones rupestres, compartimos una conferencia en el museo local y, desde luego, vigilamos el cielo acuciosamente durante nuestra excursión. Efectivamente, en el lugar se desarrolla una importante actividad ovni. Contemplamos el veloz y errático paso de distintas luces plateadas y doradas que irrumpieron en la noche estrellada, arrojando hermosos pulsos radiantes que estaban fantásticamente sincronizados con nuestros pensamientos y conversaciones. Una interacción con “ellos” en toda regla. Pero hubo algo más que llamó poderosamente mi atención.

Durante nuestras caminatas en el bosque percibimos una clara presencia. Era la sensación de estar siendo acompañados y vigilados por “algo”, muy poderosa, lejos de cualquier pensamiento mágico o sugestión. Algunos, incluso, llegaron a ver al visitante, una alta figura, ataviada como un viejo chamán con ornamentos y adornos sobre su cabeza. Aquello nos observaba en silencio, con autoridad, haciéndonos sentir que los visitantes éramos nosotros y no él. ¿De qué se trataba?

Grande fue nuestra sorpresa cuando autoridades vinculadas al museo de Val Camonica nos confesaron que sabían de la existencia de ese “guardián”…

Lo hemos visto caminando en medio del bosque. Incluso, su imagen ha surgido en medio del fuego durante alguna ceremonia ancestral celebrada en el parque, cerca de la piedra mayor de petroglifos. Le llamamos Cernunnos”, me dijeron a boca de jarro.

Cernunnos es una entidad de la mitología celta, asociada a la protección de los animales y lugares de naturaleza. Se le suele representar con cuernos de ciervo, una vieja costumbre chamánica que nos lleva a la conexión espiritual con ciertos animales, su símbolo y mensaje, así como el secreto de ciertos clanes tribales integrados al “Totem”. Sea como sea, “algo”, o “alguien”, desde otro plano de realidad, se ha estado manifestando en este santuario arqueológico. Y un detalle no menor: estas manifestaciones parecen estar conectadas con las apariciones de ovnis.

La explicación más sencilla, desde un punto de vista ufológico convencional, es que el fenómeno ovni no tiene necesariamente un vínculo con la presencia de un “ente espiritual”, ajeno a la hipótesis extraterrestre de los ocupantes de los ovnis. Sin embargo, considero que en los lugares de contacto convergen distintas realidades en donde todo es posible. Independientemente de la naturaleza extraterrestre o interdimensional que yace tras el incómodo porcentaje inexplicado de los ovnis, hay otras fuentes de manifestación que podrían estar “conectadas”, actuando en conjunto, e incluso ser “ecos” de una “fuente” desconocida. Una “fuente” que los antiguos habitantes de Val Camonica conocían, y muy bien.

Creo que la clave está en los petroglifos más antiguos. Y, aunque no comparto al pie de la letra las interpretaciones del bueno de Däniken, resulta evidente que “algo” interactuó con los antiguos chamanes de los Alpes italianos.

La Concarena, majestuosa montaña que vigila las incisiones rupestres de Val Camonica.

 

Cuando las piedras hablan

Los petroglifos de Val Camonica cubren la friolera de un periodo de 10.000 años. Se estiman que son más de 300.000 grabados, por lo tanto nos hallamos ante la colección de arte rupestre más grande del mundo (declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1979), una auténtica biblioteca o nave del tiempo que nos hará viajar desde el Paleolítico Superior hasta el Siglo XIX. Desde luego, me fue imposible examinar todos los grabados, así que acudí a los más representativos, especialmente aquellos que se realizaron hace miles de años y muestran escenas desconcertantes, como por ejemplo, la famosa imagen de los “astronautas”, hoy muy desgastada, ajena a la vista del público por su difícil ubicación en una gran roca que ladea un precipicio. Pero logramos llegar al lugar. Examinamos los símbolos. Y estos nos “hablaron”…

A continuación, les comparto algunas fotografías de nuestra inolvidable expedición a Val Camonica. Una imagen vale más que mil palabras.

 

Examinando el símbolo de la Rosa de Camunian y el supuesto “chamán-guerrero”.

 

La Rosa de Camunian es un culto ancestral, milenario, que a decir del afamado arqueólogo Emmanuel Anati era un símbolo solar conectado con los movimientos astrales. En Val Camonica hay al menos 84 grabados de este símbolo, con distintas variaciones. Actualmente es el emblema de Lombardía.

 

¿Erosión natural o un canal moldeado por los antiguos para controlar cursos de agua?

 

Laberintos y espirales.

 

Los guardianes gigantes.

 

El ser del triángulo.

 

Así se ven hoy los “astronautas” de Val Camonica.

 

Cernunnos.

Por Ricardo González 

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