La tierra tiene un calendario bíblico: Profecía del fin del mundo se relaciona con la astronomía

La tierra tiene un calendario bíblico: Profecía del fin del mundo se relaciona con la astronomía

Profecía del fin del mundo se cumplirá pronto

Aunque para muchos las profecías no existen, no podemos evitar que todo lo que está sucediendo tiene que ver con las palabras dichas por nuestros antepasados, desde Nostradamus hasta los textos más antiguos de la tierra. Los sumerios escribieron sobre el posible fin del mundo como consecuencia de un impacto interplanetario, Nibiru llegará a nuestro sistema solar y acabará con todo lo que conocemos, al menos eso es lo que se dicen en esos manuscritos. Por otro lado, tenemos a la biblia, otro texto antiguo en el cual se han encontrado varias profecías.

Saul Kullock es un científico argentino que decidió hacer una serie de investigaciones es Israel, entre ellas, su libro más sagrado: La biblia. Él dice que allí hay muchísima información comparativa que nos lleva a un calendario natural, es decir, ese manuscrito contiene la fecha exacta en la que todos moriremos, pero además, alega que esta tiene una conexión bastante estrecha con la astronomía. Es como si cada paso que dieron nuestros antepasados y que fueron plasmados en el libro sagrado estuviera unido con el eje de nuestro planeta y de cada uno de los cuerpos celestes existentes en el universo.

Las pruebas de la profecía están en la biblia y en la astronomía

Y es que para Kullock, no se trata de una sola profecía, sino de todas aquellas contempladas en el libro sagrado. Cada evento pasado y que está por pasar está conectado con el universo, con el espacio exterior. La inclinación de nuestro cuerpo celeste combinado con los años de las situaciones importante en la biblia nos dan dígitos únicos, fechas próximas que nos revelan el día el juicio final. Sin duda alguna, todos nosotros, hasta el último ser vivo de nuestro planeta está ligado al cosmos, venimos de él después de todo y estas son las pruebas verídicas de que algo fuerte está cerca.

Los científicos y los creyentes se niegan a aceptar este hecho por miedo.