Tras Los Pasos Del Gato De Schrödinger: Cómo Los Fractales Y La Física Cuántica Pueden Explicar El Misterio De La Conciencia

Tras los pasos del gato de Schrödinger: cómo los fractales y la física cuántica pueden explicar el misterio de la conciencia 1

La conciencia es una de las cosas más asombrosas e incomprensibles del mundo. ¿De dónde viene y cómo se relaciona con nuestro cerebro y cuerpo? Todavía no hay respuestas definitivas a estas preguntas, pero hay varias hipótesis y teorías. Una de las más inusuales y controvertidas es la teoría de la conciencia cuántica.

Según esta teoría, la conciencia surge de los procesos cuánticos que ocurren en las neuronas, las células cerebrales. Las neuronas forman una red compleja que transmite señales eléctricas entre diferentes partes del cerebro. Pero dentro de cada neurona hay estructuras aún más sutiles: los microtúbulos. Llevan varias sustancias dentro de la célula y participan en su división.

Los microtúbulos tienen una forma especial: un fractal. Un fractal es un patrón que se repite indefinidamente a diferentes escalas. Por ejemplo, si miras una flor de coliflor o una rama de helecho, verás que están formadas por las mismas formas que se repiten cada vez menos. Los fractales se pueden encontrar en la naturaleza, en el arte y la tecnología.

Los fractales no son objetos bidimensionales o tridimensionales, sino que ocupan una posición intermedia. Su dimensión puede ser fraccionaria, por ejemplo, 1,5 o 2,8. Esto significa que tienen un área finita pero un perímetro infinito.

Los autores de la teoría de la conciencia cuántica, el físico Roger Penrose y el anestesista Stuart Hameroff, creen que la forma fractal de los microtúbulos les permite mantener los efectos cuánticos a temperatura ambiente. Los efectos cuánticos son fenómenos especiales que ocurren a nivel de átomos y electrones. No obedecen las leyes habituales de la física y tienen muchas propiedades extrañas.

Por ejemplo, las partículas cuánticas pueden estar en dos o más estados al mismo tiempo; por ejemplo, estar vivas y muertas, como el famoso gato de Schrödinger. Además, las partículas cuánticas pueden entrelazarse , es decir, conectarse entre sí a distancia. Si cambia el estado de una partícula entrelazada, entonces su compañero cambiará inmediatamente su estado en consecuencia.

Penrose y Hameroff creen que los procesos cuánticos en los microtúbulos crean conciencia. Explican esto diciendo que la física cuántica brinda una oportunidad para la complejidad y la incertidumbre. Esto puede ser necesario para explicar fenómenos como el libre albedrío, la creatividad y la intuición.

Sin embargo, esta teoría no cuenta con un amplio apoyo en la comunidad científica. Muchos científicos lo consideran acientífico e imposible. Indican que los efectos cuánticos son muy frágiles y desaparecen rápidamente cuando se exponen al medio ambiente. Dado que nuestros cerebros funcionan a temperatura ambiente y están constantemente expuestos a ruidos e interferencias, no pueden mantener los procesos cuánticos durante el tiempo suficiente.

Además, no hay datos experimentales que confirmen o refuten la teoría de la conciencia cuántica. Todavía no podemos medir el comportamiento de las partículas cuánticas en el cerebro, si es que existen. Por lo tanto, esta teoría sigue siendo solo una hipótesis sin evidencia.

Pero esto puede cambiar en el futuro. Algunos científicos están tratando de probar los principios de la teoría cuántica de la conciencia en el laboratorio. Crean estructuras fractales a partir de partículas cuánticas y miden sus estados y movimientos.

Por ejemplo, un grupo de científicos de China y los Países Bajos realizó un experimento con fotones, partículas de luz. Crearon redes fractales en miniatura de guías de ondas ópticas, delgados tubos de vidrio a través de los cuales se propaga la luz. Dispararon fotones a estas redes y las observaron moverse a través de los patrones fractales.

Descubrieron que los fractales cuánticos se comportan de manera diferente a los fractales clásicos. La distribución cuántica de la luz sobre una red fractal depende de su tamaño y forma. Esto podría proporcionar una nueva perspectiva sobre cómo pueden existir efectos cuánticos en estructuras complejas.

Esta investigación es el primer paso para probar o refutar la teoría de la conciencia cuántica. Si podemos comparar los resultados de los experimentos de laboratorio con las mediciones de la actividad cerebral, podemos aprender la verdad sobre la naturaleza de la conciencia.

Este trabajo también puede tener profundas implicaciones para la unificación de la física, las matemáticas y la biología. Los científicos podrán abrir nuevos horizontes para comprender el mundo que nos rodea y el mundo en nuestras cabezas.

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