¿Qué es la mente? ¿Dónde reside? ¿Cómo interactúa con el mundo físico? Estas son algunas de las preguntas que han fascinado a filósofos, científicos y gente común durante siglos.
La visión tradicional es que la mente es un producto del cerebro y que las experiencias mentales están confinadas al cráneo y al cuerpo. Sin embargo, esta visión se ve cada vez más cuestionada por nuevas evidencias y perspectivas que sugieren que la mente es más que el cerebro y que puede extenderse más allá del cuerpo y hacia el medio ambiente.
Uno de los defensores de este punto de vista es Dan Siegel, profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la UCLA y autor de Mind: A Journey to the Heart of Being Human .
Él define la mente como “el proceso emergente de autoorganización, tanto encarnado como relacional, que regula el flujo de energía e información dentro y entre nosotros”.
Según Siegel, la mente no es solo un fenómeno subjetivo, sino también objetivo que se puede observar y medir. Argumenta que la mente está formada por factores tanto internos como externos, como las hormonas, los neurotransmisores, el sistema inmunológico, la postura, la respiración, las interacciones sociales, la cultura e incluso la historia.
También afirma que la mente tiene un papel en la creación de la realidad, al influir en cómo percibimos e interpretamos el mundo.
Otra perspectiva que desafía el límite mente-cerebro-cuerpo es la de la cognición incorporada, que es una rama de la ciencia cognitiva que estudia cómo los estados y acciones corporales afectan los procesos mentales.
La cognición incorporada sugiere que la cognición no es solo una cuestión de símbolos y representaciones abstractas en el cerebro, sino también una cuestión de experiencias sensoriomotoras e interacciones con el entorno.
Por ejemplo, los estudios han demostrado que los gestos pueden facilitar la resolución de problemas, la memoria y el lenguaje; que los movimientos físicos pueden influir en las emociones y actitudes; que las metáforas se basan en experiencias corporales; y que las herramientas y tecnologías pueden ampliar nuestras capacidades cognitivas.
Una tercera perspectiva que cuestiona los límites de la mente es la de la mente extendida, que es una teoría filosófica que propone que algunos aspectos de la mente no están ubicados en la cabeza o el cuerpo, sino en objetos o sistemas externos.
Esta teoría fue propuesta por primera vez por Andy Clark y David Chalmers en su famoso artículo “The Extended Mind”.
Según Clark y Chalmers, algunos objetos y dispositivos externos pueden convertirse en parte de nuestro sistema cognitivo, tal como lo son nuestros cerebros y cuerpos, si juegan un papel similar en nuestros procesos mentales. En otras palabras, la mente no es una entidad fija, sino dinámica y distribuida que puede incorporar varias herramientas y recursos que usamos para pensar.
Para ilustrar su punto, Clark y Chalmers presentaron un experimento mental con dos personajes, Inga y Otto, que quieren ir al Museo de Arte Moderno de la ciudad de Nueva York.
Inga tiene una memoria normal y recuerda la dirección del museo de su mente. Otto tiene la enfermedad de Alzheimer y se apoya en un cuaderno donde anota información importante. Consulta su cuaderno para encontrar la dirección del museo.
Clark y Chammers afirmaron que no existe una diferencia relevante entre la memoria de Inga y el cuaderno de Otto, ya que ambos sirven como fuentes de información accesibles, confiables y respaldadas por sus usuarios. Por lo tanto, concluyeron que el cuaderno de Otto es parte de su mente extendida, así como la memoria de Inga es parte de su mente interna.
El artículo de Clark y Chalmers provocó un animado debate en la filosofía de la mente y la ciencia cognitiva, así como en otras disciplinas como la psicología, la sociología, la antropología y la educación.
Algunos críticos desafiaron sus argumentos sobre bases empíricas, conceptuales o normativas, mientras que algunos partidarios desarrollaron y refinaron sus ideas en varias direcciones. El documento también inspiró muchos estudios empíricos que investigaron cómo los humanos usan artefactos y tecnologías externos para mejorar sus habilidades cognitivas y su rendimiento.
La tesis de la mente extendida se ha convertido en uno de los puntos de vista más influyentes y controvertidos de la filosofía de la mente contemporánea, ya que desafía nuestras suposiciones sobre qué constituye una mente, dónde se encuentra y cómo interactúa con el mundo.
La mente no se limita a nuestro cerebro o nuestro cuerpo, sino que se extiende mucho más allá de ellos. La mente es un proceso complejo y emergente que involucra tanto factores internos como externos. La mente es también una fuerza creativa e influyente que construye la realidad. La mente es más de lo que pensamos que es.
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