Científico propone “infectar” la Vía Láctea con vida terrestre

El Proyecto Génesis se basa en el supuesto de que hay muchos planetas en la Vía Láctea que son aptos para albergar vida, pero que aún no la han desarrollado.
Gros llama a estos planetas “habituales transitoriamente”, lo que significa que tienen las condiciones adecuadas para que surja la vida, como agua líquida, un clima estable y una atmósfera protectora, pero carecen de la chispa que iniciaría el proceso de abiogénesis, o el origen. de vida a partir de materia no viva.
Gros sugiere que podríamos crear artificialmente esta chispa enviando sondas robóticas a estos planetas, transportando una carga de microorganismos, como bacterias, algas y hongos.
Estos microorganismos serían modificados genéticamente para ser compatibles con el medio ambiente local y poner en marcha una biosfera. Las sondas también llevarían una biblioteca de información genética que podría usarse para crear organismos más complejos en el futuro, como plantas y animales.
El objetivo del Proyecto Génesis no es colonizar estos planetas con seres humanos, sino enriquecerlos con vida y diversidad. Gros cree que esto sería un acto noble y altruista, además de un logro científico y cultural.
Sostiene que la vida es un fenómeno precioso y raro en el universo, y que tenemos el deber moral de preservarla y propagarla. También afirma que el Proyecto Génesis no interferiría con la evolución natural de la vida en estos planetas, sino que más bien la mejoraría.
Como Gros explicó anteriormente a Universe Today:
“El propósito del proyecto Génesis es ofrecer a la vida terrestre vías evolutivas alternativas en aquellos exoplanetas que son potencialmente habitables pero aún sin vida… Si tuvieras buenas condiciones, la vida simple puede desarrollarse muy rápidamente, pero la vida compleja lo pasará mal.
“Al menos en la Tierra, la vida compleja tardó mucho en llegar. La explosión cámbrica sólo ocurrió hace unos 500 millones de años, aproximadamente 4 mil millones de años después de que se formara la Tierra. Si damos a los planetas la oportunidad de acelerar la evolución, podemos darles la oportunidad de tener sus propias explosiones cámbricas”.
Sin embargo, el Proyecto Génesis no está exento de desafíos y riesgos.
Uno de los principales desafíos es identificar los planetas adecuados para sembrar vida. Gros estima que hay alrededor de 300 mil millones de estrellas en la Vía Láctea, y que alrededor del 10% de ellas tienen planetas en sus zonas habitables.
Sin embargo, no todos estos planetas son transitoriamente habitables, ya que es posible que algunos ya tengan vida o hayan perdido su habitabilidad debido a diversos factores. Por lo tanto, las sondas necesitarían realizar un análisis detallado de los planetas antes de decidir si desplegarán su carga o no.
Otro desafío es diseñar las sondas y los microorganismos que transportarían. Las sondas tendrían que ser pequeñas, rápidas y autónomas, capaces de viajar durante miles o millones de años a través del espacio interestelar y llegar a sus destinos de forma segura.
Los microorganismos tendrían que ser resilientes, adaptables y diversos, capaces de sobrevivir y prosperar en diferentes entornos y formar ecosistemas complejos. Gros propone utilizar biología sintética y técnicas de edición genética para crear estos microorganismos, pero reconoce que esto requeriría mucha investigación y experimentación.
Un tercer desafío es abordar las implicaciones éticas y sociales del Proyecto Génesis. Algunas personas pueden oponerse a la idea de interferir con otros planetas y alterar potencialmente su historia natural.
Algunos también pueden cuestionar los motivos e intenciones detrás del proyecto, y si está impulsado por curiosidad, arrogancia, arrogancia o preocupación por las posibles consecuencias de introducir vida terrestre en otros mundos, como desastres ecológicos, conflictos o competencia con formas de vida nativas ( si existen), o resultados evolutivos no deseados.
Gros reconoce estas preocupaciones, pero sostiene que vale la pena seguir adelante con el Proyecto Génesis. Sostiene que difundir la vida es un objetivo noble que trasciende los intereses nacionales o personales y que beneficiaría tanto a la humanidad como al universo.
Gros también afirma que el Proyecto Génesis es compatible con el principio de no interferencia, ya que sólo se centraría en planetas desprovistos de vida o con formas de vida muy simples.
Sugiere que el Proyecto Génesis podría fomentar un sentido de cooperación y responsabilidad global entre los humanos, así como una apreciación más profunda de la diversidad y el valor de la vida.
El planetólogo Claudius Gros cree que la humanidad tiene el potencial y la oportunidad de convertirse en una civilización “dadora de vida”, y que esto sería un legado digno para nuestra especie.
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