El cerebro humano sigue funcionando mucho después de la muerte, según un estudio

Según investigadores canadienses, la actividad cerebral persiste incluso después de la muerte clínica.

Cada uno de nosotros inevitablemente enfrenta preguntas sobre la naturaleza de la muerte y lo que ocurre después de que nuestro cuerpo deja de funcionar. Estudios recientes realizados en una unidad de cuidados intensivos canadienses han iluminado algunas facetas enigmáticas de este proceso.

El personal médico ha informado que la actividad cerebral de los pacientes persistió hasta siete minutos después de que se desconectaron sus sistemas de soporte vital y los médicos los declararon clínicamente muertos. Incluso cuando el corazón deja de latir rítmicamente y el cuerpo cesa todo movimiento, el cerebro continúa funcionando a su propio nivel.

El Dr. Sam Parnia, especialista en el estudio de la conciencia después de la muerte, ha subrayado la importancia de esta investigación. Destaca que el siguiente paso crucial para los científicos es idear métodos para monitorear la actividad cerebral durante la transición de la vida a la muerte.

Este conocimiento podría mejorar potencialmente la calidad de la reanimación y mitigar el riesgo de daño cerebral durante la recuperación cardíaca.

Además, los investigadores subrayan que la experiencia de la muerte de cada individuo puede ser única. Algunas personas que han sufrido un paro cardíaco han informado de nuevas capacidades mentales y percepciones distintivas. Estos acontecimientos nos ofrecen una nueva perspectiva sobre la esencia de la vida y la muerte.

El estudio también afirma que la conciencia puede persistir incluso después de un paro cardíaco, cuando el cerebro está al borde del cese. Esto implica que la conciencia de una persona puede permanecer activa, incluso si el cerebro funciona sólo durante unos minutos. En consecuencia, los pacientes pueden sufrir el momento en que son declarados fallecidos e incluso escuchar al personal médico discutirlo.

Otra revelación sorprendente es que ciertos individuos pueden sufrir múltiples episodios de muerte y renacimiento. Esto subraya la complejidad de determinar el momento exacto de la muerte.

El estudio profundiza en un minucioso análisis de lo que sucede en el cerebro humano durante cada uno de los siete minutos posteriores a la muerte. Desde recuerdos de la infancia hasta contemplaciones del carácter y las relaciones, cada minuto ejerce su influencia única en los pensamientos de una persona que se acerca al final.

Uno de los investigadores, Rajalakshmi Thevar, propuso que el minuto inicial después de la muerte podría ser un momento de calidez y reminiscencia de los momentos más conmovedores de la vida. Posteriormente, pasan a primer plano los recuerdos de la infancia, los primeros juegos y las amistades.

El tercer minuto está dedicado al amor y las relaciones íntimas, mientras que el cuarto gira en torno a momentos de soledad. El quinto minuto abarca recuerdos de experiencias de vida alegres, y el sexto minuto permite al individuo reflexionar sobre su carácter y sus interacciones con los demás.

El Dr. Parnia comentó los hallazgos y afirmó que, aunque la suposición anterior era que el cerebro sufría un daño permanente 10 minutos después de que el corazón deja de funcionar, el estudio descubrió que el cerebro podría mostrar signos de actividad por mucho más tiempo.

Concluyó diciendo: “Este es el primer gran estudio que muestra que estos recuerdos y cambios en las ondas cerebrales pueden ser signos de elementos universales y compartidos de las llamadas experiencias cercanas a la muerte”.

Estas revelaciones nos proporcionan nuevos conocimientos sobre el proceso de muerte y la esencia de la conciencia humana. También subrayan la necesidad de seguir explorando este ámbito y de crear métodos novedosos para hacer que la experiencia de un paro cardíaco sea menos angustiosa y más comprensible para quienes lo padecen.

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