2032: El Año en que la Tierra Enfrentará la Corriente de Meteoros que Desató el Apocalipsis Hace 12.800 Años
El cometa Encke es el protagonista de una de las lluvias de meteoros más espectaculares del Sistema Solar interior: las Táuridas, que suelen iluminar las noches de Halloween con su resplandor. Sin embargo, las Táuridas no son una sola lluvia, sino dos. La primera se origina en el cometa Encke, mientras que las llamadas Táuridas del Norte provienen del asteroide 2004 TG10. Este asteroide, con parámetros orbitales similares a los del cometa Encke, podría ser en realidad un gran fragmento del cometa que se rompió en varios pedazos hace más de 10.000 años.
Esta datación es inquietante, ya que nos conecta con la teoría de Graham Hancock, quien sugiere que fragmentos de un cometa fueron responsables de extinciones masivas en la Tierra. Según Hancock, estos eventos catastróficos podrían haber cambiado el curso de la historia de nuestro planeta, llevando a la desaparición de especies y alterando el clima de manera drástica.
En sus obras “Magos de los Dioses” (2015) y “América Antes” (2019), se narra la historia de un cometa gigante que originó la corriente de meteoros Táuridas. Se especula que fragmentos de este cometa fueron los responsables de un cataclismo global hace 12.800 años, un evento que cambió el curso de la historia de nuestro planeta.
La devastación no terminó ahí. Se cree que los restos de este cometa también causaron la catástrofe de Tunguska en 1908, cuando un asteroide explotó sobre Siberia, arrasando más de dos mil kilómetros cuadrados de bosque en un instante apocalíptico.
Ahora, en 2032, la Tierra se prepara para enfrentar nuevamente este peligro. Nuestro planeta atravesará una región especialmente densa del enjambre de meteoros de las Táuridas, un evento que podría traer consigo consecuencias impredecibles y potencialmente devastadoras.
En 2032, nuestro planeta se enfrentará a un fenómeno astronómico inquietante. Según los expertos, la Tierra atravesará una región especialmente densa del enjambre de meteoros de las Táuridas. Algunos de estos meteoros, con diámetros superiores a un kilómetro, podrían haber sido responsables de eventos catastróficos en el pasado remoto. Este paso podría desencadenar cambios climáticos drásticos, la extinción de grandes mamíferos y un enfriamiento global similar al conocido como Younger Dryas, ocurrido hace aproximadamente 12.800 años.
Táuridas: Una amenaza recurrente
Uno de los hallazgos más intrigantes que respaldan esta teoría proviene de Göbekli Tepe, un sitio arqueológico en Turquía que podría ser mucho más que un antiguo templo. Investigadores de la Universidad de Edimburgo han propuesto que las inscripciones en sus pilares podrían constituir uno de los primeros calendarios del mundo, diseñado para seguir los ciclos solares y lunares. Entre los grabados, hay símbolos que podrían representar eventos cósmicos, como el impacto de un cometa.
El sitio, que data de aproximadamente el 10,850 a.C., coincide con el periodo en el que un gran cometa habría impactado la Tierra, provocando una mini edad de hielo que duró alrededor de 1.200 años. Este enfriamiento abrupto podría haber llevado a las primeras civilizaciones humanas a desarrollar la agricultura y nuevas creencias religiosas para sobrevivir en un clima severo. Algunos creen que los habitantes de Göbekli Tepe registraron este impacto y que sus grabados reflejan una observación detallada del cielo, tal vez con la esperanza de evitar futuros desastres.
La idea de que los cometas y sus fragmentos puedan causar grandes desastres no es nueva. En la década de 1980, los científicos William Napier y Victor Clube identificaron grandes asteroides en la corriente de meteoros Táuridos, sugiriendo que estos podrían ser restos de un cometa mucho mayor. Este cometa, que se desintegró hace miles de años, es el origen del conocido Cometa Encke y de otros asteroides que cada año se acercan peligrosamente a la Tierra.
Astrónomos de Colombia e Italia, utilizando técnicas avanzadas de observación, han confirmado que el enjambre Táurido contiene hasta 88 grandes fragmentos, muchos de los cuales muestran actividad similar a la de los cometas. Según el astrónomo David Asher, en 2032 y 2036 la Tierra podría atravesar el núcleo de esta corriente, aumentando así la probabilidad de impactos significativos.
¿Estamos preparados?
La historia del cometa que impactó la Tierra hace 12.800 años nos recuerda que la humanidad siempre ha estado bajo la influencia de los fenómenos celestes. Con la llegada del año 2032, surge la inquietud sobre nuestra preparación para enfrentar un evento cósmico significativo. Aunque los científicos aseguran que las probabilidades de un impacto devastador son bajas, las consecuencias podrían ser desastrosas.
Actualmente, la ciencia espacial se centra en monitorear estos cuerpos celestes y en desarrollar estrategias de defensa planetaria. Sin embargo, a medida que nos acercamos al paso por la peligrosa región del enjambre Táurido, se hace más urgente la necesidad de estar preparados para lo peor. El investigador Ignacio Ferrín advierte que el enjambre “no es el fenómeno simple y benigno que solíamos pensar”.
La historia del Younger Dryas podría repetirse. Podríamos estar a solo unos años de descubrir nuestra vulnerabilidad ante los restos de un antiguo cometa que aún acecha en la vasta oscuridad del espacio.
Redacción por MundoOculto.es