¿A qué velocidad se están extendiendo las civilizaciones extraterrestres por la galaxia?
Un nuevo estudio sugiere que las formas de vida inteligentes pueden estar propagándose rápidamente por la Vía Láctea, colonizando sistemas estelares y creando esferas de influencia que crecen con el tiempo.
El estudio, publicado en The Astrophysical Journal, se basa en un modelo matemático que considera cómo evolucionan las civilizaciones e interactúan con su entorno. El modelo también incorpora la paradoja de Fermi, que pregunta por qué no hemos detectado todavía ningún signo de inteligencia extraterrestre (ETI).
Los autores del estudio, Jonathan Carroll-Nellenback de la Universidad de Rochester y sus colegas, sostienen que la paradoja de Fermi no es una paradoja en absoluto, sino más bien una consecuencia de la inmensidad del espacio y la velocidad finita de la luz.
Afirman que los ETI pueden ser muy comunes en la galaxia, pero sus señales y sondas tardan mucho en llegar hasta nosotros, y viceversa. Además, sugieren que las ETI pueden tener diferentes motivaciones y estrategias para explorar y colonizar la galaxia, lo que afecta su visibilidad para nosotros.
El estudio se basa en trabajos anteriores de Carl Sagan y William Newman, quienes propusieron en 1981 que las civilizaciones se expanden desde sus planetas de origen en capas esféricas que crecen a un ritmo constante. Sin embargo, Carroll-Nellenback y su equipo modificaron esta idea introduciendo dos nuevos factores: el frente de asentamiento y el frente de exploración.
El frente de asentamiento es el límite de la región donde una civilización ha establecido colonias permanentes. El frente de exploración es el límite de la región donde una civilización ha enviado sondas o barcos para investigar posibles mundos habitables.
El frente de asentamiento siempre va por detrás del frente de exploración, porque se necesita tiempo y recursos para establecer una colonia. La distancia entre los dos frentes depende de qué tan rápido una civilización pueda explorar y colonizar nuevos mundos, y cuánto tiempo les toma comunicarse entre sí.
El estudio también considera diferentes escenarios de cómo las civilizaciones interactúan entre sí. Por ejemplo, algunas civilizaciones pueden cooperar y compartir información, mientras que otras pueden competir y ocultar su presencia.
Algunas civilizaciones pueden permanecer cerca de sus planetas de origen, mientras que otras pueden aventurarse muy lejos. Algunas civilizaciones pueden durar mucho tiempo, mientras que otras pueden extinguirse o trascender a un estado de existencia diferente.
Los autores utilizaron simulaciones por computadora para probar cómo estos factores afectan la distribución y detectabilidad de ETI en la galaxia. Descubrieron que, en la mayoría de los escenarios, la galaxia se llena de esferas de influencia superpuestas que crecen con el tiempo.
Sin embargo, estas esferas no son necesariamente visibles para nosotros porque están demasiado lejos o son demasiado débiles para detectarlas. Los autores estiman que se necesitarían al menos 3 mil millones de años para que una civilización colonice toda la galaxia, e incluso más para que los notemos.
El estudio concluye que la paradoja de Fermi no es un argumento sólido contra la existencia de ETI, sino más bien un reflejo de nuestro conocimiento y perspectiva limitados.
Los autores sugieren que deberíamos seguir buscando signos de ETI, utilizando tecnologías tanto existentes como futuras, como radiotelescopios, telescopios ópticos, telescopios infrarrojos y sondas interestelares.
También recomiendan que estemos preparados para la posibilidad de encontrarnos con ETI que sean muy diferentes a nosotros, tanto en términos de su biología como de su cultura.
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