El Duende Del Hornillo En Zaragoza

Es uno de los casos más importantes de actividad paranormal que se ha producido en España. Cualquier persona que este en el mundo del terror y misterio en este país conoce este caso, aunque sea de manera superficial.

Sucedió en Zaragoza, una ciudad que esta dentro de lo que era la antigua corona de Aragón, un reino más antiguo incluso que la vieja España, la cual constituyó en el siglo XV su reina Isabel al casarse con un rey vecino llamado Fernando de Castilla, los cuales unieron ambos territorios poniendo inicio al periodo de expansión de España.

Antes de llegar a esa ciudad entrando por occidente, uno se encuentra con Monegros, lugar que sirvió para construir una de las mayores flotas de navíos de la historia.

Inmueble del nº 2 de la calle Gascón de Gotor donde se produjo el fenómeno

En 1588 el entonces Rey de España Felipe II, pensó que esa manía que tenían los ingleses de condecorar a piratas como si fuesen héroes y de ponerse de parte del enemigo en todas las disputas que tenía, había que resolverlo de manera poco amistosa. Y como era un hombre que no se arrugaba por nada por muy difícil que fuesen los obstáculos, pensó que no había mejor manera de acabar con el problema, que invadir la propia Inglaterra. Para ello, hizo construir una cantidad enorme de barcos, cuya madera era sacada de Monegros. Como la flota tenía que llevar un nombre tan rimbonbante como su proyecto, le pusieron el nombre de “Armada Invencible”.

Curiosos frente al inmueble

Más tarde, la climatología puso las cosas en su sitio y después de que esta estrellara unos cuantos barcos contra la costa, los almirantes españoles decidieron que era mejor regresar a casa. Pasado un tiempo, lo intentarían de nuevo unas cuantas veces dejando a Monegros convertido en un desierto de yeso, que actualmente prácticamente sólo sirve para disputar rallies de coches y motos. Los árboles y madera de ese lugar, sólo pueden encontrarse en los libros de historia y en el fondo del litoral irlandés y escocés, en donde encontraron la sepultura muchos barcos y sus tripulantes españoles.

Los investigadores en la «cocina encantada

Pegado a la ciudad, se encuentra el río mas caudaloso de España, poseedor de unos peces gigantescos llamados sirulos que llegan a pesar mas de 120 kilogramos. Aunque dicen que son herbívoros, pensar en bañarme en esas aguas y encontrarme a uno de ellos, no me deja muy tranquilo. Por cierto, el rio lleva el nombre de Ebro, al igual que la mayor batalla de la guerra civil española en donde hubo mas de 100 mil bajas y que a la postre, acabó con las aspiraciones del ejercito republicano que defendía al gobierno que había entonces.

Ya dentro de la ciudad, no debes perderte la catedral en honor de la virgen del Pilar. En su interior se encuentra su imagen, representada con una figura a la que llaman Pilarica, diminutivo acorde con su tamaño de escasos centímetros, mucho menor que su inmensa fama. Pero pronunciar una ofensa a esta virgen, es igual que hacérsela al propio maño, como así les llaman a los de ese lugar. Pero no os engañéis respecto a ellos, aunque hay personas de todo tipo como en cualquier lugar del mundo, en general el maño es noble, sincero y de buen corazón.

En el segundo piso de una de esas calles llamada Gascón de Gotor, sucedió en 1934 el hecho que os quería comentar. Pascuala Alcober la sirvienta de la casa, como era de costumbre, azuzó con un gancho el fuego de la cocina de carbón. Su sorpresa fue mayúscula cuando de su interior se escuchó una voz que decía: “¡Que me haces daño!”. Como os podréis imaginar, eso causo un gran impacto dentro de la casa y como la voz no cesaba, a  los dueños les pareció buena idea hacer reuniones en su hogar, con el fin de desentrañar el misterio. En ellas quedo demostrado, que lo que había dentro del hornillo, podía ver lo que pasaba en la casa, ya que en una ocasión llegó a decir el número de personas que estaban dentro de ella.

Este fenomeno se mantuvo “bajo control” dentro de la casa, pero algo sucedería a continuación cuya fama y temor se extendería mucho más allá de los límites de sus paredes. La madrugada del 15 de noviembre de 1934, unas carcajadas se escucharon en todo el edificio ocupado por 8 familias. Esto los despertó a todos y en vista de que no cesaban y que tampoco era una broma, lo pusieron en conocimiento de la policía. Días después, las fuerzas de seguridad realizaron una revisión exaustiva del edificio, para lo cual les ayudaría un arquitecto y un grupo de albañiles. Levantaran el piso de la cocina y revisaran pareces y techo buscando algún artilugio en su interior que revelara el engaño. Nada encontraron, pero si recibieron un buen susto, ya que del interior del edifico salían palabras indicándole al arquitecto que no se molestara en medir la chimenea que tenía 15 centímetros, para a continuación decirles: “¡Cuanta gente y cuantos guardas, que cobardía”.

Edificio «Duende» en la actualidad

Pero lo más sobrecogedor, fue la conversación que tuvo este ser con las fuerzas de seguridad. En ella le revelaba que no buscaba dinero, ni un trabajo y cuando el policía le pregunto directamente: “¿qué quieres?, hombre”, le respondió: “nada, no soy un hombre”.

Cada vez las frases eran mas inquietantes y amenazantes. A veces decía simplemente, “ya estoy aquí” pronunciado de manera que sonaba provocador y otras directamente lo hacía para ofender “ya estoy aquí cobardes”.

Como sospechaban que la causante de todo era la criada, la llevaron a un pantano lejos de la casa, sin embargo las voces no cesaron, más bien todo lo contrario.

Un periódico de Zaragoza, puso la noticia de lo que estaba sucediendo en ese edificio y pronto tuvo impacto mediático a nivel mundial. Las cámaras de la Fox y el periódico ingles The times, se hizo eco de la información. La multitud se congregó alrededor del edificio y las autoridades empezaron a preocuparse por el clima de crispación que se había extendido en la población.

El juez Pablo de Pablos encargado del caso, solicitó una comisión médica que le sirviera de consejero. El informe de la misma, sostenía que no había fraude, ni simulación y descartaron que la criada fuera la causante de las voces.

Para entonces, la noticia se había propagado por toda España y varios periódicos hacían extensas publicaciones sobre el caso.

Las autoridades que no terminaban de creérselo y temiendo ser ridiculizados, “sugirieron” a la prensa, que silenciaran lo sucedido mientras no se descubriera el causante de todo ese revuelo, lo cual nos puede hacer una idea de la libertad de expresión que había en la época.

Desbordado por la situación, el juez del caso cedió la investigación a Luis Fernando, que era el juez municipal. El 3 de diciembre de 1934 emitió el veredicto. Sostenía que todo lo sucedido, era un fenómeno psíquico similar a otros casos extraordinarios y que era de gran interés para la comunidad científica. Pero al no encontrarse responsables, el expediente se archivaba.

Ese mismo mes cesarían las voces, despidiéndose con frases tan escalofriantes como: “Cobardes, voy a matar a todos los vecinos de esta maldita casa!.

Actualmente no sabemos si cumplió con esa amenaza, pero si que ese mismo día murió Asunción Jiménez, una vecina próxima al lugar, que estaba practicando Ouija.

Años mas tarde y de manera esporádica, el fenómeno continuó pero con menor virulencia; sonaba un timbre  que nadie activaba, cosas que se movían de sitio o luces que se encendían y apagaban misteriosamente.

Con el tiempo el edificio fue demolido y en su lugar, desconocedores de su pasado, se construyó un bloque de apartamentos. Y como no había un nombre mejor para continuar con el misterio de este lugar, a la nueva construcción le pusieron el nombre de: “El edificio del DUENDE”

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