El hormigón romano: el antiguo material que se fortalece con el agua de mar

El hormigón romano: el antiguo material que se fortalece con el agua de mar
Las estructuras portuarias del Imperio Romano han resistido el paso del tiempo durante 2000 años. Mientras que los hormigones modernos suelen deteriorarse tras pocas décadas en contacto con el agua de mar, el romano se mantiene firme e incluso puede volverse más resistente.
La clave está en su fórmula única: una mezcla de cal viva, ceniza volcánica (puzolana) y agua de mar. Esta combinación genera una reacción química que forma, de manera continua, cristales de tobermorita en las pequeñas grietas del material. Estos cristales sellan y refuerzan la estructura, dotándola de una capacidad casi de autorreparación.
Recientes estudios realizados por científicos del MIT, Harvard y laboratorios europeos han demostrado que el uso de cal viva (óxido de calcio) en lugar de cal apagada provocaba reacciones exotérmicas al entrar en contacto con el agua salada, favoreciendo la formación de estructuras cristalinas ultraresistentes.
Este hallazgo no es solo una curiosidad histórica. Hoy ingenieros y químicos trabajan para adaptar esta técnica ancestral, buscando reducir la huella de carbono de la construcción y obtener infraestructuras marítimas de mayor duración. La solución a muchos de los desafíos constructivos modernos podría estar en un saber casi perdido de hace 2000 años.

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