El misterio detrás de la lanza del destino Hitler y el Centurión

 

Su nombre es citado por los evangelistas durante la historia del Sacrificio del Salvador en la Cruz. Su arma se llamó «Lanza del destino» y se transformó no solamente en una reliquia notable. Sino además en uno de los símbolos más sagrados del cristianismo. Y su memoria se conmemora el 29 de octubre de cada año. El enigma detrás de la lanza del destino Hitler y el Centurión

En la noche del 11 al 12 de marzo de 1938, las tropas alemanas, concentradas de antemano en la frontera. Ingresaron al territorio de Austria conforme con el plan «Otto«. Así tuvo sitio el Anschluss: la toma de posesión de Austria por porción de Hitler, antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. En ese instante, escasos podrían haber imaginado que uno de los objetivos misterios de Hitler era el museo del Hofburg. Habiendo aparecido allí en persona, el Führer se aproximó a una de las exhibiciones. Y arrancándose nerviosamente el guante, toco la antigua punta de la lanza con las manos temblorosa.

La Lanza del Destino El objeto codiciado por Hitler

Lanza del destino: así la llamó Hitler, considerándola un objeto que le daría poder encima del planeta. Lanza de Longinus the Centurión: bajo este nombre entró en la conciencia cristiana, impresa para continuamente como un aparato de la Pasión de Cristo.

Hitler y su enigmatica búsqueda de la lanza del destino, hitler afirmaba que si llegaba a tener la lanza del destino podría gobernar el planeta. El enigma detrás de la lanza del destino Hitler y el Centurión

Copias: así se reflejó esta lanza en la liturgia ortodoxa, porque es con una semejanza reducida de esta lanza que el sacerdote ortodoxo toma una parte del Cordero, el pan litúrgico, que durante la liturgia se transforma en el Cuerpo de Cristo. Longino el centurión es uno de los primeros santos del cristianismo. Es uno de los escasos de los que nos hablan los evangelistas, Mateo, Marcos y, más detalladamente, Juan. Simultáneamente, los datos sobre él es gran cantidad escasa.

El nombre «Longino» procede del vocablo latino «lanza»: señala el dominio hábil de esta arma y el hecho de que el destino combinó la vida del centurión romano y la lanza con la que, según el una declaración de Juan el Teólogo, atravesó el corazón del Señor Jesucristo en las colinas del Calvario

Sorprendentemente, este golpe de lanza se transformó en un una declaración exageradamente notable. Primero, como prueba de que Cristo verdaderamente murió en el Calvario, no cayó en algún trance místico, como enseñan varios amantes de las religiones orientales. Sino que cruzó la frontera de la presencia humana, irrumpiendo en el reino de la muerte.

La herida de cristo producida por la Lanza del centurión

La herida de Cristo se transformó en un una declaración: infligida en el lado derecho, no encajaba en el estereotipo del comportamiento humano ordinario. Porque comúnmente un golpe en el corazón debe infligirse en el lado izquierdo. en cambio, la Sábana Santa, y al lado con ella, las imágenes más antiguas de la Crucifixión, dejaron prueba de un golpe del lado derecho. Y así es exactamente como poseía que chocar con una lanza un legionario romano entrenado, que en el nivel subconsciente se encontraba acostumbrado a asestar un golpe fatal al corazón del oponente desde el lado derecho, normalmente no protegido por un escudo de hierro. Inclusive más tarde, mas tarde de dos mil años, los investigadores del FSB ruso lo confirmarán. Fue sangre y agua lo que tuvo que fluir de la herida en circunstancias semejantes de muerte e infligir un golpe.

Longino y la lanza que hirio a cristo. El enigma detrás de la lanza del destino Hitler y el Centurión

Pero, ¿podría el apóstol Juan haber sabido sobre de esto cuando vio y anotó: “…Y brotó sangre y agua; y el que vio dio una declaración, ¿y su una declaración es autentico…”? Al ver el fallecimiento del Salvador, el centurión Cayo, Casio Longino divulgó un autentico milagro. Un soldado para quien derramar sangre y acortar la vida humana era lo mismo que realizar el trabajo cotidiano. Para los romanos la religión de los odiados judíos no poseía ningún valor, Después del soldado haber atravesado el cuerpo de cristo gritó las palabras: «Verdaderamente este Hombre era el Hijo de Dios…». ¡Así, Longino, quien en verdad recibió el bautismo con Sangre y agua de una herida en el cuerpo del Señor, se transformó en el primero de los paganos en confesarlo como Cristo y Dios!

Y después hubo una guardia nocturna en las proximidades de la Gruta de la Sepulcro, en las proximidades de la cual estaban de servicio los legionarios romanos. Longino no lograba no estar allí, y no sólo por orden del procurador Poncio Pilato, sino además por la llamada de su propio corazón… En la tercera noche, ocurrió algo que abrió los ojos espirituales de Longino y le dio autentico sentido a su vida. Presencia posterior se negó a mantenerse en silencio sobre lo que presenció – Resurrección de Cristo.

La sangre de cristo transforma la vida del soldado que lo hirió de muerte en la Cruz

Ni el soborno, ni las amenazas de los ancianos judíos, ni las órdenes de Poncio Pilato, pudieron silenciar la boca que predicaba desde la plenitud del corazón. Toda su vida anterior había quedado en la antigüedad, sus premios, carrera, proyectos y esperanzas terrenales. Todo aparentaba muy insignificante al lado de la realización de que el Crucificado ha Resucitado y dio la esperanza de la vida Eterna a todos, ¡inclusive a él! Según la tradición, Longinus fue a su Capadocia natal, y no hubo nadie que no creyera mas tarde de escuchar las palabras de su sermón. Solo fue factible detenerlo con una condición: la espada del asesino le cortó la cabeza al centurión.

Quienes ordenaron matar al desobediente Cayo, Casio Longino esperaban parar la difusión de la principal noticia en la historia de la sociedad. La noticia de que Cristo ha resucitado verdaderamente. Pero a pesar de su muerte física, San Longino el centurión aun llevaba las almas humanas a Cristo con su una declaración. Entretanto en la iglesia el sacerdote sostenía en sus manos la lanza con un signo que decía: En memoria de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo.