El Misterio en el centro del laberinto y la bestía aterradora “El Toro de Minos” – Grecia.

El Minotauro es, sin duda, una de las más complejas y sugerentes creaciones, con una extensa y completa bibliografía tras de sí. Sin embargo, ninguno de los autores que han estudiado esta figura parecen haber tenido en cuenta una conjetura acerca de su nacimiento, que podría ofrecer una nueva mirada sobre la naturaleza de este ser. En las excavaciones que se han realizado en el palacio de Knossos hay muchas imágenes de hombres y mujeres danzando y haciendo acrobacias sobre los lomos del animal. Quizá existiera también un rito en el que habría que luchar contra un toro Se trata de una posible relación entre el Minotauro y la hybris, apoyada en la hipótesis etimológica de que “híbrido” pudiese derivar del término griego hybris. Aunque dicha misterio no goza del acuerdo entre los lingüistas ‑existiendo tantos argumentos en contra como a favor, mi propósito es plantear un acercamiento a este animal mitológico partiendo de la supuesta validez de esta hipótesis, intentando descubrir qué puede haber de hybris en el Minotauro, el primer híbrido de la mitología clásica. A lo largo de la prehistoria e historia el ser humano ha construido viviendas para cobijarse y convivir, ha realizado monumentos y esculturas para representar sus grandes ideales, ha construido grandes templos y grandes centros megalíticos para ensalzar las Divinidades. Pero uno no deja de asombrarse cuando estudia la construcciones de laberintos (Construcción arquitectónica sin aparente finalidad, de complicada estructura y de la cual, una vez en su interior, es imposible o muy difícil encontrar la salida). La esposa de Minos, Pasífae, tuviera la necesidad de unirse al Toro de Creta. La versión más extendida dice que Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió al dios Poseidón apoyo para suceder al rey Asterión de Creta frente a sus hermanos Radamantis y Sarpedón y ser reconocido como tal por los cretenses. Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar en su nombre. Sin embargo, al quedar Minos maravillado por las cualidades del hermoso toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar esperando que el dios del océano no se diera cuenta del cambio. Al saber esto Poseidón, se llenó de ira, y para vengarse, inspiró en Pasífae un deseo tan insólito como incontenible por el hermoso toro blanco que Minos guardó para sí. Para consumar su unión con el toro, Pasífae requirió la ayuda de Dédalo, que construyó una vaca de madera recubierta con piel de vaca auténtica para que ella se metiera. El toro yació con ella, creyendo que era una vaca de verdad. De esta unión nació el Minotauro, llamado Asterión. El castigo de Poseidón continuaba. El Minotauro sólo comía carne humana, es decir, era antropófago, y conforme crecía se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable, Dédalo construyó el laberinto de Creta, una estructura gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado. A la par que el laberinto encerraba al Minotauro, uno de los hijos de Minos, Androgeo, fue asesinado en Atenas después de una competición olímpica donde quedó campeón. El rey de Creta declaró la guerra a los atenienses. Minos atacó el territorio ateniense y, ayudado por la peste que azotó a los asediados, conquistó Megara e hizo rendir a Atenas. La victoria de Minos imponía varias condiciones por la rendición, y se dice que el oráculo de Delfos fue quien aconsejó a los atenienses ofrecer un tributo a Creta. Así, una de las condiciones emergentes era entregar siete jóvenes y siete doncellas como sacrificio para el Minotauro. Existen dos versiones conocidas acerca de la frecuencia de este tributo. Según una historia, los catorce vírgenes eran enviados anualmente; en cambio, otra versión dice que los siete muchachos y las siete doncellas eran llevados cada nueve años. Los catorce jóvenes eran internados en el laberinto, donde vagaban perdidos durante días hasta encontrarse con la bestia, sirviéndole de alimento.
Años después de impuesto el castigo a los atenienses, Teseo, hijo de Egeo, se dispuso a matar al Minotauro y así liberar a su patria de Minos y su condena. Se cuentan dos cosas acerca de cómo llegó Teseo a introducirse en el laberinto de Creta. Unos dicen que después de ayudar a Egeo contra los Palántidas, Teseo se enteró del sacrificio de los jóvenes y decidió él mismo ser parte de la ofrenda para enfrentarse a la bestia. Otra narración dice que era el propio Minos quien elegía a los jóvenes que servirían de alimento al Minotauro, y, enterado del aprecio que sentía Egeo por Teseo, quiso que éste fuera devorado en el laberinto. Las historias no concuerdan siempre entre sí en cómo pasó lo anterior. No es claro, por ejemplo, qué relación había entre Teseo y Ariadna, lo cierto es que ambos confabularon contra Minos para terminar con la vida del monstruo que tenía encerrado en el laberinto y escapar de Creta. Pudo haber sido sólo el amor que se tenían, o el que ella sentía por Teseo, o simplemente que el héroe le había prometido a Ariadna sacarla de Creta y llevarla consigo. Del mismo modo hay versiones y múltiples representaciones que explican que Teseo dio muerte al Minotauro no usando sus manos desnudas, sino con ayuda de una espada que le proporcionaría secretamente Ariadna junto con el ovillo antes de entrar al laberinto; según esto, Ariadna había sido aconsejada por Dédalo, el mismísimo constructor del laberinto. Sin embargo, otras fuentes indican que Teseo mató al monstruo a puñetazos. No hay unanimidad ni siquiera en cómo fue que Teseo logró salir del laberinto, la forma más generalizada es por medio del hilo de Ariadna -que ha inspirado la figura retórica del mismo nombre-, pero otras historias dicen que Teseo logró escapar gracias a la luz de la corona de oro que obtuvo de Anfitrite en una aventura en el mar, la cual lo guió en el laberinto.
¿Que nos quieren indicar?
La primera etimología de la palabra “Laberinto” del Egipcio “lapi ro hunt”, que significa “templo a la entrada del lago”, y hace referencia a un imponente laberinto situado al sur del Cairo, cerca del Lago Moeris que actualmente lleva el nombre de Birqkat Qarun (El estanque de Coré). Este lago esta al oeste del Río Nilo y a 80 kilómetros al sur de la ciudad del Cairo. Se dice de este laberinto que era la mayor proeza de los egipcios en vez de las pirámides. Es obra del Farón Amenenhat III de la XI Dinastía. El historiador griego Herodoto que lo vio en el siglo V A. de C. dice de él: Si se reunieran bajo un solo aspecto todas las fortificaciones y construcciones de Grecia, tal conjunto parecería haber costado menos trabajo y gasto que el laberinto”. De esta palabra egipcia deriva la palabra griega “labyrinthos” y más tarde el término latino “Labyrinthus”. La segunda etimología proviene de la lengua Minoica donde Labrys significa “doble hoja” y esta presenta en muchos santuarios de Creta y está asociado al par de cuernos del Toro. El Labrys se asocia en el Palacio de Cnosos al hacha doble que aparecía en muchas partes de ese Palacio cuya planta y estructura era laberíntica. El hacha doble es el símbolo de la potencia masculina y femenina y representa la unión de los contrarios o la síntesis de los opuestos. El tercer origen etimológico alude a Isidoro de Sevilla que, en la Edad Media donde aparecieron laberintos en las catedrales, lo deriva de “Labor” (trabajo) e “Intus” (interior o lugar cerrado). Entonces si el laberinto era una prisión representaba el “trabajo para salir” y si había que entrar representaba la “protección para un tesoro”.
Fulcanelli nos dice acerca del laberinto:
La imagen del laberinto se nos presenta como un símbolo del trabajo en la Gran Obra, con sus dos mayores dificultades: La del camino que hay que seguir para llegar al centro donde se libra el duro combate entre las dos naturalezas La del camino de salida con el hilo de Ariadna para no extraviarse en los Meandros de la Obra y verse incapaz de salir.
Otro autor, Mircea Elíade dice del laberinto:
El laberinto puede ser concebido como el nudo que debe ser desatado, empresa mítica llevada a cabo por Teseo o Alejandro (cuando desató el nudo Gordiano). El fin último en el ser humano parece ser el de liberarse de las ligaduras, por eso hay una asociación entre el hilo de los laberintos y los lazos o ligaduras. Son muchas las expresiones del laberinto en las culturas antiguas, donde nos enseñan el misterio trascendental que siempre ha preocupado al ser humano: Como resolver el misterio de la vida y la muerte? La filosofía Neoplatónica representa en el laberinto el estado de perdición, la pérdida del Espíritu en la Creación o Caída y la consiguiente necesidad de encontrar el “Centro” para retornar a él, al Espíritu. Cada bifurcación del laberinto representa en ese sentido las opciones en la vida, una hacia el centro (Espiritual) y otra hacia el exterior (hacia la creación, lo exterior, los sentidos). También representa lo condicionado de la conciencia humana que se halla atrapada en un espacio pequeño y limitado y no es capaz de ver lo que esta fuera del laberinto. Es necesario por lo tanto, aprender a ver la vida desde fuera, sin identificarnos con ella. Existe también una asociación muy interesante con otro símbolo, el “Centro”. El regreso al centro es un símbolo del Paraíso reconquistado, es alcanzar y restablecer la perfección original de la que se disfrutaba antes de la Caída, donde Dioses, hombres y bestias hablaban el mismo idioma. Pero el camino al centro esta lleno de escollos y duras pruebas. En el mundo oriental esto esta asumido en el Mandala, que combina los símbolos del centro, de la cruz y el círculo. En este caso en el centro en vez de haber un tesoro puede haber un loto, una figura de Budha, una llama o algo dedicado a la concentración. Ese centro del Mandala se asocia con el Centro Interior o Budha Interior. En la cultura Griega nos enseña la mitología Minotaur (símbolo de la naturaleza animal del hombre que debe ser derrotada) y Teseo, (el héroe solar, como principio crístico o espiritual) en el laberinto de Creta. La salida de Teseo del laberinto después de vencer al Minotauro sirviéndose del hilo de Ariadna, simboliza su renacimiento, su evasión de la muerte e inmortalidad. Por este motivo el laberinto tiene una asociación con la muerte y este es el motivo por el cual ha sido encontrado en tumbas. Existen danzas rituales de coreografía laberíntica en Suecia e Inglaterra donde se hacían danzas en laberintos hechos en el pasto y relacionados con el renacimiento. En la época medieval aparecen nuevos laberintos en las catedrales con una diferencia con respecto a los laberintos clásicos y es que en los góticos hay un solo camino desde la entrada hasta la salida. Este laberinto se asocia con el duro camino hasta Dios desde el nacimiento (La salida) hasta llegar a Él (El centro) y está asociado a la idea de salvación. Se sabe que algunos peregrinos no podían hacer las grandes peregrinaciones a tierra santa, entonces hacían un recorrido por el laberinto de la catedral de rodillas.
from otra realidad