El secreto de la inmortalidad y el elixir de la vida
Desde su más tierna infancia la humanidad, sabiéndose en una existencia finita, se ha cuestionado su inexorable destino que se antoja de forma amarga y, en ocasiones, hasta injusta. El hombre, desde sus inicios ha visto que todo a su alrededor, todos los elementos que componen su contexto, perecen o se transforman y sin embargo, aun conociendo que nada de lo que le rodea es perenne, se resiste a aceptar su propio deceso, el agrio destino que toda persona tiene reservado al final de sus días, la muerte. Y aparecen en el hombre deseos de eternidad, de inmortalidad. La mortalidad se antoja como algo carente de justicia, es arbitraria, abusiva e irrazonable.
Así se expresa en los relatos mitológicos más antiguos de la humanidad la idea del fin de la vida, haciendo de ella un castigo no merecido. ¿Acaso los primeros hombres se encontraron con seres inmortales ante los cuales se plantearon la injusticia de su propia mortalidad?
El ser humano siempre se ha planteado la cuestión de la mortalidad
El propio final es un planteamiento profundamente arraigado en la naturaleza del ser humano y ampliamente discutido en filosofía y religión con una prominente presencia en los antiguos textos mitológicos resultando ser la motivación más fuerte para el protagonista del poema épico más antiguo conocido: la epopeya de Gilgamesh. En esta obra literaria sumeria se narra como el rey Gilgamesh parte en busca de la inmortalidad de los dioses para sí mismo haciendo gala de un comportamiento que resultaría más que lógico para una persona que vive en una sociedad como la que se describe en el propio texto en la que la humanidad es forzada a aceptar su propia finitud mientras comparte la tierra con unos seres cuyas vidas parecen no diluirse en el discurrir del tiempo.
¿Pero por qué la humanidad no es inmortal? Frecuentemente la mitología en sus historias da una explicación u otra para tal fatal ventura si bien lo que resulta intrigante acerca de todos estos motivos es su concordancia en que esta designación acontece debido a un fatal error o imprudencia del hombre y que acaba convirtiéndose precisamente en lo que diferencia a la raza humana de la raza divina.
La muerte de su querido amigo Enkidu es lo que motiva a Gilgamesh a tratar de plantar cara al destino del hombre
Y es que casi todos los mitos acerca del origen del hombre manifiestan una descarada coincidencia en apuntar que el primer hombre o la primera pareja fueron creados para ser inmortales. Indicando que en un inicio los dioses no concibieron al hombre para ser mortal y que el más preciado de los dones para el hombre fue perdido.
Uno de los más antiguos textos mitológicos de los que tenemos constancia describe la versión acadia de como aconteció el suceso que dio fin a la infinidad del hombre. En el mito de Adapase presenta a este hombre como un habitante de la ciudad de Eridu en Mesopotamia, en este caso Adapa no es el primer hombre creado ni tampoco es creado como un ser inmortal pero es descendiente de los propios dioses, engendrado por el propio dios Enki y es un fiel servidor de esta deidad, Enki, ante tal devoción decide instruir al hombre como recompensa e iniciarle en sus artes y sus ciencias convirtiéndole en un sabio y único conocedor entre los hombres de ciertas virtudes.
Adapa es el primer hombre en la mitología acadia al que le es ofrecida la inmortalidad
Tiene lugar un suceso en el que Adapa se encuentra en una barca pescando y el viento comienza a alzarse violentamente haciéndole peligrar. El hombre consigue llegar a nado a la orilla donde se encuentra con el dios del viento Shutu y ambos se enzarzan en una contienda en la que el bien amado de Enki consigue quebrar las alas del dios provocando que el viento se detenga.
Los dioses comienzan entonces a preguntarse por qué razón el viento había dejado de soplar y una vez que Anu, el dios supremo, es puesto en conocimiento de lo acontecido, decide convocar al hombre ante su presencia.
Enki teme que se vayan a tomar medidas drásticas contra su creación y le aconseja a su vástago lo siguiente:
‘’Cuando estés en presencia de Anu se te ofrecerá el alimento de la muerte. No comas. Se te ofrecerá una bebida que lleva la muerte. No bebas. Se te ofrecerá un vestido, póntelo. Se te ofrecerá aceite, úngete. ’’
Cuando Adapa se halla en presencia del líder de los dioses plantea su defensa de forma lícita y con gran elocuencia y sucede algo al margen de la previsión de Enki: Anu queda gratamente complacido al conocer a Adapa. Para sellar la reconciliación manda traer un vestido y aceite. Presentes que Adapa acepta de buen grado. Tras ello, se ordena traer la bebida y el alimento de la vida pero Adapa, confiando en el buen juicio de su creador y sin ser consciente de ello, rechaza el regalo de la inmortalidad.El dios de la bóveda celeste enloquece al enterarse de los motivos que llevaron al hombre a declinar tan galante oferta y expulsa al ingenuo Adapa de su palacio dejándole con la infeliz suerte que comparte la humanidad.
Los dioses como seres inmortales son los custodiadores del árbol de la vida
El mito de Adapa es uno de los muchos que atribuyen el desventurado destino final humano precisamente a eso, un error humano. En la mayoría de las ocasiones es un error estúpido o un detalle absurdo cuyas consecuencias, establecidas por los demiurgos correspondientes, son tremendamente desproporcionadas y el desliz de uno es, de forma irónica, compartido eternamente por el resto de sus congéneres. Un fallo que se comete de forma inconsciente sin ser pretendido en casi todos los mitos a excepción del relato bíblico en el que sucede de manera deliberada.
¿Urdió Enki una argucia para arrebatar al hombre el acceso a la eternidad o su motivación era genuina resultando en un error que no pudo haber previsto? En cualquier caso las consecuencias continúan siendo las mismas y tal vez este conjunto de mitos que cargan sobre los hombros de la humanidad el peso de la responsabilidad del don arrebatado no sean otra cosa que un ardid de los dioses para justificar lo injustificable.
Tal vez la propia biología de los dioses los hiciera inmortales o tal vez se ganaron el derecho a transcender la muerte mediante el avance tecnológico, un avance que no determinaron que fuera compartido con la humanidad pero quizás algún día el hombre llegue a alcanzar también ese derecho, como la ciencia actual ya está investigando. Puede que el hombre se gane por sus propios medios lo que los dioses le negaron por error