En busca de la Atlantida (Parte II)

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En busca de la Atlantida (Parte II)
Los científicos Michael A. Cremo y Richard L. Thompson, denunciaron lo que ocurre cuando una evidencia contradice las teorías arqueológicas. Cremo dijo: “En los últimos 150 años, los arqueólogos y antropólogos, han enterrado tantas evidencias como las que han desenterrado, literalmente”. Por su parte, Richard L. Thompson dijo: “Estamos ante lo que se llama un filtro del conocimiento, un rasgo fundamental de la ciencia y la naturaleza humana. La gente tiende a filtrar cosas que no convienen. Cuando los arqueólogos ven que algo no se ajusta al paradigma aceptado, tienden a eliminarlo. No se enseña, no se discute, y la gente ni siquiera se entera de ello“. Estas palabras de Richard L. Thompson, son totalmente ciertas,  y la mayoría de los arqueólogos, por su “reputación” y por miedo a tener que enfrentarse a la opinión profesional y pública, prefieren obviar muchas pruebas que contradicen lo que aparecen en los libros. Gracias a unos cuantos investigadores y científicos que no temen estas represalias, se está consiguiendo que cada vez más especialistas, no teman informar de aquello que los datos dicen, aquello que los resultados revelan, por mucho que esos resultados no vayan acorde a lo establecido.
Una prueba de esto sucedió en México en 1.996, cuando la arqueóloga Jean Steen-Mackintyre, amenazó con echar abajo la teoría convencional de que el ser humano es relativamente nuevo en la Tierra, que llegó a Siberia hace 30.000 años y a América hace 20.000 años. Steen-Mackintyre, descubrió en México herramientas de piedra y huesos humanos y los sometió a diversas pruebas científicas. Al terminar sus análisis dijo: “Cuando lo datamos mediante una batería de métodos, supimos que tenían una antigüedad de 250.000 años, y no de 20.000 años”.
Cuando intentó que esta información llegara a la luz pública, todo fueron trabas y problemas. El yacimiento donde se encontraron los restos fue cerrado y los permisos para seguir investigando fueron denegados. Intentar decir la verdad, una verdad que convulsionaría todo lo que creemos, le costó su carrera. Treinta años después, unos arqueólogos descubrieron en Siberia vestigios de seres humanos de 300.000 años de antigüedad. Esta datación apoyó la teoría dada por Steen-Mackintyre en su día.
¿Por qué sucede esto?. Es un tabú instaurado en la psique de los arqueólogos, como si no pudieran datar restos en fechas que no cuadren con lo que creemos. Si lo hicieran, sería como cavar su reputación y su carrera, por eso existe miedo, temor a no poder seguir ejerciendo y temor a no ser creído. Esto es parecido a lo que ocurre con los avistamientos ovni, vivimos en una sociedad que afirmar haber visto uno, puede hacer que seas marcado socialmente. Así que no estamos ante un engaño deliberado, sino ante algo que ocurre automáticamente en la comunidad científica.
Cuando una evidencia difiere de la teoría predominante no se habla de ella, no se da información. Y eso significa que la ciencia deja de progresar de la forma en que sería deseable. Y yo me pregunto, ¿qué credibilidad puede uno tener como científico, si no cree en sus investigaciones, sus estudios y análisis, y los resultados que salen de ellos?. Sinceramente, prefiero ser honesto conmigo y fiel a mis principios, que ocultar unos resultados por miedo.
La esfinge se construyó para observar el cielo. Cada 2.000 años, un signo del zodiaco nuevo, aparece tras el sol definiendo otra época, otra Era astrológica. Ahora estamos en Piscis, con Acuario emergiendo. Los egiptólogos nos dicen que la esfinge se construyó en el año 2.500 a.C., es decir, en la constelación de Tauro. ¿Por qué, los egipcios, tan detallistas y perfeccionistas en todo, utilizaron el cuerpo de un león y no de un toro?. Sería absurdo que un faraón, hubiera construido un marcador equinoccial con forma de león en esa época. Sólo existe una época que tuviera sentido construir una esfinge con la forma que tiene, la Era de Leo, que empezó en el 11.000 a.C. hasta el 9.000 a.C. Nuevamente, la ciencia y la lógica corroboran con datos empíricos, que la construcción de las pirámides es mucho más antigua de lo que nos dicen.
El experto geofísico, geólogo y reputado Robert M. Schoch y su colega el sismólogo Thomas L. Dobecki, llegaron a la conclusión después de sus estudios e investigación sobre la esfinge, que ésta presenta dos tipos de erosión:
  1. producido por el viento, por los golpes y fricción de los granos de arena transportados por el viento.
  2. canales verticales provocadas por la lluvia (acanaladuras).
Sin embargo, la lluvia no es una característica de Egipto. Estas acanaladuras, nos revelan una época de clima muy lluvioso, lo que se conoce como “máximo térmico del Holoceno” (hacia el año 7.000 a.C.). Esta historia se cuenta en la estela llamada “Estela Inventario”, y jamás fue tomada en serio por los egiptólogos, ya que admitir esta estela, supone reescribir toda la historia de Egipto desde el principio. Así que es más “cómodo” ignorarla.
Esta estela, mandada erigir por el faraón Keops, y descubierta por Auguste Mariette, relata que la Gran Pirámide y la Esfinge, ya existían mucho antes de la aparición de los gobernantes de la IV Dinastía. La Estela Inventario, es también conocida como la “Estela Maldita”, ya que ningún egiptólogo oficialista, respetuoso con el orden establecido en la historia, admite que esta estela sea verdadera, sino una falsificación de algunos sacerdotes que la copiaron de una más antigua, introduciendo algunas modificaciones hacia los gobernantes de la IV Dinastía.
Se trata de una estela de la dinastía XXVI, en la que los saítas hacen un inventario de estatuas contenidas en el pequeño Templo de Isis (junto a la pirámide de Henutsen), y comentan su restauración. Dichas estatuas de dioses contemporáneos, están mencionadas junto a sus medidas y/o material del que estaban hechas. La estela comienza con el nombre de su autor, Jufu (Keops), en un intento saíta de rendirle culto y honrar su memoria.
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Traducción de la estela que hace mención al inventario:
“ ¡Que viva el Horus-Medyed rey del Alto y Bajo Egipto, Jufu, dotado de vida!,  él encontró el Templo de Isis, Señora de las Pirámides, al lado del Templo de Hurun, en el noroeste del Templo de Osiris, Señor de Rosetau. Él construyó su pirámide al lado del templo de esta diosa y construyó la pirámide de la hija real Henutsen, al lado de este templo “.
Las inscripciones que contiene, nos revelan una información realmente increíble, donde se desvela que las pirámides, no fueron realizadas por los faraones Keops, Kefrén y Micerinos. Destacar que fue el propio Keops quien redactó esta estela, y donde él mismo solamente se erige como constructor en Gizeh. Las tres pirámides, se erigieron en tiempos mucho más antiguos, cuando los dioses gobernaban Egipto, y eran propiedad de la Diosa Isis, al igual que el templo donde se encontró la estela y que Keops ordenó restaurar. También esta estela hace referencia a la existencia de la Esfinge, que corrobora algunas dataciones geológicas que la sitúan varios miles de años antes de la aparición de Kefrén, su supuesto constructor.
La distribución cronológica que nos ofrecen las dataciones arqueológicas, parecen ilógicas, por este motivo yo las llamo “arqueoilógicas”. Los monumetos mejor acabados, que a su vez, son los más complejos, parecen los más antiguos, mientras que los más modernos tienen un aspecto primitivo. ¿Cómo puede ser que los primeros monumentos, sean tan perfectos, y los que se realizaron en dinastías y fechas posteriores, aparezcan errores y estuvieran mucho peor contruidos?.
Sólo existen dos respuestas; 1.- que exista un error en las dataciones; 2.- que se hubiera producido una involución tecnológica con el transcurso del tiempo, donde las siguientes generaciones, por algún motivo, no poseían los conocimientos para realizar esas construcciones en las mismas condiciones. Pero, ¿cómo es posible que se perdieran esos conocimientos?. Y si no se perdieron, ¿por qué no fueron capaces de mantener el nivel de perfección?.
Un ejemplo de esto, es cuando se tuvo que trasladar el Templo de Abu Simbel, ya que al construir la Presa de Asuán, había peligro de que sus aguas se desboradaran, debido a las constantes subidas de la altura de la presa, se decidió reunir a expertos de 22 países abanderados por la UNESCO, para dilucidar qué hacer para salvar el templo. En 1.963, se decidió cortar en grandes bloques toda la estructura, de unas 20 toneladas cada bloque, y trasladarlos a otro emplazamiento más seguro. Un año después se empezó la tarea faraónica del traslado, que costó 36 millones de dólares (de hace 50 años). Se tardó casi cinco años en terminar la obra de llevar los bloques a unos 200 metros de distancia, en una zona más elevada.
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Es decir, el tiempo empleado con tecnología avanzada, para quitar los bloques, transportarlo, restaurarlo, y colocarlos nuevamente a 200 metros de distancia de su ubicación inicial, fueron casi cinco años. Mientras que los egipcios, en preparar la explanada, el muro donde se apoyan, esculpir y pulir las figuras gigantescas, transportar los bloques de lugares muy lejanos, levantarlos, orientarlos de la forma perfecta, conseguir que cada figura fuera perfectamente simétrica… les llevaron 20 años. Si compararamos la supuesta tecnología de aquella época, con la empleada en 1.964, se podría afirmar que los egipcios fueron mucho más rápidos, eficaces y minuciosos en su trabajo. ¿Cómo es esto posible?.
En la ubicación original, la orientación de Abu Simbel, hacía que dos veces al año, y con precisión matemática, los rayos del sol penetraran en el templo hasta el santuario, situado en lo más profundo, iluminando las estatuas de AmónRa, y Ramsés, y quedando sólo la cara del dios Ptah en penumbra, seguramente de forma intencionada, ya que era considerado el dios de la oscuridad. Este acontecimiento tenía lugar el 21 de febrero (fecha del nacimiento de Ramsés II), y el 21 octubre (fecha de su coronación).
Los ingenieros, debido a un error en el emplazamiento del templo y/o al desplazamiento acumulado del Trópico de Cáncer, durante los últimos 3.280 años, ha provocado que este acontecimiento ya no suceda el día calculado por los egipcios, sino que se ha desplazado un día. Es decir, ahora el fenómeno se produce el 22 de febrero y el 22 de octubre. ¿Cómo es posible que ingenieros, con amplios conocimientos de construcción, no calcularan correctamente estos datos, y sí lo hicieran los egipcios con herramientas rudimentarias?.
La esfinge está tallada en la roca, sobre un montículo existente sobre la planicie, siendo los laterales una especie de foso. La roca que forma la cabeza, es más dura que la roca que forma el cuerpo, donde se alternan estratos de roca más blanda con otros de roca más dura. La erosión del viento y la humedad han provocado la aparición de surcos horizontales en toda la escultura.
El cuerpo está realizado a una escala de 22:1, y la cabeza a escala 30:1. Robert M. Schoch y el arqueólogo George Andrew Reisner, afirman que la desproporción existente entre la cabeza y el cuerpo de la esfinge, es porque la cabeza fue tallada con posterioridad sobre la escultura original. Las paredes del foso muestran señales evidentes de erosión por torrentes de agua de lluvia. En esta zona de Egipto, el clima es semidesértico, por lo que habría que remontarse a una época muy anterior para encontrar un clima lluvioso que explique estas erosiones en la roca producidas por el agua. La fecha que encontramos sería el año 9.000 a.C. Desde esta fecha, hasta que el clima semidesértico se impuso en esa zona, hubo tiempo más que suficiente para que la esfinge sufriera los agentes climáticos a los que se vio expuesta.
El egiptólogo John A. West, fue el primero en atreverse a decir que la erosión de la esfinge vino provocada por grandes cantidades de agua. Muchos defendieron, que esas acanaladuras, fueron provocadas por las inundaciones del Nilo, a lo que West refutó: “Absolutamente imposible, porque las inundaciones del Nilo vendrían desde abajo, y el modelo de erosión sería diferente, las paredes estarían hundidas. Es decir, se hubiera producido una enorme erosión por debajo, no por encima, y tampoco veríamos esas profundas fisuras”.
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Los geólogos encontraron acertados los argumentos de West, dándole la razón en su disputa con los egiptólogos. West también afirma, que la cabeza no es la original, ya que su tamaño no tiene relación al cuerpo, y su estado de conservación es mucho mejor. West afirma que Kefrén solamente restauró la cabeza, y no fue el constructor original de la esfinge. ¿De dónde procedía todo el agua para conseguir una erosión de ese tipo?.
Se supone que las pirámides fueron erigidas por esclavos, bajo el yugo de un faraón tiránico, pero las excavaciones de las viviendas demuestra que no eran esclavos, sino artesanos, con unas condiciones de vida muy alejadas de lo que imaginamos o presuponemos que son las que debería tener un esclavo. Los egipcios apenas tenían esclavos, pero sí utilizaban mano de obra procedente de prisioneros de guerra. También es muy extraño, que los egipcios, que dejaban plasmado en jerogíficos, pinturas y relieves cada acontecimiento, no hayan dejado ninguna referente a la construcción de las pirámides, y sí lo hicieran con los templos, obeliscos, canales y la esfinge.
Cada vez parece más evidente, que la Gran Pirámide es muy anterior a la fecha que dicen los arqueólogos, y que se trata de un monumento para recordar el cataclismo del Diluvio. La Gran Pirámide es 100.000 veces el nº pi, con una exactitud de seis decimales (algo que no se conseguió hasta el año 500 d.C.). La pirámide tenía un zócalo que da su unidad de medida, el codo real (0,5236 metros). La pirámide medía 440 codos reales de base x 281 codos de altura.
Los 281 codos de altura no es una medida casual, sino que existe una proporción con la distancia al Sol.  El momento exacto cuando la Tierra está más cercana a la Tierra (ese instante es conocido en astronomía como “perihelio“), la distancia existente entre la Tierra y el Sol es de 147 millones de km. Pero el metro, es la medida actual, así que si pasamos la medida de la altura en codos a metros, la altura de la Gran Pirámide es de 147 metros.
La suma en codos reales de la superficie, el volumen y el perímetro de la Gran Pirámide, da como resultado un múltiplo de 888. Al hacer la transformación de codos reales a metros a través del número Phi (la proporción áurea), la suma de la superficie, el volumen y el perímetro en metros da como resultado nuevamente la ley del 888. La Gran Pirámide tiene cuatro canales estelares, dos en dirección al norte (Cámara del Rey), y dos en dirección al sur (Cámara de la Reina). Existen dos alineaciones de Marte con los canales estelares del sur, que permiten fijar con exactitud las fechas inicial y final de la Gran Pirámide. Al inicio del reinado de Keops, hubo una alineación de Marte con uno de los canales, y al final de su reinado, se produjo otra. Entre una alineación y la otra, pasaron 6.216 días, es decir, 888 x 7.
Así que el número 888 tiene un significado muy especial para ellos, y la pirámide, es una enciclopedia pétrea donde reside todo el conocimiento y el saber del pasado, donde se revelan informaciones y afirmaciones increíbles, que conocían el número Pi, Phi, el nº “e” y el nº plástico (relacionado con el número áureo y la sucesión de Fibonacci), en cuanto a las matemáticas se refiere. En el campo de la astronomía, conocían las distancias a las estrellas, la precesión, incluso estrellas que no son visibles sin la ayuda de un telescopio. En el campo de la geodesia, conocían la Tierra perfectamente, los puntos cardinales, los puntos de energía, existencia de tierras supuestamente inexpolaradas en esa época, las medidas de la Tierra, un sistema de coordinadas muy exactas…
Los alineamientos de la Gran Pirámide, con las diferentes localizaciones de civilizaciones, es de todo menos casual. Desde Giza hasta la Isla de Pascua hay 40.000 km. Si trazamos una línea entre ambas, ésta pasa por diferentes zonas de Perú muy significativas: Nazca, Machu Pichu, Cuzco, Ollantaytambo, Sacsayhuamán y las pirámides de la ciudad perdida de Paratoari. La línea asciende un ángulo de 30º respecto al ecuador.
En África, atraviesa las tierras de la cultura Dogón (Mali), un pueblo con datos precisos y detallados sobre el sistema solar, donde sabían que Júpiter (al que llamaban “Dana Tolo“), tiene cuatro grandes satélites. También conocían los anillos de Saturno, y que los planetas describen órbitas elípticas alrededor del Sol. Lo más misterioso de los Dogón, es que aseguraban conocer la existencia de una estrella (Sirio B), que ellos llamaban “Po Tolo“, que es imposible de ver a simple vista, y que no fue descubierta hasta el año 1.862 por A. Clarke, con la ayuda de un telescopio. Para ellos, esta estrella era la más importante del firmamento, y gira alrededor de Sirio A (la más brillante del cielo en la Constelación Can Mayor). Lo curioso, es que al ojo humano, estas dos estrellas parecen una sola. Sólo se ha podido descubrir que es una estrella binaria gracias a la utilización de potentes telescopios. Incluso los dogones, conocían la estrella Sirio C, que llamaban “Emme Ya“, y que era cuatro veces más ligera que Sirio A. ¿Cómo podía conocer esta tribu este dato astronómico?. En el saber siriano, el término “iranio” para describir la estrella Sirio, es “Tistrya“, inspirado en el vocablo sánscrito “Tristi”, que significa “tres estrellas” (Sirio A, B y C).
También en África atraviesa la zona sahariana de Tassili n’Ajjer (sur de Argelia), donde existen unas pinturas rupestres sorprendentes. Las pinturas reflejan por orden de edad las ocupaciones de los pueblos que allí vivieron: caza y pesca (7.000 a.C.), cría de ganado (4.000 a.C.) y cría de caballos (1.700 a.C.). En toda la zona no se ha encontrado ningún resto funerario, lo cual es raro, pero aún lo es más las extrañas pinturas de seres con casco y escafandras parecidas a la de los actuales astronautas.
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En Asia, la línea recta cruza Persépolis y Ur, la ciudad de Abraham, considerada la primera ciudad de la humanidad, y donde se encuentra un zigurat, el británico Sir Leonard Woolley, entre 1.922 y 1.934, encontró debajo partes de edificios que se remontaban a miles de años atrás y muchos objetos elaborados. Consta de 1.850 tumbas, aunque muchas de ellas fueron expoliadas, dos permanecieron intactas, y se cree que pertenecieron a reyes sumerios, siendo los más importantes en cuanto a la riqueza de su ajuar los de la I Dinastía de Ur y destacando reyes como Meskalamdug, Mesanepada, Shulgi y Amar-Sin y a miembros de la familia real como, Puabi y Abargi. Los objetos encontrados tan elaborados, y el descubrimiento de éstas tumbas, llevó a los historiadores y arqueólogos a modificar su forma de pensar respecto a Sumer, ya que hasta ese momento, se ignoraba el grado de sofisticación y complejidad que podían alcanzar estos rituales funerarios .
En Pakistán, cruza la ciudad de Mohenjo-Daro, donde todas las pruebas realizadas en la zona, dan como resultado que la ciudad fue destruida por una bomba nuclear. El investigador británico David Davenport, tras 12 años de investigación, llegó a la conclusión que las pruebas apuntaban a lo que ocurrió exactamente en Nagasaki. Había un epicentro de 50 yardas de ancho, donde todo fue cristalizado, fundido o derretido.
Los ladrillos están fundidos en un lado, indicando una explosión. Esta explosión, fue plasmada en un manuscrito hindú llamado “Mahabharata“, donde se puede leer: “Humo blanco y caliente, que era mil veces más luminoso que el Sol, subió en brillo infinito y redujo la ciudad a cenizas. El agua hirvió, caballos y carrozas de guerra fueron quemados por miles, los cadáveres de los caídos fueron mutilados por el terrible calor, tanto que ya no parecían humanos”. Los textos dicen, que a los 30.000 habitantes les dieron siete días para evacuar, una clara advertencia que todo iba a ser destruido. Muchos, no creyeron la advertencia ni la amenaza y se quedaron en la ciudad. En 1.927, fueron encontrados 44 esqueletos humanos.
En Camboya, cruza Angkor Wat, ciudad donde aparece representado un estegosaurio, una especie que habitó la Tierra hace 150 millones de años. Este saurio era originario de los continentes de América del Norte y Europa durante el Jurásico, así que es un misterio que conocieran este animal para representarlo en un relieve. En Camboya, también cruza Preah Vihear.
Angkor Wat se encuentra exactamente a 72º al Este de Giza, un número precesionalGraham Hancock, el más influyente de los investigadores, dijo: “La precensión de los equinoccios posee unas cualidades matemáticas rígidas y repetitivas que pueden ser analizadas y pronosticadas en profundidad. No obstante, es extremadamente difícil de pronosticar y medir si no se poseen unos instrumentos sofisticados. En esto reside la clave de uno de los grandes misterios del pasado, donde los hombres de las antiguas civilizaciones ya conocían el llamado ciclo precesional.”
Los 72 templos representan a la constelación del Dragón, orientados con precisión a los cuatro puntos cardinales. Y al igual que las pirámides de Giza, los templos de Angkor Wat están alineados con las estrellas del Dragón, cuando se encontraban en su punto más bajo sobre el horizonte Norte, durante el equinoccio de primavera del 10.500 a. C. Desde Angkor Wat, en esa fecha se podía observar a Leo en el Este, Acuario en el Oeste y Orión en el Sur. El mismo cielo que se veía cuando se construyeron las pirámides y la esfinge.
La persona que descubrió el movimiento de precesión de la Tierra (movimiento por el cual los polos terrestres cambian de lugar cada 25.800 años), fue el matemático griego Hiparco. A principios de la década de 1.990, Jane Sellers descubrió que se habían codificado ciertos números clave que utilizaban los egipcios para calcular los grados de variación de la precesión.
Hay muchas coincidencias entre Giza y Angkor Wat. Ambos se edificaron a gran velocidad, y en ambos se creía que un dios pesaba las almas de los muertos en un juicio. La palabra Angkor proviene de  “ankh hor”, que significa “Horus vive”. En la Polinesia se halla la remota isla de Ponhpei, lugar donde se desarrolló una civilización que dejó grandes y misteriosas construcciones en medio del océano Pacífico. Dichas construcciones consisten en templos e islas artificiales de basalto y coral.
El santuario más importante de Ponhpei se llama Nan Madol. Los mitos hablan de dioses reyes (Olosopa y Olosipa), seres semidivinos (semidioses), que llegaron desde tierras lejanas y construyeron todo el complejo de islas y templos. Dejaron además una tradición que hablaba de pruebas que los muertos debían superar para alcanzar el cielo. Estos seres eran además grandes astrónomos que dejaron un gran legado en la misma época en que se construyó Angkor Wat.
La ciudad acuática de Nan Madol fue construida (nadie sabe cuándo ni por quién), con gigantescos bloques de basalto sobre 91 islotes artificiales. Estos bloques de basalto procedían de la formación volcánica de las islas, y cada bloque tiene forma hexagonal u octagonal, con una longitud ente tres y nueve metros, y un peso de cada bloque entre 2 y 10 toneladas. Se calcula que en total, en la isla, que ocupa una superficie de 0.44 km2, existen mas de 400.000 bloques.
Los antiguos pohnpeyanos hablaban de un hombre llamado Kanekin Zapatan, descendido de las alturas a Ponhpei, de un lugar desconocido, acompañado de un grupo de personas que sabían volar. Llegaron en una nube y descendieron en Sokehs, una zona al norte de la isla. Kanekin Zapatan, se fijó en la hija de uno de los jefes nativos. Esta mezcla de dioses con las hijas de los hombres, es una constante en todas las civilizaciones.
Los aborígenes cuentan que en aquella época, la raza de los hombres era distinta. Estaban mejor dotados, ya que eran capaces de transformar la piedra y de efectuar trabajos muy difíciles en la misma, pero que esa gente habilidosa ya no existe en Pohnpei. Hoy ya no son como la gente de antes, son distintos, ya que aquellos poseían poderes mágicos y eran fuertes.  Hablan de que esos hombres, se metían en sacos voladores, que eran vehículos con la capacidad de volar, de gran movilidad y con capacidad para un solo tripulante. Según la historia que ha pasado de generación en generación,  estos seres penetraban en grandes pájaros, pronunciaban palabras mágicas, el pájaro se alzaba y volaban con ellos dentro.
La línea termina (y empieza) en la Isla de Pascua. Se acaba de descubrir, que los moais tienen cuerpos alargados bajo tierra. Muchos arqueólogos han intentado ocultar este descubrimiento (como llevan haciendo durante años cuando no les cuadran los tiempos), pero una entidad privada sin ánimo de lucro,  como es http://www.eisp.org/ se ha puesto al frente de las excavaciones para informar a la opinión pública, sin mentiras y sin ocultar ningún dato revelador.
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Se han encontrado inscripciones grabadas en los cuerpos de los moais. Las personas que están analizando estas excavaciones, aseguran que la clave está en la profundidad de los Moais. Si se demuestra que la profundidad es de 8 metros, afirman que estaríamos sin duda ante una antigüedad superior a 15.000 añoslo que nos colocaría en un evento con tsunamis próximo a la última glaciaciónalgo que sería incompatible con la existencia de escritura, al menos en base a los actuales axiomas ortodoxos de la ciencia.  Esta es una de la razones, por la que se pretende datar a los moais en el año 1.500 a.C.
Los moais que están descubiertos, carecen de inscripciones, y los que están enterrados, presentan inscripciones y son de mayor tamaño que los que no están enterrados. ¿Por qué enterraban los de mayor tamaño con inscripciones, que supuestamente nadie leería?. ¿Por qué los moais sin inscripciones no fueron enterrados?.
El director de las excavaciones dijo: “La hipótesis más probable, es que una ola gigante barrió la isla y su antigua civilización, se perdió en las brumas del tiempo. Las estatuas no fueron enterradas, pero el paso del tiempo, el escombro y el polvo borraron a esta civilización, de la cual no se sabe nada”.
Si tomáramos esta línea que atraviesa todas estas zonas tan misteriosas, como referencia, como si fuera el ecuador terreste, y calculáramos su polo norte, tendríamos que el triángulo formado entre el polo norte, Giza y Nazca, coincide exactamente con las dimensiones de la Gran Pirámide. Lo mismo ocurre si tomamos la línea entre Mohenjo Daro y la Isla de Pascua. La distancia entre las pirámides de Giza y la Isla de Pascua, es 10.000 veces el número Phi (número de oro), y si multiplicamos el número Phi x la distancia entre Angkor Wat y Giza, equivale a la distancia entre Giza y Nazca. ¿Es casual que todos estos lugares, famosos por sus misterios con seres de otros mundos, se encuentren ubicados en  la misma línea que cruza el planeta?. ¿Es casualidad que todas tengan referencias de seres de otros mundos, ya sea por cataclismos, pinturas, esculturas, edificaciones, exterminio, armas y herramientas avanzadas.. pero todas coinciden en muchos paralelismos, aún estando a miles de km unas de otras?.
En Japón, existe una pequeña isla llamada Yonaguni, se ha encontrado una estructura, dispuesta y esculpida por acción de seres inteligentes, y no por acción de la naturaleza. Se ha comprobado que se trata de una pirámide escalonada de cinco niveles, una estructura de 120 metros de largo x 40 metros de ancho x 20 metros de alto.
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Existen canales, ángulos rectos, grabados en la piedra, escaleras dentro de los canales, túneles, incluso una gigantesca cabeza humana de 7 metros de altura, al igual que la esfinge. Las pruebas arqueológicas efectuadas en esta enorme estructura, han dado como resultado, que se hundió a finales de la última glaciación, es decir, se trataría de una construcción realizada hace 14.000 años.
Existen partes de la estructura, compuestas por piedra calcárea, un tipo de piedra que no existe en la región, que tuvieron que transportar de lugares más lejanos. El origen es anterior al final de la Era glacial, según la opinión del geólogo Teruaki Oshī, quien dijo: “el hombre las construiría aprovechando algunas formaciones geológicas preexistentes, en donde hay conexiones interestructurales que posteriormente fueron destruidas por sucesivos sismos, lo que denota un gran nivel de organización. Así, en la época en que fueron originadas, el área de Yonaguni formaba parte del “puente” que unía las islas de Taiwan, Ryukyu y Japón con Asia, en tiempos de la última glaciación, dado que el nivel del mar era más bajo que el actual a causa de la acumulación de hielo en las zonas templadas. Sus supuestos constructores pertenecerían a una civilización mucho más sofisticada que las conocidas de la antigüedad, formadas después del IV milenio a.C.”
El último puente de tierra que conecta las islas con China, pudo haber aparecido durante el último período glacial a finales del Pleistoceno, conectando una serie de importantes islas a través de Taiwán, Okinawa y Amani Oshime, con el área de Kyushu. La última vez que la estructura de Yonaguni se encontraba fuera del agua, fue hacia el año 8.000 a.C. aproximadamente, cinco milenios más antigua que la Gran Pirámide.
Afirmar estos datos y resultados, es ir en contra de lo establecido, lo oficialmente aceptado por la arqueología. Este tipo de construcción, requiere un nivel organizativo, que los historiadores no aceptan que pudiera existir hace 10.000 años. Por lo tanto, afirmar que estas formaciones fueron realizadas por el hombre y que tienen esa edad, significaría tener que revisar la historia, la cronología arqueológica actual y cambiar  lo que dicen los libros, porque es erróneo.
En el Golfo de Khambhat (India), se han encontrado estructuras megalíticas parecidas a una ciudad. El ministro de Ciencia y Tecnología Murli Manohar Joshiafirmó que las construcciones sumergidas son los restos de una ciudad que fue arrasada por una súbita inundación, y además, se dijo que las ruinas mostraban un fuerte parecido con las de Harappa y Mohenjo-Daro.La arqueología tradicional remonta estas antiguas civilizaciones hindúes a la cultura neolítica llamada Mehrgarh (10.000 a.C.).
Se han recuperado docenas de artefactos y objetos de madera y cerámica. Algunos de esos artefactos, se remontan a una antigüedad de 32.000 años, pero según los oceanógrafos, la zona quedó cubierta hace 9.000 años. Los hallazgos fueron enviados a algunos laboratorios hindúes y europeos (Oxford y Hanover). y a través del método de la termoluminiscencia, obtuvieron dataciones de 13.000 a 32.000 años atrás. Las reliquias fueron analizadas con la técnica de difracción de los rayos X. Los resultados evidenciaban que el material arcilloso utilizado era típico de la zona y fue cocido a 700º para obtener la cerámica. Así que la ciudad sumergida del Golfo de Khambat, se remontaría a 10.000 años atrás. Así que los datos científicos coinciden, y no se contradicen. Una ciudad de miles de años de antigüedad, fue inundada en la época que la Atlántida lo hizo.
Al noroeste del Golfo de Khambhat, se encuentra la ciudad de Dwarka, donde se han encontrados restos de un asentamiento que acabó inundado por el mar. A 20 metros de profundidad, se han encontrado calles adoquinadas, paredes de arenisca y restos de lo que fue un puerto. Los antiguos textos hindúes, hablan que la antigua ciudad de Dwarka, era el lugar de residencia de Khrishna, una deidad hindú. El texto épico Mahabharata, Dwarka era una inmensa y rica ciudad construida sobre una isla por el dios Krishna. Debido a una maldición que pesaba sobre Krishná y su familia (los iadus), la isla se hundió en el mar.
Todo aquello que creemos que son mitos, no lo son. La correlación, coincidencias, cronología, datos científicos que concuerdan en sus afirmaciones y resultados en diferentes disciplinas y campos, todo se relaciona de forma perfecta, para hablarnos de la existencia de un cataclismo que inundó grandes porciones de tierra, donde se asentaban pueblos muy avanzados, pueblos que ya estaban desde hace 30.000 años, lugares donde aparecen evidencias de seres de otros mundos, pirámides alrededor de todo el planeta, asentamientos en lugares clave, porciones del planeta específicas de fuerzas magnéticas, civilizaciones que por algún motivo, fueron “castigadas” por sus dioses, donde muchos consiguieron salvarse del cataclismo, y levantar nuevos pueblos, ciudades que actualmente podemos visitar, lugares edificadas por un mismo pueblo dispersado por fuerzas sobrenaturales: Isla de Pascua, Egipto, Angkor Wat, Perú… y desde estos asentamiento, a su vez, se dispersaron por otros territorios.
Si recopilamos todas las pruebas, si escuchamos abiertamente todos los mitos, si observamos y analizamos cada construcción de cada civilización, si entendemos que les rodean los mismos misterios, su principio y su final son parecidos, si creemos en la ciencia y sus resultados, que para seguir creyendo lo que nos dicen los libros, deberíamos creer en azar tras azar tras azar, una casualidad tras otra, casualidades a escalas increíbles… debemos empezar a llegar a conclusiones más lógicas.
Las civilizaciones son muy antiguas, miles de años antes de lo que creemos, donde todo empezaría en un punto determinado, una tierra de seres con conocimientos avanzados. En una época donde se presupone que vivíamos en cavernas, se ha comprobado que existían civilizaciones muy inteligentes. estos seres, podrían ser perfectamente los atlantes. Después de miles de años, un cataclismo les sobrevino, y huyeron por diferentes vías, se desperdigaron por el globo, y levantaron ciudades. estas ciudades son muy parecidas porque provienen de los mismos conocimientos, de una raza que es la misma. Por eso, no es casualidad que existan pirámides en todo el planeta, ni que sus esculturas o edificaciones estén orientadas a los mismos puntos del cielo, ni que los mitos que escuchamos sean todos los mismos, ni que pinturas en Australia, África y América, presenten seres con escafandras, seres que no deberían estar ahí.