Hiperbórea: antiguo hogar de dioses y tierra de gigantes (VÍDEO)
Hiperbórea, según los relatos de antiguos historiadores helenos, era considerada una región mítica habitada por seres divinos y colosales, situada en las latitudes septentrionales de Europa, probablemente en la zona ártica.
Aunque se encontraba en las gélidas tierras del Ártico, se decía que era un dominio de “eterna vernalidad”, iluminado por el sol durante todo el día. Los habitantes de Hiperbórea, seres de gran tamaño y eternos, eran proclamados descendientes de Gaia, la deidad terrenal. Establecieron una teocracia dirigida por tres sacerdotes gigantescos, y tenían como monarca a Apolo, la divinidad del sol, que recorría los cielos.
Numerosas culturas alrededor del mundo narran historias sobre civilizaciones antiguas que se esfumaron antes de la era de la escritura. Esta tierra mítica fue mencionada inicialmente por los griegos y posteriormente por escritores esotéricos, entre ellos Helena Blavatsky.
Hiperbórea: tierra legendaria de dioses y gigantes
De acuerdo con la mitología griega, este dominio mítico se hallaba más allá del hogar de Bóreas, conocido como el dios del “viento boreal”. Tales descripciones sugieren que Hiperbórea podría situarse en el Polo Norte, dentro del círculo polar ártico.
Este lugar era famoso por sus idílicos campos y frondosos bosques, que juntos formaban el “jardín de Apolo”. Sus habitantes eran ancianos gigantes, y su gobernante no era otro que Apolo. El gobierno de este reino estaba en manos de tres sacerdotes de Apolo, también gigantes de tres metros de estatura, descendientes de Bóreas. Estos sacerdotes ofrecían sacrificios de burros en honor al dios, mientras que el resto de los hiperbóreos celebraban un festival “infinito” lleno de música y baile en su honor.
Heródoto mencionó a Hiperbórea en su obra “Historias”, escrita alrededor del año 450 a.C., describiéndola como una civilización altamente venerada que mantenía relaciones comerciales con los griegos. Existe una leyenda que atribuye a los hiperbóreos la construcción del espléndido santuario del oráculo de Apolo en Delfos.
Apolo, dios de la luz, la elocuencia, la poesía y las bellas artes con Urania, musa de la astronomía, pintura de Charles Meynier, 1789-1800 (Public domain).
El cronista heleno Hecateo de Abdera relató que los hiperbóreos construyeron un “esplendoroso recinto consagrado a Apolo” y un templo de forma esférica. Además, Hecateo indicó que este mítico territorio se encontraba situado aún más al norte que las tierras de los celtas (las islas británicas).
Hiperbóreos: entes inmortales
El poeta Píndaro escribió que los hiperbóreos eran seres excepcionales, dotados de una “esencia divina” y de una longevidad extraordinaria, hasta el punto de ser considerados posiblemente inmortales. En su Oda Pítica 10, Píndaro expresó:
Nunca falta la Musa en su presencia: las cítaras resuenan y las flautas gimen, y en todas partes se congregan coros de jóvenes. Ni enfermedad ni el amargo transcurso de los años se entremezclan con su esencia divina; apartados del esfuerzo y del combate viven.
Se caracterizaban por su gran pacifismo y su rechazo a cualquier conflicto. De hecho, los griegos consideraban a esta tierra mítica como un lugar de mayor pureza y celestialidad.
De acuerdo con los mitos, Abaris, un célebre profeta hiperbóreo, recibió de Apolo una flecha con propiedades mágicas, con la que realizaba prodigios a lo largo y ancho del mundo.
Imagen ilustrativa. Crédito: Vsevolod Ivanov
Un relato adicional narra que aquellos seres eternos realizaban peregrinaciones y erigían templos en la Hélade, especialmente en Delos, sitio donde Leto concibió a Apolo.
Las doctrinas ocultistas sostienen que Hiperbórea fue el escenario del nacimiento de una civilización de esencia divina, siendo la primera en la Tierra y el prístino hogar de las entidades divinas. Helena Blavatsky, en su obra “La Doctrina Secreta”, señaló que los hiperbóreos constituyeron la Segunda Raza Raíz del planeta, precediendo a Lemuria y Atlántida.
Estas narrativas han llevado a la especulación de que en Hiperbórea se establecieron por primera vez seres divinos de otros mundos (¡incluso Apolo podría haber sido un extraterrestre!).
En particular, para los griegos, Hiperbórea era un territorio legendario y misterioso, distinguido por su pureza y divinidad, habitado por deidades. Posiblemente, fue considerado como un umbral entre el ámbito celestial y el terrenal (cual portal estelar).
Autor MundoOculto.es