La cuarta dimensión, no la vemos pero la imaginamos
La cuarta dimensión, comúnmente asociada al tiempo, es un concepto intrigante. Más allá de los tres ejes del espacio físico, la cuarta dimensión nos lleva al umbral de lo intangible.
Matemáticamente, podemos describir la cuarta dimensión, pero no podemos señalarla directamente. Edwin Abbott, en su novela “Planilandia: una novela de muchas dimensiones”, nos transporta a un mundo bidimensional. Sus habitantes solo conocen dos dimensiones: ancho y largo. Solo perciben las direcciones adelante-detrás y izquierda-derecha. Para ellos, la tercera dimensión es completamente ajena.
En la novela, un cuadrado tiene una experiencia extraordinaria al interactuar con un ser tridimensional. Para que el cuadrado tome conciencia de su existencia, el ser tridimensional lo eleva fuera de Planilandia, introduciéndolo en la tercera dimensión.
Imaginemos ahora qué ocurriría si un objeto de cuatro dimensiones ingresara en nuestro mundo. Este objeto podría aparecer y desaparecer como un fantasma ante nuestros ojos. Podría recorrer distancias increíbles en un solo instante e incluso existir en dos lugares al mismo tiempo.
Aunque nosotros, como seres humanos, no podemos experimentar físicamente esta cuarta dimensión, los científicos no han dejado de imaginarla y buscar formas de demostrar su existencia.
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