Hermandad de los Siete Rayos por Aramu Muru y los Andes.

La Hermandad de los Siete Rayos Se fue una especie de organización que existía en tiempos tan viejos que no hay recuerdos de ello, en la era donde las edades eran infinitas y estaban en la Tierra las razas mayores, aproximadamente hace mil millones de años atrás.
La organización y conservación fue hecha por Amaru Muru o la deidad Mer, un vasto sabio Lemuriano que custodiaba los rollos de los últimos días de Lemuria.
Lemuria era la última parte del gran continente de Mu ubicada en el pacifico, el señor Aramu Muru poseía su monasterio en los Andes en lo que actualmente se conoce como el lago Titicaca. No poseía una dirección precisa, en cambio se dice que sus instalaciones se usan como portal.
En el monasterio, los alumnos de la vida estaban gran cantidad avanzados en la llamada senda de la iniciación, allí alcanzarían una armonía espiritual que combinarían con el movimiento de su corriente vital.
Cada estudiante provino de cada uno de los rayos de los llamados 7 grandes rayos de la vida, semejante a lo que sería un hilo de color de una gran alfombra que es el signo de la vida espiritual del monasterio.
Es por eso el nombre con que se le conocía a la hermandad como la Hermandad de los Siete Rayos, aunque la «Hermandad de la Iluminación» era otro de sus nombres.
Lemuria cuya extinción fue hace muchísimos años, es vinculada además con Atlantis y su cultura, los lemurianos poseían mucha sabiduría, entre ellos estaban los llamados 7 maestros, eran personas iluminadas.
Lemuria, Aramu Muru y los Andes
Aramu Muru, el santuario de los Siete Rayos en los Andes. Cortesía:
La última parte del continente de Mu que existió en el Pacifico fue conocido como Lemuria, su destrucción y hundimiento en el mar empezaron 30.000 años a.C.
Quedando completamente hundida, precisamente anteriormente que fuese destruida Poseidonis la última parte del continente atlántico o Atlantis.
se comenta que el señor Aramu Muru vino desde Lemuria, logrando organizar la hermandad en el monasterio situado en el gran valle del nacimiento de los Andes, se dice que un hijo de la naturaleza le dio el clima semitropical, donde todo fruto crecía de un tamaño descomunal.
El señor Muru ordenó edificar el monasterio en la cuspide de las ruinas que estuvieron anteriormente encima del nivel del mar, con unos colosales bloques de piedras troceadas con fuerza y energía lumínica.
Este valle es conocido como el Valle de la Luna Azul, situado en la parte alta de las montañas de los Andes al norte un lago llamado Titicaca o aymara-tiwanaku en Perú.
Aramu Muru y el disco solar
El Disco Solar, que, según la leyenda, continúa escondido en el monasterio. (Public domain)
El maestro Muru estaba lleno de sabiduría y enseñanzas que impartía a la hermandad, en estas enseñanzas estaba el Disco Solar que se dice, continúa escondido en el monasterio.
La cronica dice que la hermandad de los 7 rayos ocultó el Disco Solar y que las «serpientes de la sabiduría» son las que custodian tanto a los rollos de textos viejos como al disco.
Los sabios serpientes comunicaron el conocimiento para rescatar la sabiduría del esoterismo, y enseñaron las técnicas para despertar a la serpiente interna o Kundalini, y lograr ser entes iluminados.
Pero la leyenda dice que al llegar el cristianismo las serpientes fueron separadas en grupos ocultos tales como los rosacruces, masones y templarios.
La finalidad de las serpientes es poder unir las energías y lograr que se cumpla la profecía del «planeta libre» que no es más que una nueva etapa para la Tierra que se conocerá como «El Quinto Planeta», en este lapso prevalecerá el amor y esa misma energía causara la unión de religiones, razas, ideologías.
Porque se llamaron la Hermandad de los 7 Rayos
La Hermandad de los Siete Rayos. Cortesía:
se comenta que el número 7 es místico, se encuentra cotidianamente en la vida, tales como los 7 días de la semana, los 7 colores del arcoíris, los 7 chakras, los 7 pecados capitales y diferentes.
Este nombre viene de la sabiduría metafísica, los 7 rayos significan los 7 canales por donde emana todo lo que hay, cada rayo tiene cualidades y dones divinos, considerándolos entes vivientes que oyen actúan y responden, es decir son sustancia de Dios
Los días de la semana tienen una radiación particular, vinculados al rayo de luz correspondiente, inclusive un arcángel y un ser de luz los cuales permiten la radiación y bendición que el rayo ofrenda.
Cada rayo tiene su maestro ascendido y este es un mantra, si es pronunciado, se atrae el rayo y sus propiedades alcanzando bendición divina y luz.
asimismo se usan piedras, cristales y gemas como rayos de luz, de acuerdo al día y el color del rayo.
Una vez más una leyenda nos muestra como entes viejos utilizaron la energía del cosmos para ayudar a nuestro planeta, de una u otra figura, demostrando que todos somos energía universal y, al final, seguramente volvamos a nuestro origen cósmico.
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