La tumba «maldita» de los 8 mil guerreros de terracota
1/1 Los guerreros custodian la tumba del emperador.
La razón por la cual el sepulcro no fue abierto es impresionante, una mezcla de superstición y hechos reales que ha fascinado al mundo desde 1974
China.- Qin Shi Huang fue el primer emperador de la China unificada. Dejó este mundo a los 39 años, en el siglo III a. C. Además, dejó un monumento que en nuestros días genera fascinación y asombro.
La muerte no logró sorprenderlo, porque su impresionante mausoleo, con más de 8 mil guerreros esculpidos en terracota, estaba casi terminado.
La obra tiene una enorme extensión y justo en el centro se encuentra una pirámide que antiguamente midió cerca de 100 metros.
Las esculturas fueron hechas en tamaño real. Su labor sagrada es la de proteger la tumba del monarca chino, que se localiza exactamente por debajo de ellas.
La tumba del emperador nunca ha sido abierta. Sobre este punto se ha especulado mucho: supersticiones y hechos reales que no dejan de asombrar.
Los guerreros fueron descubiertos en 1974, por Yang Zhifa, sus cinco hermanos y un vecino llamado Wang Puzhi, quienes cavaban un pozo en las afueras de Xi’an.
Tras el impactante hallazgo, el gobierno expropió las tierras para explotar turísticamente las estatuas, pero no les dio ni un centavo a los dueños de las mismas.
¿Maldición o explicación lógica?
A partir de su descubrimiento, a ninguno de los campesinos les fue bien: no sólo perdieron las tierras que poseían, además enfermaron gravemente (se piensa que por haber estado en contacto con las sustancias tóxicas que había en la tumba) y murieron en la pobreza.
Incluso, Wang Puzhi se suicidó por las condiciones en las que se encontraban .
Pero ellos no son los únicos que sufrieron a causa del monumento: aparentemente el propio emperador habría muerto envenenado, pues ahora se sabe que por el lugar corren ríos de arsénico, lo que podría explicar lo ocurrido con los campesinos.
Sin embargo, los arqueólogos argumentan que la tumba quedaría expuesta al aire y se dañaría.
Lo que es un hecho, es que este monumento sigue cautivando por su perfección, antigüedad y majestuosidad. Por algo en sus entrañas descansa un monarca al que nadie se atreve a despertar.