Las bacterias eléctricas: microorganismos que se alimentan de electricidad sin necesitar alimentos
Las bacterias eléctricas: microorganismos que se alimentan de electricidad sin necesitar alimentos
En lo profundo de los océanos, en los sedimentos y aguas subterráneas, habita un grupo fascinante de microorganismos con una capacidad que parece sacada de la ciencia ficción: obtener energía directamente de la electricidad sin consumir nutrientes convencionales.
Estos extraordinarios seres, conocidos como bacterias electrotróficas o bacterias eléctricas, han desarrollado un metabolismo único que les permite capturar electrones del entorno y utilizarlos para sus funciones vitales. A diferencia de casi todas las formas de vida, que dependen de la cadena alimentaria o la fotosíntesis, estas bacterias han evolucionado para aprovechar las corrientes eléctricas naturales.
¿Cómo funciona este mecanismo? Estas bacterias poseen proteínas especiales en sus membranas que actúan como cables moleculares, captando electrones directamente de minerales conductores como el hierro o el manganeso. Mediante un proceso llamado transferencia extracelular de electrones (EET), transportan estos electrones hacia el interior de la célula, donde se utilizan para producir ATP, la molécula energética esencial para la vida.
Investigadores del Laboratorio de Geobiología del Instituto Tecnológico de Massachusetts han descubierto que algunas especies, como Geobacter metallireducens y Shewanella oneidensis, pueden formar cables microscópicos llamados pili o nanohilos, que se extienden desde su superficie para alcanzar fuentes de electrones distantes y crear redes eléctricas bacterianas.
Lo más sorprendente es que estos microorganismos pueden sobrevivir con corrientes extremadamente bajas, algo similar a alimentar un dispositivo con una batería mediante un cable tan delgado como un cabello humano partido en mil partes. Se ha observado que algunas especies se alimentan con apenas 0,1 microamperios de corriente, demostrando una eficiencia energética extraordinaria.
Estas bacterias van más allá de ser una simple curiosidad biológica. Su descubrimiento abre nuevas posibilidades en áreas como la biorremediación, al ser utilizadas para limpiar contaminantes metálicos del suelo, y en la generación de pilas de combustible microbianas capaces de producir electricidad a partir de sedimentos marinos. Algunos investigadores incluso exploran su potencial para desarrollar interfaces bioelectrónicas que conecten dispositivos tecnológicos con sistemas biológicos.
La existencia de estos microorganismos demuestra, una vez más, la increíble diversidad y adaptabilidad de la vida en nuestro planeta, recordándonos que aún quedan muchos misterios por descubrir en los rincones más inexplorados de la Tierra.