Los discos dropa

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La leyenda de los Discos Dropa ha fascinado a la gente durante décadas, convirtiéndose en uno de los enigmas más queridos por los internautas. Su atractivo es difícil de definir, pero quizás se deba a su rica mezcla de folklore antiguo y mitología.

Aunque la historia está llena de elementos fantásticos, aún quedan muchos aspectos sin resolver que despiertan nuestra curiosidad. Esto nos lleva a preguntarnos si hay secretos ocultos esperando ser descubiertos.

Con esta idea en mente, invito a los lectores a unirse a mí en la búsqueda de respuestas. Vamos a explorar juntos los misterios detrás de esta intrigante historia en MundoOculto.

Los Dropa y su llegada a la Tierra

¿Es posible que los extraterrestres hayan llegado a China hace mucho tiempo tras un accidente de su nave espacial y se hayan establecido allí? Esta fascinante pregunta ha capturado la imaginación de muchos. Aunque parezca increíble, la historia de los Discos Dropa ha permanecido envuelta en misterio desde los años sesenta.

Científicos y arqueólogos han investigado tumbas, restos y objetos extraños; etnólogos han hablado de su descendencia y un lingüista tradujo sus escritos. Sin embargo, sorprendentemente, no se ha realizado ninguna investigación reciente desde que la historia apareció en los años sesenta. De hecho, solo sirvió como trama para un episodio de X-Files.

Permíteme sumergirte en este enigma:

En 1938, el arqueólogo chino Chi Pu Tei hizo un descubrimiento asombroso en las cuevas del macizo montañoso de Baian Kara Ula, en la frontera entre China y el Tíbet. Allí encontró pequeños esqueletos de seres con una estructura delicada pero cráneos desproporcionadamente grandes. Las paredes de las cuevas estaban adornadas con dibujos que representaban seres con cascos redondos, y en las rocas se veían grabadas las formas del Sol y la Luna, conectadas por puntos del tamaño de guisantes.

Lo más sorprendente fue el hallazgo de 716 platos de granito, similares a discos, con un orificio en el centro. Desde ese orificio, un surco en forma de espiral y con un doble canal se extendía hasta el borde del plato. Los arqueólogos chinos sabían que en esta región abandonada habían vivido antiguamente las tribus de los Dropa y los Jham (Silkang). Los antropólogos afirmaban que estas tribus montañesas eran de estatura pequeña, con una altura promedio de solo 1,30 metros.

Aunque la historia de los Discos Dropa ha sido objeto de especulación y debate, sigue siendo un enigma sin resolver. ¿Quiénes eran estos seres? ¿De dónde venían? ¿Qué significan los discos y su misteriosa escritura? Aunque no se ha realizado ninguna investigación reciente, la leyenda persiste y continúa intrigando a quienes se aventuran en su búsqueda.

 

La revista alemana The Vegetarian Universe fue la primera en presentar el misterio de los Discos Dropa en 1962. Desde entonces, la historia de estos enigmáticos discos ha sido objeto de debate y especulación.

Erich von Däniken, conocido por sus libros Regreso a las Estrellas (1969) y El Oro de los Dioses (1972), afirmó haber escuchado esta historia durante una visita a Moscú de boca de Alexander Kazantsev. Sin embargo, Kazantsev negó cualquier implicación y declaró que no pudo obtener información confiable directamente de los científicos chinos que supuestamente hicieron el descubrimiento. Däniken, al relatar la conversación en su libro, olvidó que él era el narrador y no Kazantsev, quien solo era un oyente interesado.

Inicialmente, se creyó que los extraños cadáveres encontrados en las cuevas tibetanas pertenecían a monos, pero esta suposición fue rápidamente descartada. Däniken revela la conexión estelar detrás de este inusual descubrimiento: el profesor Dr. Tsum Um Nui logró traducir los misteriosos discos encontrados. Aunque la veracidad de la historia sigue siendo un enigma, su fascinante legado persiste en la imaginación de quienes buscan respuestas.

Viatcheslaw Zaitsev, un autor ruso, jugó un papel fundamental en la difusión del enigma de los Discos Dropa en 1967. Gracias a su trabajo, esta misteriosa historia alcanzó una audiencia global.

En una de las placas encontradas, se podía leer:

“Los Dropa salieron de las nubes en sus aviones. Antes del amanecer, nuestros hombres, mujeres y niños se escondieron en las cuevas diez veces. Cuando finalmente entendieron el lenguaje de señas de los Dropa, se dieron cuenta de que los recién llegados tenían intenciones pacíficas”.

Aunque la autenticidad de esta narrativa sigue siendo discutida, su contenido fascinante continúa intrigando a aquellos que exploran los misterios del pasado.

En su momento, se creyó que este dibujo representaba un grabado rupestre encontrado en una roca de Fergana, Uzbekistán, Rusia. Sin embargo, el verdadero autor es A. Brinslow, quien lo creó para ilustrar un artículo publicado por Sputnik sobre los Dropa, escrito por Viatcheslaw Zaitsev en 1967.

Hace 12,000 años, unos seres extraterrestres conocidos como Dropas se estrellaron en las remotas montañas de Bayan Kara Ula (también llamadas Bayan Kara Shan o Bayan Har Shan) en la provincia china de Qinghai. Tras sobrevivir al accidente, decidieron asentarse en la Tierra, ya que no podían regresar a su planeta de origen.

No obstante, la convivencia con los habitantes locales, los Han, no fue pacífica. Los Han, que vivían en cuevas cercanas, se enfrentaron a los visitantes. Con el tiempo, esta interacción se convirtió en una leyenda. Los Dropas fueron descritos como seres pequeños, con rostros amarillentos y demacrados, cabezas grandes y cuerpos delgados.

Erich von Däniken investigó la historia, aunque sin obtener resultados concluyentes, en su búsqueda constante para futuros investigadores. Además de Kasantsev, considerado uno de los primeros en comunicar este misterio, otro autor asociado a su divulgación temprana es el escritor ruso Viatcheslaw Zaitsev. Este último fue citado por Däniken en su bibliografía bajo el título «Visitantes del espacio exterior: ciencia versus ficción», publicado en 1967. A pesar de la revelación impactante, surgieron dudas inmediatas sobre la veracidad del relato de los Dropa, y algunos estudiosos lo consideran uno de los fraudes más duraderos.

En 1963 los autores rusos Valentín Isaakovich Rich y Mikhail Borisovich Chernenko publicaron Mosqueteros, novela de ciencia ficción, centrada en las creencias de Maatest Agrest. Se sospecha estos autores pudieron ser los verdaderos ideólogos del affaire Dropa

En 1963, los escritores rusos Valentín Isaakovich Rich y Mikhail Borisovich Chernenko publicaron la novela de ciencia ficción «Mosqueteros», que explora las creencias de Maatest Agrest. Se especula que estos autores podrían haber sido los verdaderos creadores del affaire Dropa. Aunque la historia de los Discos Dropas ha fascinado a la gente, su contenido está lleno de antiguo folklore mitológico. A pesar del paso del tiempo, algunos aspectos de este misterio siguen sin resolverse, lo que nos hace preguntarnos si aún es posible descubrir elementos ocultos.

Extraterrestres en la Antigua China ¿Un Caso de Mistificación Moderna?

Enigmáticos discos con inscripciones que narran encuentros con una civilización extraterrestre que visitó China en tiempos prehistóricos, esqueletos con características híbridas, pirámides y laberintos sumergidos: todos estos elementos forman parte de una fascinante leyenda que apareció en las páginas de la revista alemana «Vegetarian Universe» a principios de la década de 1960. La historia de los Discos Dropas, que capturó la atención de Kosmopoisk en 2014, añade un toque de realismo a la narrativa.

La incertidumbre rodea el momento exacto del descubrimiento de los discos y cuerpos Dropas por parte de las autoridades chinas. Algunos afirman que ocurrió el 1 de enero de 1938, mientras que otros sostienen que fue en 1937 o 1939. La falta de un informe oficial contribuye al misterio que envuelve este enigma, ya que toda la información disponible se basa en artículos publicados casi veinte años después del presunto hallazgo.

La década de 1930 en China estuvo marcada por tensiones internas y el conflicto con Japón, lo que plantea dudas sobre la capacidad del país para realizar expediciones en su propio territorio. No obstante, es en los años sesenta cuando la búsqueda de respuestas y la confusión que rodea a los Discos Dropas cobran relevancia, quizás influenciadas por el espíritu de la época.

La difusión mundial de la leyenda de los Discos Dropas, justo antes del auge de Erich von Däniken, fue iniciada por un autor ruso llamado Viatcheslaw Zaitsev. Aunque se conocen pocos detalles sobre su biografía, se sabe que Zaitsev tenía estudios en filología y filosofía, además de ser un académico destacado en el Instituto de Literatura de la Academia de Ciencias de la URSS. Su contribución despierta la curiosidad sobre la autenticidad de los eventos asociados con los misteriosos discos y su posible conexión con civilizaciones extraterrestres.

Como muchos intelectuales de su época, Zaitsev apoyaba la hipótesis de visitas espaciales en el pasado de la Tierra, una idea muy popular en esos días. En consonancia con estas ideas, Zaitsev publicó en 1959 dos artículos importantes: «Reminiscencias Cósmicas en Antiguas Inscripciones Monumentales» y «La Evolución del Universo y la Razón». Zaitsev también estaba interesado en el misterio de los Vimanas.

Por lo tanto, no fue una sorpresa cuando, el 1 de junio de 1967, la revista Sputnik (descrita como una publicación sensacionalista) publicó «Visitantes del espacio exterior: ciencia versus ficción», donde Zaitsev daba rienda suelta a sus pasiones, rozando creencias fronterizas como la hipótesis bíblica vinculada al contacto extraterrestre. En ese extenso artículo, Zaitsev introdujo la cuestión Dropa como ratificación de sus ideas, aunque reconoció no ser el autor intelectual del asunto, que reseñaba de una fuente anterior datada de 1964.

Uno de sus párrafos enuncia:

«La revista ‘The Vegetarian Universe’ informó en 1964 sobre el descubrimiento de un arqueólogo chino. En la frontera entre China y el Tíbet se encuentra la zona montañosa de Bayan-Kara-Ula con sus numerosas cuevas. Durante unos 25 años, los arqueólogos han encontrado extraños discos de piedra con enigmáticos patrones y jeroglíficos en esta zona. Hace miles de años, los habitantes de las cavernas pueden haber tallado estos discos en la piedra usando herramientas desconocidas; el número de herramientas encontradas hasta el momento es de 716 piezas».

Peter Krassa retratado junto a Erich von Däniken, ambos compartieron la pasión por el misterio Dropa. Cortesía: frostrubin.com

Aquí encontramos nuestra primera pista, ya que «The Vegetarian Universe» parece ser la fuente original en cuanto a los Dropas. Sin embargo, hay un contrapunto: cuando Zaitsev menciona que «The Vegetarian Universe» se hizo eco del supuesto accidente en las montañas chinas en 1964, el dato es incorrecto. En realidad, fue «UFO-Nachrichten», otra revista alemana, la que proporcionó una versión similar. Al parecer, «The Vegetarian Universe» tuvo la primicia en julio de 1962, con un artículo titulado «¿Ovnis en la antigüedad? Los jeroglíficos de Bayan Kara Ula», atribuido a un tal Reinhardt Wegemann, quien escribió:

«Tokio, julio (DINA). – En la frontera entre el Tíbet y China, se eleva la cordillera Bayan-Khara-Ula. En las cuevas de esta cresta, hace 25 años, se encontraron tablillas con inscripciones muy extrañas. Las personas, de las cuales los científicos chinos tienen la idea más vaga, hace varios miles de años, utilizando algunas herramientas absolutamente desconocidas, cortaron discos en forma de discos de gramófono de granito extremadamente duro. 716 discos de piedra encontrados hasta ahora en las cuevas de Bayan-Khara-Ula, como discos de gramófono, tienen un agujero en el centro. Una ranura doble se extiende desde él en espiral hasta el borde exterior. Por supuesto, esto no es una pista de sonido, sino una letra, la más inusual de las que se han encontrado en China y, quizás, en todo el mundo.»

En 1973 Peter Krassa presentó en Cuando Llegaron los Dioses Amarillos, sus primeras impresiones sobre el misterio Dropa

En 1973 Peter Krassa presentó en Cuando Llegaron los Dioses Amarillos, sus primeras impresiones sobre el misterio Dropa. Cortesía: Amazon

Los arqueólogos y filólogos tardaron más de dos décadas en descifrar las inscripciones. Su contenido era tan sorprendente que la Academia de Historia Antigua de Beijing inicialmente se negó a publicar el informe científico del profesor Tsum Um-nui. Este arqueólogo, junto a cuatro de sus colegas, concluyó que «las inscripciones describen aeronaves que existieron hace 12,000 años». En un pasaje del texto, se lee: «Los Dropa descendieron de las nubes en sus planeadores. Diez veces antes del amanecer, los hombres, mujeres y niños del pueblo Kham se escondieron en las cuevas. Entonces entendieron las señales y vieron que esta vez los Dropa llegaban con intenciones pacíficas». Por supuesto, se puede suponer que hace miles de años algún miembro alfabetizado de la tribu Kham hizo una broma o que su mensaje sobre «aeronaves» se basa en la mitología.

En 1973 Daniel Piret un autor francés publicó una novela de ciencia ficción donde se alude al enigma Dropa. Cortesía: Amazon

Pero entonces, ¿qué sucede con los registros restantes, que son un clamor formal de la gente de los boors sobre el hecho de que su propia «flota aérea» se estrelló en una zona montañosa remota y no hay forma de construir una nueva?

Un año antes de esta impactante noticia en septiembre de 1961, The Vegetarian Universe publicó un artículo titulado ¿Ovnis hace 45.000 años? escrito por Walter Von Domgraf, denunciando un hallazgo arqueológico increíble:

Pekín, septiembre (ADA). – «¿Existió en la prehistoria humana un centro de cultura no tan diferente al nuestro?» se pregunta sensacionalmente el arqueólogo chino, el profesor Tschi Pen-lao, que enseña el estudio del pasado prehistórico en la Universidad de Pekín. En la isla rocosa de Yuto (Jouto), en medio del lago Tunfing-hu (Tunfing-hu) y en el «Valle de granito» entre las montañas de Hunan en la orilla sur del lago, se encuentran extraños patrones en las piedras cuya edad, estimada en al menos 45.000 años, sugiere que tal vez hubo una vez una raza humana que conocía una técnica similar a la tecnología de nuestros días. En octubre de 1959, un arqueólogo y sus asistentes, Hui Tschu-ting y el Dr. Wu To-wai, estaban examinando una pared de roca que se había hundido hace 3.000 años en el lago Tongfin Hu junto con parte de la isla Yuto, cuando tropezaron con cuevas desconocidas en las entrañas de la isla. Dos buzos, a una profundidad de 30 m, encontraron la entrada a un laberinto subterráneo que conducía a una roca de granito. Esta roca fue parte de la cadena montañosa de la meseta de Hunan, que quedó bajo las aguas de Tongfin Hu debido a fuertes terremotos en tiempos prehistóricos. Esta cueva submarina con paredes de granito liso tiene dibujos de ciervos bien conservados, grabados con herramientas de metal muy duro hace muchos miles de años. Es extraño que alrededor de los animales, obviamente corriendo, se represente a personas sosteniendo algo como sarbicans (Blasrohre) en la boca, un arma misteriosa, algo sensacional para un hallazgo de 45.000 años.

En ambos trabajos, las hipótesis se centran en la existencia de una raza avanzada interactuando con Oriente. Como escribe el estudioso alemán Lars A. Fishinger en su investigación sobre el misterio Dropa, ¿Descienden los chinos de los extraterrestres?, es claro que estamos ante una invención escrita por un mismo autor, desdoblado en dos alias, y hasta la fecha, sin identificación. Se trataría de un ardid astutamente elaborado, ya que ninguno de los datos expuestos puede ser corroborado. No conducen hacia ningún lugar. Todo es confusión.

Otra pista sugiere 1960 como año clave para el enigma Dropa. Todo se desprende de un artículo publicado en otra revista rusa, Литературная газета, donde en febrero de ese 1960, se analizan las ideas de Matest M. Agrest, conocido defensor de las visitas extraterrestres en la antigüedad. Un mes después, el artículo se editó como Hipótesis, suposiciones y conjeturas: ¿el rastro conduce al espacio? firmado por Valentin Isaakovich Rich y Mikhail Borisovy Chernenko para la revista Новое Русское Слово. Estos escritores estaban destacando como emergentes de la ciencia ficción rusa.

Como resultado de esta asociación, dieron a luz una novela de anticipación conocida como Mosqueteros (1963), seguida por Descendientes del Cielo (1964), donde las hipótesis de Matest M. Agrest son desarrolladas dentro de sus tramas futurísticas. Teniendo en cuenta esta actividad, ¿podemos imaginar a Rich y Chernenko como los verdaderos artífices tras la cuestión Dropa? Nada puede ser descartado.


En 1974 el ingeniero austríaco Ernst Wegerer retrató dos extraños discos en un museo de China. La leyenda los atribuye a los Dropa, aunque nunca se pudo probar su autenticidad. Actualmente se desconoce su localización. Cortesía: alienigenasdopassado.com.br

Es interesante observar que a pesar de ser China el sitio donde se produjo el contacto alienígena parece quedar al margen en cuanto a divulgación, son otros países quiénes llevan la delantera, siendo Rusia su principal comunicador.

Como ocurre en estos casos a pesar de las dudas el asunto dropa continúo escalando posiciones, y se mantuvo dentro del radar público gracias al empeño de algunos investigadores. Veamos.

Peter Krassa. En busca de los Discos Dropa

Un enigma aparentemente extraterrestre parece estar cerca de resolverse: el misterio de los discos de piedra. Durante los últimos dos años, he trabajado arduamente para desentrañar la identidad de estos artefactos misteriosos. Para ello, he realizado dos viajes a China y uno a Rusia, con el objetivo de contactar a personas que también investigan este asunto. Finalmente, se encontraron y estudiaron dos de estos objetos en una vitrina del Museo Banpo en la ciudad de Xian. Para mí, no hay duda: estos misteriosos discos de piedra existen realmente y su hallazgo confirma la historia que ha circulado en diversas publicaciones durante algunos años. – Peter Krassa, Huellas Extraterrestres en China, artículo publicado por Más Allá de la Ciencia en 1989.

El llamado Erich von Däniken austríaco nació en Viena en 1938, curiosamente, el mismo año del supuesto hallazgo Dropa. Desde muy joven, se destacó como escritor, periodista y, sobre todo, apasionado por los misterios antiguos, convirtiéndose en un gran referente de la Paleoastronáutica y un entusiasta de la ciencia ficción.

El infame libro de David Gamon Los Dioses del Sol en el Exilio publicado en 1978, presentado como una historia real novelada, luego se descubriría una broma de su autor

El infame libro de David Gamon Los Dioses del Sol en el Exilio publicado en 1978, presentado como una historia real novelada, luego se descubriría una broma de su autor. Cortesía: Amazon

Fue en 1972 cuando Krassa decidió investigar a fondo la cuestión de los Discos Dropa, realizando varios viajes a China y Rusia para recopilar datos. Su primer intento fue localizar en Beijing la Academia Arqueológica, donde supuestamente se almacenaban los discos, pero el instituto estaba cerrado. Luego, durante su estancia en Rusia, logró entrevistarse con Alexander Kazantsev, quien, para su sorpresa, negó la historia conocida, sugiriendo que podría tratarse de un fraude. Sin darse por vencido, Krassa decidió intentar contactar nuevamente a la Academia Arqueológica, enviando una carta cuya respuesta llegaría un año después, en 1973.

El Disco Lolladoff fue realizado por David Gamon como burla para su libro Los Dioses del Sol en el Exilio. Cortesía: fallwelt.de

Allí se lee:

“Hasta donde sabemos, las placas de piedra que mencionó en su carta nunca se encontraron en China. El informe sobre el hallazgo de la llamada placa de piedra en China en 1938 no tiene fundamento alguno. Tampoco sabemos nada del profesor Tsum Um Nui. Atentamente, Wang Chung-Su, secretario del Instituto de Arqueología”.

Aunque desilusionado por los reiterados fracasos en resolver el enigma Dropa, Krassa nunca perdió la esperanza. Sus esfuerzos parecieron recompensados en 1975, cuando fue contactado por un ingeniero austríaco llamado Ernst Wegerer, a veces citado como Wegener. Según narró Krassa, su compatriota había estado en China un año antes, en 1974, realizando un viaje turístico junto a su esposa. Durante su visita al Museo Banpo, localizado en la ciudad de Xi’an, provincia de Shaanxi, caracterizado por su colección neolítica, Wegerer hizo un extraño hallazgo. Reparó en dos enigmáticos discos de piedra exhibidos tras una vitrina y logró capturarlos de inmediato con su cámara.

En 1998 Harwing Hausdorf quién acompañara a Peter Krassa en su investigación sobre los Dropa, publicó el salvaje The Chinese Roswell donde se intentó reflotar el tema, aunque sin presentarse nuevas pruebas

En 1998, Harwing Hausdorf, quien había acompañado a Peter Krassa en su investigación sobre los Dropa, publicó «The Chinese Roswell», un libro que intentó revivir el tema, aunque sin aportar nuevas pruebas.

Pasaron siete años hasta que Wegerer presentó el material a Krassa en 1982. Las imágenes mostraban discos de 28 a 30 cm de diámetro y unos diez milímetros de espesor, con un peso aproximado de un kilo cada uno. Wegerer, quien tuvo la oportunidad de tocarlos, describió una pátina verdosa que los cubría. Según Wegerer, en las ranuras de los discos se podían ver signos de escritura jeroglífica, aunque estos detalles se perdían debido al uso del flash. Al preguntar a los encargados del museo sobre el origen de los discos, estos respondieron que estaban clasificados como objetos de culto.

Es importante mencionar que cuando Wegerer visitó el museo, China estaba en medio de su Revolución Cultural, un período de gran agitación.

Esto plantea la pregunta de cómo un extranjero pudo acceder a tal material, considerando que el gobierno chino era muy protector de su legado y estaba en un proceso de destrucción de todo lo que recordara su pasado feudal.

Veinte años después del hallazgo de Wegerer, en 1994, Peter Krassa, acompañado por el investigador Harwig Hausdorf, finalmente emprendió su tan esperado viaje al Museo Banpo. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados.

El director actual del museo, el profesor Wang Zhijun, los recibió personalmente y decidió conversar con los investigadores austríacos. Zhijun reveló que después de la visita de Wegerer, la antigua encargada del museo fue despedida sin razón aparente y los discos fueron trasladados. Esto plantea la pregunta: si los discos no eran valiosos, ¿por qué fueron removidos? ¿Podría ser que se intentaba alimentar un mito conocido como falso?

Cuando todo parecía perdido, Krassa encontró una pista inesperada que parecía resolver parte del misterio de los Dropa.

 

Los Dioses del Sol en el Exilio. Antecedentes del Roswell Chino

En 1995, una carta firmada por David Gamon en la revista Fortean Times mencionaba el libro «Sun Gods in Exile». Gamon comentó que había recibido correspondencia sobre el libro desde lugares tan lejanos como Kiev. Se decía que Gamon quería un nombre que fuera un anagrama de «carga de bolas», pero al encontrar esto difícil, optó por «Lolladoff». Curiosamente, las letras del medio de «Robin-Evans» pueden reorganizarse para formar la palabra «bovino», sugiriendo que la historia es un montón de excrementos de vaca. Gareth Medway examinó los hechos detrás de las historias de contacto extraterrestre en el antiguo Tíbet en 2017.

En 1978, comenzó a circular un libro llamado «Los Dioses del Sol en el Exilio: Secretos de los Dzopa del Tíbet», firmado por Karyl-Robin Evans, aunque con el sello de David Agamon. El libro se presentó como una historia real, aunque disfrazada de novela, y el término Dropa se transformó en Dzopa. Según la narración, Sergei Lolladoff, un oficial del ejército británico, encontró un misterioso objeto en la India, similar a un plato circular con jeroglíficos grabados en su superficie. Análisis químicos posteriores revelaron una constitución peculiar.

De regreso en Oxford, Lolladoff compartió su descubrimiento con su asistente, Karyl-Robin Evans. Tras algunas investigaciones, concluyeron que el disco provenía de una tribu tibetana llamada Dzopa. La trama sigue el encuentro de Karyl-Robin Evans con los Dzopa, pequeños seres que afirmaban ser descendientes de expedicionarios estelares que aterrizaron en la Tierra hace veinte mil años tras un accidente y nunca pudieron regresar. Su planeta de origen estaría cerca del sistema de Sirio. Esta es la síntesis de la fascinante historia.

El texto fue considerado como prueba contundente de la existencia de los Dropa y su antigua tecnología, especialmente debido a las fotografías incluidas que parecían ser auténticas.

En 2005 la Aldea de los Enanos alimentó los reclamos sobre los Dropas, solo para descubrir se trata de una comunidad de gente pequeña que voluntariamente decidió vivir lejos de la sociedad China para evitar toda burla. Cortesía: vocal.media

Aunque existían dudas, pocos fueron los reclamos. Quiénes más adoptaron su contenido fueron Harwig Hausdorf, y Peter Krassa, que ayudaron a su mayor difusión. Nadie pareció sospechar. No fue hasta 1995 que se descubrió el fraude cuando su propio autor confesó el engaño a Fortean Times, siendo su nombre real David Gamon.

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Desde 1979, David Gamon había estado alertando en correspondencia privada sobre su engaño, como lo demuestra su intercambio con el estudioso ruso Vladimir Rubtsov.

«Estimado Sr. Rubtsov,

Gracias por su carta del 16 de julio. No he visto la referencia a mi libro a la que se refiere, y eso podría ser engañoso. Escribí ‘Sungods’ con dos intenciones serias: primero, considerar las implicaciones políticas, religiosas y filosóficas del contacto prehistórico, y segundo, burlarme de aquellos que aceptan con demasiada facilidad tales historias basadas en pruebas débiles o inexistentes. Mi objetivo, en definitiva, ha sido satirizar el tipo de libro de contactados, muy común aquí y en EE.UU., dirigido a un público acrítico, así como ciertos aspectos de la vida moderna.

Con mis mejores deseos, David Gamon (‘Karil Robin-Evans’)».

En 1998, se publicó «The Chinese Roswell: UFO Encounters in the East from Ancient Times to Present», donde Harwig Hausdorf retomó el tema, apoyando aún el libro ficticio de Gamon como fuente verídica. Peter Krassa también dedicó dos libros al tema: «Cuando Llegaron los Dioses Amarillos» (1973) y «Satélites de los Dioses» (1995). Krassa falleció en 2005 sin resolver el enigma de los Dropa.

Curiosamente, en ese mismo año 2005, un anuncio recorrió el mundo tras el descubrimiento de un pueblo de enanos en China. Pronto se supo que se trataba de la comuna de Kunming, que reúne a los «liliputienses» de toda China para protegerlos de las burlas y el acoso, permitiéndoles llevar una vida normal lejos del escrutinio público. Así, el misterio de los Dropa finalmente encontró una posible explicación, al menos en parte.

Conclusión

El análisis de este expediente indica, lo difícil que es desterrar un mito tanto tiempo arraigado en el imaginario popular. Y aunque para muchos el asunto Dropa siga teniendo alta adhesión como un caso sin resolver, lo cierto es desde hace mucho tiempo la verdad brilla ante nuestros ojos. Es cuestión de desterrar el polvo de los ojos.