Los fragmentos de tungsteno que desconciertan a los científicos

En 1991, los geólogos hicieron un descubrimiento fascinante en las arenas del río Narada: pequeños fragmentos metálicos con forma de espiral que desataron un misterio que aún perdura. Estos objetos, compuestos de tungsteno y molibdeno, no solo sorprendieron por su composición, sino también por su antigüedad, que se estima entre 20.000 y 318.000 años. Este hallazgo marcó el inicio de una serie de descubrimientos similares en los Urales subpolares, específicamente en las cuencas de los ríos Kozhim y Balbanyu, así como en regiones tan distantes como Tayikistán y Chukotka.
Lo que hace que estos objetos sean aún más enigmáticos es su complejidad y resistencia. El tungsteno, uno de los materiales principales, tiene un punto de fusión de 3400 grados Celsius, lo que lo convierte en un metal extremadamente difícil de trabajar incluso con la tecnología moderna. Sin embargo, estos artefactos parecen haber sido creados en una época tan remota como el Paleolítico tardío, lo que plantea preguntas intrigantes sobre su origen y propósito.
Algunos investigadores han sugerido que estas estructuras podrían ser evidencia de tecnologías avanzadas desconocidas, mientras que otros especulan sobre posibles explicaciones naturales o incluso extraterrestres. Sea cual sea la verdad, estos hallazgos continúan desafiando nuestra comprensión de la historia y la capacidad tecnológica de las civilizaciones antiguas. ¿Qué opinas de este misterio?