Los Siete Cuerpos del ser humano

Los Siete Cuerpos del ser humano

El ser humano es mucho más que un cuerpo físico. Todos nosotros vivimos situaciones en las que interactúan emociones, sentimientos, pensamientos y acciones definidas. En efecto, todas nuestras acciones están motivadas por un estado interior, es decir, por un aspecto que trasciende lo físico.

El ser humano, tampoco se compone exclusivamente de un cuerpo y un alma, de un aspecto bueno y de uno malo, de polaridades antagonistas e irreconciliables, sino que resulta mucho más complejo.

Según las antiguas tradiciones, como la cultura Egipcia, el Hinduismo, la Alquimia, la Teosofía y modernamente el Cuarto Camino de George Gurdjieff, entre otras, el hombre está constituido por siete vehículos (o cuerpos) internos, para los cuales existían caminos para la Realización, los caminos esotéricos.

La constitución septenaria del hombre, fue introducida y enseñada en la cultura occidental, a partir del año 1875, por la filósofa rusa Helena Petrovna Blavatsky, quien se nutrió del conocimiento de tradiciones como Budista Tibetana y la Hindú y del conocimiento de la naturaleza humana para convertirse en una herramienta que nos ayuda a comprender las distintas dimensiones de nuestro ser.

En su enseñanza estableció siete principios y los dividió en dos grupos: un cuaternario inferior y una tríada superior. Iniciaremos su explicación desde lo más material a lo más espiritual, siguiendo, por tanto, el camino ascendente.

Los Siete Cuerpos del ser humanoEl cuaternario inferior

1) El Sthūlaśarīra, o cuerpo etero-físico: Es la parte más material de nuestro cuerpo. Está compuesto de materia y forma. Es el cuerpo que mantenemos gracias al alimento físico y sus nutrientes.  Este cuerpo es compartido también por el Reino mineral.

2) El Prāṇaśarīra, o cuerpo energético o pránico, el principio vital, lo que da vida a los cuerpos inertes. La energía del sol incide especialmente en este cuerpo, así como el mar, con su carga de iones negativos que contribuyen a nuestro bienestar. También se nutre a través de la práctica de ejercicio físico. Este cuerpo es compartido por el Reino Vegetal

3) El Liṅgaśarīra, también denominado cuerpo astral, es el cuerpo que alberga nuestras emociones y sentimientos, como el amor, el odio, la alegría, la tristeza, el miedo, etc. Cuerpo compartido también por el Reino Animal.

4) El siguiente es Kāma-manas, que podemos traducir como la mente de deseos. Es la mente focalizada en el ego, la que piensa con el fin de obtener el beneficio propio y egoísta. Este es el “Reino Humano” desde su perspectiva más simple.

Los dos primeros cuerpos (hetero físico y pránico) se engloban en lo que se denomina “Cuerpo“. Los otros dos (astral y kama-manas) se denominan “Alma“. Y al conjunto de estos cuatro cuerpos también se le denomina “Personalidad“.

 

La tríada superior

La tríada superior es la parte de nuestro ser que sobrevive a nuestra muerte como seres encarnados. Se conecta con la parte inferior a través del llamado Antaḥkaraṇa,literalmente «órgano interno», al que en las distintas escuelas esotéricas se denomina con el nombre de «puente».

5)      Manas, la mente racional, que a diferencia de Kāma-manas, apunta más allá de nuestra existencia personal. Como señala el filósofo argentino León Azulay, “es la mente que se fundamenta en cualidades superiores, trascendentes, atemporales, inegoístas y en valores éticos como la correspondencia, la cooperación, la unión, el respeto y la lealtad”.

6)      Buddhi Representa la intuición “en estado puro”. Es la mente de la sabiduría, el intelecto, el conocimiento  directo, sin razonamiento. Es la mente más sutil y se adquiere a partir de un elevado desarrollo espiritual.

7)       Ātman, que significa fuego o chispa divina. Es el último estado de la tríada superior y de la constitución septenaria, el espíritu, el principio inefable, la voluntad en estado puro, el Yo Real (Gurdjieff).

Estos tres últimos cuerpos son los que constituyen el “Espíritu“. De esta forma, se puede observar que el Ser Humano, según las filosofías tradicionales y muchas de las grandes religiones, diferencian entre alma y espíritu, cuando en la actualidad, muchas personas consideran que son términos equivalentes.

Cuanto mayor desarrollo de la conciencia posea el individuo (Proceso de individuación, Carl G. Jung), mayor preeminencia tendrán los elementos superiores. El carácter materialista de la sociedad moderna en la que vivimos, se focaliza excesivamente en los elementos del cuaternario inferior e impide la percepción trascendente de los elementos superiores. Debido a la interdependencia entre los planos (o cuerpos), la falta de cuidado de uno de ellos repercutirá en el contiguo y así sucesivamente. Por ejemplo, una mala alimentación provocará que nuestro cuerpo físico se enferme y ello afectará a nuestra energía vital. Si nuestra energía es baja, nuestras emociones tenderán a la negatividad. La interdependencia también se produce de modo descendente, como por ejemplo en el caso de una emoción negativa como podría ser la ira, que termina somatizándose a nivel físico (dolor de cabeza, tensión cervical, y en casos más extremos úlcera gástrica).

Si entendemos la constitución septenaria como una exposición de la interdependencia entre los diversos planos o cuerpos más que como una división, es una herramienta que nos ayudará a la comprensión de la naturaleza arquetípica del ser humano y, por extensión, del universo.