Masonería en América Latina: orígenes, personajes y alianzas ocultas

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A lo largo de la historia, las sociedades secretas han manejado proyectos y alianzas ocultas para alcanzar sus objetivos. Existe una narrativa paralela al relato tradicional de la emancipación de América, en la que estas sociedades, nacidas en Inglaterra, jugaron un papel crucial. Inglaterra, el reino que más buscaba aumentar su influencia en América, fue el terreno fértil para estas conspiraciones.

La masonería se convirtió en una de las redes de sociedades secretas más influyentes de la historia, alterando las relaciones entre América y Europa. Los grandes líderes de la independencia americana, como Miranda, San Martín, Bolívar y O’Higgins, eran masones y grandes maestros. ¿Qué intereses se ocultaban tras los proyectos masónicos? ¿Quiénes se beneficiaban?

En las cortes europeas de mediados del siglo XVIII, las ideas de libertad e igualdad se difundieron gracias a los discretos proyectos de las sociedades secretas, cuyos miembros debían moverse con cautela para sobrevivir, siendo víctimas de crueles persecuciones en Europa.

La masonería fue objeto de persecuciones extraordinarias, y su naturaleza secreta hizo que fuera vista con recelo. En el trono, el hombre de mayor confianza del rey Carlos III era masón. El Conde de Aranda logró influir en la corona con sus ideas, pero si era descubierto, perdería no solo sus cargos, sino también su vida.

Cualquiera que no respetara los dogmas de la Iglesia Católica Apostólica Romana era perseguido por la inquisición. La iglesia imponía a los masones los mismos castigos que a los herejes, pudiendo terminar en la hoguera. Ningún masón podía revelar los secretos de la orden, y cualquier desliz podía resultar en la muerte.

En la masonería, durante el ritual de iniciación, se hace un juramento de mantener el secreto. Si alguien violaba este secreto, se exponía a severos castigos. El objetivo de esta cadena de secretos no era proteger a la persona, sino el cargo que esa persona ocupaba dentro de la orden.

Primeras Conspiraciones contra la Iglesia

Bajo un gran secreto, el Conde de Aranda inició una lucha contra los poderes tradicionales. Todo hombre de poder tiene sus enemigos, y el Conde de Aranda no era la excepción. En medio de esos cambios, comenzó a implementar resoluciones que atacaban directamente a su adversario más poderoso: la Iglesia. Una de las principales reformas borbónicas era limitar el poder de la Iglesia Católica en los territorios americanos y en la península. Por lo tanto, el Conde de Aranda, junto con otros miembros de la Corte y el rey Carlos III, decidió llevar a cabo una serie de reformas, como la expulsión de los jesuitas de España y de sus colonias en América, para reducir el poder de la Iglesia Católica.

América era un lugar lejano y complejo. Allí se mezclaban los poderes otorgados a los virreyes con el poder de la Iglesia, además de las fuerzas extranjeras que buscaban beneficiarse y los poderes que diversas órdenes religiosas habían establecido en el nuevo continente, especialmente los jesuitas. Estos habían fundado ciudades, misiones y universidades; un vasto ejército que respondería a la voz de los seguidores de San Ignacio de Loyola.

Ignacio de Loyola (1620-1622) (Wikimedia Commons)

Aranda era un hombre brillante y consciente de las dificultades de gobernar desde la península territorios tan vastos y diversos como los americanos. El conde de Aranda sabía que debía debilitar a sus oponentes para reducir el riesgo que corrían las logias, y comenzó a diseñar un plan secreto. Consideraba que la mejor opción era dividir América en tres reinos independientes, gobernados por un miembro de la familia real, preferiblemente un hijo del soberano, y establecer una relación directa con España. Sugería una relación comercial más fluida para que las decisiones no tardaran meses o incluso años en llegar.

El proyecto Inglés

Inglaterra veía a América como una oportunidad para expandir sus colonias. La monarquía española mantenía un monopolio comercial con sus colonias en América, prohibiendo el comercio directo con otras monarquías o imperios.

Después de la guerra napoleónica, la economía inglesa entró en una profunda recesión con altos niveles de desempleo. Por lo tanto, los puertos de las colonias españolas se volvieron extremadamente importantes para Inglaterra.

Inglaterra era el lugar ideal para que germinara un plan que podría cambiar el orden mundial para siempre. En este contexto, un venezolano conspiró contra el orden establecido: Francisco de Miranda, quien se convertiría en el americano más universal de su época, siendo considerado el criollo con mayor visión y preparación.

Francisco de Miranda

Después de haber presenciado la independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, Miranda se obsesionó con la idea de que América Latina siguiera el mismo camino hacia la emancipación. Fue responsable de formar a los principales líderes del continente. Francisco de Miranda sabía que no se había embarcado en una tarea fácil, pero confiaba en el apoyo de sus hermanos masones. No fue el primero ni el único, pero sí un eslabón fundamental en una larga cadena de misterios y conspiraciones.

Francisco de Miranda Óleo de Emilio Mauri. (Wikimedia Commons)

Los librepensadores libraban una batalla interminable y desigual contra la iglesia. Aunque la iglesia había llegado al continente para evangelizarlo, no tenía el mismo poder reflexivo que en sus países de origen.

Francisco de Miranda fue el precursor de la independencia del continente y una figura clave en la elaboración de una estrategia para lograrla. En 1771, viajó a España, donde su vida cambiaría para siempre, y con ella, el futuro de todo un continente. Comenzó su carrera militar y alcanzó el rango de capitán en el ejército. Paralelamente, se fascinó con las nuevas ideas que surgían en el viejo continente. Empezó a formar su propia biblioteca, adquiriendo obras de los pensadores más importantes de la época, lo que más tarde le traería innumerables problemas.

Miranda se interesó en la lectura de obras prohibidas de tipo político-filosófico de grandes enciclopedistas e ilustrados, pero la inquisición vigilaba de cerca a personas como él que leían estos textos. Poco a poco, Miranda empezó a hacerse un nombre, pero una acusación cambiaría el rumbo de su vida para siempre. La inquisición, informada por sus enemigos, lo acusó de poseer libros prohibidos, obligándolo a huir de España. Desde entonces, fue declarado prófugo de la justicia española y perseguido.

El 10 de julio de 1783, llegó a los Estados Unidos, donde ya se había proclamado la independencia. Miranda se apasionó por ese proceso y viajó por diversas ciudades, tratando de comprender esa realidad y las causas que llevaron a la independencia. En Estados Unidos, Miranda terminó de entender lo que debía hacer y conoció a los grandes protagonistas de la independencia. Estableció relaciones con George Washington y también tuvo encuentros con líderes como Jefferson, Hamilton y Knox, figuras muy importantes en la conducción del nuevo país independiente.

La Iniciación

No se sabe con certeza dónde fue iniciado el general Francisco de Miranda como masón. Algunos historiadores afirman que fue en 1774 en Madrid, mientras que otros sostienen que fue iniciado por el propio George Washington en la logia de Virginia. Se cree que Miranda pudo haber contado con el apoyo de la masonería en esta relación. Una vez convertido en masón, comenzó a familiarizarse con las ideas más revolucionarias de la época. Desarrolló sus planes para independizar a América, pero sabía que no podía hacerlo solo.

(Public domain)

En su deseo de liberar a América Latina del dominio español, Miranda partió de Boston hacia Londres en 1784, y desde allí viajó por varios países de Europa. Su objetivo era obtener el apoyo inglés para iniciar el proceso de independencia de América Latina. En Londres encontró el terreno fértil que necesitaba para cumplir su propósito. Inglaterra había encontrado al hombre que finalmente los llevaría a desembarcar en las colonias americanas.

La Revolución Francesa

En 1792, Miranda se encontraba en París, en pleno auge de la Revolución Francesa. Sin dudarlo, decidió ponerse al servicio del gobierno revolucionario, y por segunda vez en su vida, se vio inmerso en ideales independentistas promovidos por logias masónicas.

La Asamblea Legislativa, el gobierno francés de la época, lo envió a Bélgica y Holanda para defender a la Francia revolucionaria de los ejércitos absolutistas. En esas tierras, Miranda demostró su talento militar y su gran valor en la defensa de los ideales revolucionarios. Gracias a su contribución en Francia, Miranda se convirtió en el único latinoamericano cuyo nombre figura en el Arco del Triunfo.

Miranda posee su nombre tallado en el Arco de Triunfo en París.

Durante su estancia en Londres en 1797, Miranda fundó la Sociedad Patriótica Revolucionaria Gran Reunión Americana, también conocida como los Caballeros Racionales, de la cual fue gran maestro. Allí comenzó a reunir a los jóvenes americanos que llegaban a Europa. En estas reuniones, Miranda empezó a elaborar su plan más secreto, dispuesto a dar su vida por la libertad de su continente. Estaba convencido de que un gran número de americanos seguiría su camino. En su propia casa, Miranda seleccionaba a los jóvenes que formarían parte de su logia, principalmente hispanoamericanos o españoles instruidos en la causa de la independencia.

A diferencia del conde de Aranda, Miranda contaba entre sus filas con alrededor de 300 jesuitas. Durante el proceso de independencia de Hispanoamérica, muchos jesuitas participaron activamente en favor de la causa independentista, a diferencia del clero tradicional español, que en general reflejaba los intereses de la monarquía.

Los adversarios de España se unían de manera inesperada. La idea del conde de Aranda estaba tomando forma, pero no se realizaría para defender al reino. Francisco de Miranda sabía que la selección de los postulantes sería crucial para sus planes. Debían ser líderes comprometidos, fuertes y, sobre todo, abrazar su causa y la masonería. No podía arriesgarse a que sus proyectos fueran expuestos.

Las Logias en Sudamérica

Poco a poco, un plan se volvía indiscutible. Mientras los intentos de Inglaterra por invadir las colonias americanas fracasaban, solo quedaba la opción de conspirar a través de las logias formadas por los propios americanos. Recordemos que, al mismo tiempo, Inglaterra intentaba continuamente invadir las colonias americanas. Las diversas logias creadas en Europa comenzaron a trabajar por la emancipación de América. En marzo de 1812, José de San Martín llegó en una fragata desde Europa a Buenos Aires, acompañado, entre otros compatriotas, por el alférez Carlos de Alvear. En Buenos Aires, el Triunvirato estaba en el poder, y los recién llegados no tardaron en crear una filial de la Logia de los Caballeros Racionales en sus tierras, a la que llamaron Logia Lautaro.

(Wikimedia Commons)

El objetivo de la logia era lograr la independencia americana del dominio español, estableciendo un gobierno unipersonal y republicano unitario. Su ideología era liberal y revolucionaria. Miranda se había asegurado de reclutar a los jóvenes americanos más destacados que se encontraban en Europa. El sistema masónico garantizaba protección, anonimato y, sobre todo, la posibilidad de conspirar en las sombras contra el poder establecido.

Cortesía: uned.es

Mientras las logias se consolidaban en América, sus líderes tomaban las precauciones necesarias para proteger a sus miembros. La clave de su supervivencia residía en sus complejas estructuras, su intrincado proceso de admisión y su compromiso con el secreto. Estas logias practicaban rituales masónicos basados principalmente en un sistema de grados. El conocimiento de cada miembro sobre el plan dependía del grado que ocupaba dentro de la logia. El ascenso en los grados estaba relacionado con el nivel de compromiso demostrado hacia la causa de la independencia. Las logias Lautaro contaban con cinco grados, siendo el último reservado para los líderes militares, quienes dirigirían las armas en las luchas por la independencia y luego sostendrían a los nuevos gobiernos independientes.

Este sistema de grados garantizaba que, si alguno de los hermanos caía en manos del enemigo y era torturado, solo podría revelar una pequeña parte del plan.

Bernardo O’Higgins

La logia empezó a atraer a los jóvenes más prometedores del continente, quienes estaban unidos por un vínculo mucho más profundo que la mera voluntad política. Compartían un sistema secreto de fraternidad y solidaridad, con un único objetivo en mente: poner fin al dominio español en el continente.

Bernardo O’Higgins. (Wikimedia Commons)

Uno de los primeros en unirse a la logia fue Bernardo de O’Higgins, hijo natural de Ambrosio O’Higgins, virrey del Perú. A los 15 años, fue enviado a estudiar a Londres, donde conoció a Miranda. A través del diálogo y la lectura, Miranda le inculcó las ideas de libertad y el espíritu de lucha.

En 1801, Miranda encargó a O’Higgins la fundación de una logia Lautaro de Caballeros Racionales en Cádiz. Le entregó un escrito que concluía:

“Leed este papel todos los días durante vuestra navegación y destruidlo inmediatamente. No olvidéis ni la inquisición, ni sus espías, ni sus sótanos, ni sus suplicios”.

Rápidamente, O’Higgins se convirtió en una persona de confianza para el gran ideólogo de la independencia latinoamericana. En una de las tertulias que solían compartir, Bernardo le contó la historia del cacique Lautaro, quien murió luchando contra el ejército español. Inspirado por su vida, Miranda bautizó así su logia.

(Wikimedia Commons)

Mientras sus seguidores se preparaban en Europa, Miranda decidió intentar la primera revolución en su tierra natal, Venezuela. Primero viajó a Nueva York, en Estados Unidos, creyendo que desde allí podría encender la chispa de la independencia. Su objetivo era que los habitantes lo vieran como un redentor, lo que desencadenaría un levantamiento en Venezuela y en todo el continente.

En febrero de 1806, partió hacia Venezuela con tres barcos, uno de ellos llamado “Leandro” en honor a su hijo. La guerra había comenzado, pero la primera expedición fracasó antes de iniciar. El desembarco en Ocumare de la Costa fue descubierto por los españoles, quienes repelieron las embarcaciones con cañonazos. Miranda logró escapar y refugiarse en las Antillas, pero las otras dos embarcaciones fueron capturadas y la mayoría de sus tripulantes ejecutados.

Simón Bolívar

Simón Bolívar fue un personaje excepcional, adelantado a su tiempo. A los 20 años, ya era huérfano y viudo, habiendo perdido a su padre, madre y esposa. Después de deambular durante meses por su patria, decidió regresar a Europa en 1803, llegando a Cádiz, un puerto español donde vivían muchos extranjeros y que gozaba de un ambiente liberal. Allí, Bolívar conversaba sobre las ideas de libertad y la necesidad de luchar contra toda forma de opresión.

Simón Bolívar. (Wikimedia Commons)

En 1806, Bolívar fue iniciado en la logia simbólica London Nº 5 de Inglaterra, un hecho que algunos historiadores consideran discutible, especialmente teniendo en cuenta que uno de los pocos registros claros y veraces de sus actividades masónicas es el documento de su aumento de salario, fechado el 11 de noviembre de 1805. Cuatro años después, Miranda le otorgó el supremo grado de iniciación en la Gran Logia Americana y juntos fundaron la Logia Protectora de las Virtudes número 1 en Venezuela. Bolívar estaba plenamente convencido de que todos debían dar su vida por la causa americana. Además, Simón Bolívar se convertiría en una figura clave en el proceso emancipatorio del norte.

(Wikimedia Commons)

José de San Martín

Convencido de sus planes para liberar el continente, Miranda continuó reclutando miembros para su causa. Uno de ellos fue José de San Martín, quien jugó un papel crucial en la independencia de Argentina, Chile y Perú. San Martín llegó a Londres diez años después de la partida de O’Higgins. Según varios historiadores, la estancia de San Martín en Inglaterra fue muy significativa, ya que allí se reunió con intelectuales y políticos para discutir la independencia de las colonias. Durante su campaña, conoció a Lord MacDuff, un noble escocés que lo introdujo en el mundo masón y en la causa americana promovida por Miranda. Fue en ese entorno donde San Martín entró en contacto por primera vez con círculos de liberales y revolucionarios que apoyaban la lucha por la independencia americana.

Londres seguía siendo el centro de difusión y reclutamiento. Algunas fuentes indican que San Martín se reunió con sus compatriotas Alvear y Saviola. Miranda sabía que había dado el primer paso; las logias en Europa se fortalecieron y sus miembros estaban completamente convencidos de la necesidad de la independencia. El siguiente paso era más arriesgado: crear filiales en el continente americano. Se estableció una gran logia principal, conocida como la logia madre, y posteriormente se fundaron logias en todos los territorios sudamericanos.

José de San Martín. (Wikimedia Commons)

Miranda había conseguido reclutar a los hombres más prometedores. Su plan estaba en marcha, pero el poder de España superaba la resistencia que los futuros ejércitos revolucionarios podían ofrecer. Los viajes de formación de los jóvenes latinoamericanos en Europa estaban llegando a su fin, y tras haber completado sus estudios militares y haberse empapado de las ideas del humanismo, los futuros administradores de las colonias regresaban con el reciente objetivo de liberar sus tierras de España. Miranda había establecido una compleja red de sociedades a lo largo de todo el continente.

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El 26 de julio de 1822, los generales Bolívar y San Martín se reunieron en privado en la ciudad de Guayaquil. Era imprescindible que los dos grandes libertadores, que hasta ese momento no se conocían en persona, se encontraran. Este sería su primer y único encuentro. Conversaron, y esas palabras, que nadie jamás conocería, cambiarían la historia del continente.

Cortesía: historiageneral.com

Después de una conversación privada, los hombres se despidieron, pero al salir, la realidad había cambiado drásticamente. Bolívar culminaría la campaña independentista, mientras que San Martín se retiraría a Europa. Varios historiadores han documentado que el saludo que se dieron tenía características típicamente masónicas. Nunca se sabrá con certeza hasta qué punto Inglaterra colaboró con la independencia de América, pero es un hecho que los héroes de la emancipación supieron aprovechar los conflictos políticos de la época a su favor. El sueño de Miranda se concretaba gracias a estos jóvenes que cumplieron sus promesas hasta el final.