Nibiru, ¿Existe realmente el “exoplaneta”?

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Como investigador de la teoría de los antiguos astronautas, estoy familiarizado con la idea de un mundo del cual supuestamente provienen los Anunnaki, los presuntos creadores de la humanidad. En un artículo de mi blog, he abordado esta hipótesis en detalle para no desviarme del tema principal de esta noticia. Nibiru y la hipótesis de los antiguos astronautas están estrechamente relacionados en esta exploración.

Nibiru y los Antiguos Cosmonautas

La primera aparición de Nibiru en la historia se encuentra en las tablillas de la Biblioteca de Asurbanipal. Esta famosa biblioteca consta de aproximadamente 22.000 tablillas de arcilla que se descubrieron en las ruinas del Palacio de Nínive. Contrariamente a la creencia común, estas tablillas no fueron creadas por los babilonios, sino por los asirios. Los asirios, que existieron antes que los babilonios, fueron finalmente conquistados por estos últimos.

Estas tablillas forman una verdadera biblioteca, ya que representan un conjunto organizado de escritos en cuneiforme. Contienen una variedad de contenidos, como interpretaciones del poema de Gilgamesh, gramática, diccionarios, listas oficiales de ciudades, tratados de matemáticas y astronomía, libros sobre magia, religión, ciencias, arte, historia y literatura. Algunas tablillas se utilizaban como un sistema de transcripción del acadio al asirio, mientras que otras abordaban temas relacionados con la astronomía, la astrología e incluso listas de compras diarias.

Dado que los asirios fueron derrotados y dominados por los babilonios, se cree que el Palacio Real de Nínive también contenía rollos de cuero, papiros y rollos de cera, aunque lamentablemente todo se ha perdido con el tiempo.

 

Una De Las Tablillas De Asurbanipal, de las 22.000 localizadas en el palacio Real de Nínive. Imagen: National Geographic

En las antiguas tablillas, que originalmente pertenecían a los asirios pero fueron adoptadas por los babilonios, encontramos referencias a Nibiru. Este término se utiliza como una representación del dios Marduk. La palabra “Nibiru” simboliza un lugar de cruce o sitio de transición. Según las traducciones, Nibiru ha sido asociado con Júpiter en algunas ocasiones, mientras que en la famosa tablilla Enûma Elish, se le identifica con la estrella polar.

Estas interpretaciones y conexiones entre Nibiru y diferentes cuerpos celestes han generado debates y especulaciones a lo largo de la historia. Aunque las traducciones pueden variar, la mención de Nibiru sigue siendo un enigma que nos invita a explorar más allá de lo conocido.

Diferentes apreciaciones

El misterioso Nibiru ha generado expectativas y debates sobre su presencia. Uno de los enfoques más conocidos proviene de Zecharia Sitchin, quien afirmó haber traducido antiguas tablillas sumerias en primera persona. Sin embargo, la verdad es que Sitchin nunca aprendió sumerio; en cambio, basaba sus interpretaciones en traducciones previas, principalmente de expertos como Creswicke Rawlinson y Leonard William King. Además, en ocasiones modificaba significados a su conveniencia, incluso sin utilizar los diccionarios creados por los primeros asiriólogos.

Un ejemplo notable es la afirmación de Sitchin de que los Anunnaki vinieron a la Tierra en busca de oro. Sin embargo, ninguna tablilla sumeria respalda esta idea. Según su versión, hace 445.000 años, los Anunnaki llegaron a nuestro planeta para extraer oro, un elemento esencial para reparar la atmósfera de su propio mundo. Ante la imposibilidad de extraer el metal precioso directamente, supuestamente crearon al homo sapiens mediante ingeniería genética.

Sin embargo, esta narrativa dista mucho de la realidad. Las traducciones originales no mencionan el oro como motivo para la creación de los humanos. Además, la idea de que los Anunnaki necesitaban oro terrestre es cuestionable.

En resumen, aunque Sitchin ha dejado un legado literario, debemos considerar sus interpretaciones con cautela. La búsqueda de respuestas sobre Nibiru y los Anunnaki sigue siendo un enigma, y la verdad podría estar más allá de lo que imaginamos.

¿Oro? ¿Qué oro?

Recientemente, se dio a conocer la noticia de que un equipo de investigadores ha identificado un enorme asteroide llamado Psyche 16. Este asteroide está compuesto principalmente de oro y otros metales pesados, y se estima que su valor nominal es de 700 quintillones de dólares. Si pudiéramos traer todo ese oro a la Tierra, teóricamente cada persona en nuestro planeta se volvería millonaria. Sin embargo, es importante recordar que esta es una cifra hipotética y que la realidad de extraer y transportar esos materiales sería mucho más complicada.


Psyche 16, el asteroide que ha capturado la imaginación de muchos, se ha convertido en un tema de debate y especulación. Aunque la idea de que este asteroide podría hacernos “millonarios” es atractiva, hay varios aspectos que debemos considerar.

Primero, hablemos del valor del oro. Es cierto que el valor de los metales preciosos como el oro, los diamantes y la plata se basa en su escasez. Cuanto más raro es un material, mayor es su precio. Sin embargo, si trajéramos todo el oro de Psyche 16 a la Tierra, su abundancia haría que su valor se desplomara. La ley de la oferta y la demanda entraría en juego, y el oro costaría menos que un kilo de nada, como mencionaste.

La idea de minar el asteroide también presenta desafíos. Aunque Psyche 16 contiene una cantidad masiva de metales preciosos, extraerlos sería casi inviable debido a la distancia y los costos asociados. Además, la tecnología necesaria para llevar a cabo la minería en un asteroide es extremadamente compleja.

Ahora, hablemos de los Anunnaki. Si estos seres extraterrestres necesitaban oro, ¿por qué no simplemente usar su tecnología avanzada para extraerlo de la Tierra sin crear a los humanos? Es una pregunta válida. La creación de la humanidad como una especie trabajadora parece innecesariamente complicada si solo necesitaban oro.

Una hipótesis interesante es que los Anunnaki podrían haber venido a la Tierra con el propósito de crear vida. Tal vez querían experimentar con la evolución y la genética, y nosotros, como resultado, somos el producto de su experimento. Esta idea es más especulativa, pero no podemos descartarla por completo.

En última instancia, la historia de los Anunnaki y su relación con el oro sigue siendo un misterio. Las traducciones y las interpretaciones varían, y nuestra comprensión está limitada por el tiempo y la distancia. Lo que sí sabemos es que la exploración del cosmos y la búsqueda de respuestas son parte fundamental de la naturaleza humana. Desde recolectores y cazadores hasta la fisión nuclear y la exploración espacial, hemos recorrido un largo camino en nuestra búsqueda de la verdad.

En resumen, aunque el oro de Psyche 16 no nos haría “millonarios” en el sentido tradicional, su estudio podría proporcionarnos información valiosa sobre la formación de nuestro sistema solar y la evolución de los asteroides. La búsqueda del conocimiento es un viaje continuo, y tal vez algún día descubramos más sobre los misteriosos Anunnaki y su conexión con nuestro mundo.

La órbita de Nibiru

Esta sería la órbita relativa de Nibiru, según la tradición sumeria. Crédito: Pinterest

Nuestro planeta, la Tierra, sigue una órbita predecible y constante alrededor del sol. La duración de un año, con sus estaciones de invierno y verano, es bien conocida. Cada mundo en nuestro sistema solar también sigue una órbita predecible y medible, y tenemos información detallada sobre sus temperaturas y condiciones. Se supone que Nibiru es un mundo dentro de nuestro sistema solar con una órbita excepcionalmente larga, que abarca entre 3,600 y 4,500 años terrestres. Esto plantea un escenario desafiante para Nibiru, ya que durante gran parte de esos miles de años, estaría sumido en una oscuridad extrema y un frío casi imposible de medir (casi llegando al cero absoluto, cerca de los -273.15°C).

Imaginemos un mundo con una civilización avanzada, pero que debe enfrentar estas condiciones extremas. Durante la mayor parte de su “año”, estaría en completa oscuridad y experimentaría un frío intenso. Solo durante un breve período al acercarse a su sol (nuestro sol) experimentaría un aumento de temperatura. ¿Cómo podría cualquier forma de vida prosperar en un entorno tan extremo? ¿Y cómo podría esa vida desarrollarse lo suficiente como para explorar el cosmos?

Los tardígrados, también conocidos como “osos de agua”, son pequeños organismos (más complejos de lo que parece) que habitan principalmente en la Tierra. Se encuentran en hongos, líquenes, helechos e incluso en océanos y agua dulce. Estos diminutos seres miden entre 0.05 mm y 0.5 mm. Tienen forma ovalada y se alimentan succionando líquidos de origen animal o vegetal. Además, pueden entrar en un estado llamado criptobiosis, en el cual su metabolismo se reduce prácticamente a cero. Pueden mantenerse en este estado durante más de 4 años. En 2016, en el Instituto Nacional de Investigación Polar, lograron reanimar especímenes que habían estado en criptobiosis durante 30 años.

La capacidad de los tardígrados para resistir radiación, contaminación y temperaturas extremadamente frías (algunos han sobrevivido al cero absoluto) es asombrosa. Incluso se encontraron tardígrados en la cubierta de cohetes recién llegados del espacio exterior. En un experimento, se llevaron tardígrados al espacio a bordo de la sonda espacial Foton M3, y no solo sobrevivieron, sino que también mantuvieron su capacidad reproductiva. Además, se ha demostrado que pueden resistir hasta 100 veces más radiación que los seres humanos.

¿Por qué menciono a estos pequeños “osos de agua”? Porque podrían ser un ejemplo perfecto de lo que los Anunnaki podrían ser.

 

 

Tardígrado, un extremófilo (ser que puede vivir en circunstancias extremas). ¿Son los Anunnaki, extremófilos? Cortesia: National Geographic en español

Si los tardígrados logran sobrevivir a todas las condiciones extremas mencionadas, podría implicar, en teoría, que los Anunnaki tienen posibilidades de existir. Los tardígrados son capaces de soportar temperaturas cercanas al cero absoluto, presiones extremas, contaminación y radiación, características que también serían necesarias para los Anunnaki en su supuesto mundo, Nibiru.

Nosotros, los seres humanos, nacimos en este planeta. Sin embargo, enfrentamos numerosos desafíos: el sol nos quema en verano y puede causarnos cáncer; nuestro sistema no tolera la carne cruda ni el agua no potable (aunque observamos que otros animales pueden beber agua de fuentes diversas sin sufrir las mismas consecuencias). Además, experimentamos dolor al dormir en superficies duras, sufrimos frío y calor, y padecemos diversas alergias. En resumen, nuestro propio planeta parece atacarnos como si fuéramos un virus. Somos, aparentemente, una especie terrestre. No profundizaré en este tema en esta ocasión, pero prefiero dejarlo para otro artículo más detallado sobre cuánto nos afecta nuestro propio mundo.

En mi opinión, los Anunnaki, al igual que nosotros, enfrentarían serios desafíos debido a nuestro sol, nuestra atmósfera y nuestro agua. Sus cuerpos y equipos deberían estar adaptados, al igual que los tardígrados, a las condiciones extremas de Nibiru.

Además, consideremos que Nibiru tiene climas y circunstancias extremas debido a su colosal órbita. Es posible que también tenga diferentes composiciones de aire, líquidos y radiación, además de una oscuridad extrema y un frío intenso. Por lo tanto, los Anunnaki deberían ser extremófilos (como los tardígrados), aunque actualmente solo conocemos a estos últimos como ejemplos de organismos resistentes a condiciones extremas. Aunque es una hipótesis remota, no sería absurdo pensar que los Anunnaki podrían ser extremófilos.

En cuanto a la vida, los investigadores afirman que sin agua no hay vida. Sin embargo, también admiten que la vida basada en carbono es la única forma viable que conocemos actualmente. Aunque algunos científicos no descartan la posibilidad de que exista vida basada en otros elementos, como el oxígeno e hidrógeno en lugar del carbono, nuestra realidad actual es la única que tenemos.

En última instancia, ¿quién sabe? Si nos limitamos a nuestra propia realidad, entonces Nibiru no existe. Esa es mi creencia personal. No considero que Nibiru sea ese mundo errante del que todos hablan. No creo que exista.

Un collage de imágenes diversas muestra doble exposición, brillos saturados y defectos variados en las imágenes, incluso alteraciones por computadora. Esto ha llevado a que algunas personas crean que lo que están viendo es Nibiru. Sin embargo, es altamente improbable que un objeto tan grande esté acercándose a la Tierra sin ser visible a simple vista o sin causar efectos como mareas o terremotos.

En resumen, aunque no podemos demostrar que Nibiru no existe, lo que sí sabemos con certeza es que no está cerca de la Tierra. Como dice el escritor Samuel García Barrajón: ‘Si Nibiru no existe, tendremos que inventarlo’.»

Autor MundoOculto.es