Puede haber una tierra oculta en el Polo Norte que no está representada en los mapas

Puede haber una tierra oculta en el Polo Norte que no está representada en los mapas

Puede haber una tierra oculta en el Polo Norte que no está representada en los mapas 1

La historia de la Tierra de Sannikov nos hizo contemplar la posibilidad de que exista un territorio oculto en el Polo Norte que podría estar deliberadamente oculto. Esta narrativa secreta añade un toque de misterio a una región enigmática del mundo.

En 1811, durante una expedición a las islas de Nueva Siberia, el explorador Yakov Sannikov anunció el descubrimiento de una tierra desconocida al noroeste. Informó haber visto cuatro imponentes montañas con forma de pilares y un suave descenso. Luego, en 1900, el barón Eduard Toll observó la misma tierra, pero cuando se embarcó en una expedición para encontrarla, desapareció misteriosamente sin dejar rastro.

Cuando leímos por primera vez sobre esto, pensamos ingenuamente que era solo un iceberg porque los científicos ahora afirman que esa tierra no existe. Sin embargo, parece extraño que los exploradores polares experimentados, que pasaron una parte importante de sus vidas navegando por el hielo, no supieran distinguir entre un iceberg y tierra firme.

Se dice que esta misteriosa tierra fue avistada en repetidas ocasiones hasta los años 80, cuando aparentemente se modificaron las rutas de exploración. Por ejemplo, la isla Jeannette, que, entre las islas de Nueva Siberia, albergaba menos habitantes que la extensión del espacio.

Es plausible que exista una enorme masa de tierra o continente en el Ártico, pero su existencia ha estado rodeada de secretismo. A continuación se presentan algunos puntos convincentes:

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Para empezar, no existen fotografías satelitales auténticas del Ártico, sino sólo modelos generados por ordenador. Tras realizar una búsqueda exhaustiva, nos dimos cuenta de que no existe ni una sola fotografía auténtica del Ártico tomada desde el espacio. Ningún satélite sobrevuela esta región y parece que existe un desinterés generalizado por ella.

Aunque otras partes del mundo han sido fotografiadas repetidamente (algunas imágenes datan de hace 15 o 20 años), no parece haber ningún intento de capturar el Ártico.

Este hecho plantea más interrogantes si tenemos en cuenta que la ruta de vuelo Pekín-Nueva York supuestamente pasa directamente por encima del Polo Norte, pero parece que en realidad no es así.

Además, al examinar los mapas satelitales del Ártico, se hacen evidentes numerosas zonas borrosas y enlucidas. Hay imágenes del océano Ártico en las que aparece plancton verde, pero el mapa pasa de repente a gráficos vectoriales. En general, todo el Ártico parece estar formado por fragmentos generados por ordenador, lo que plantea muchas preguntas.

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En segundo lugar, toda la zona donde supuestamente se descubrió la Tierra de Sannikov está ahora prohibida y es inaccesible. La explicación oficial de esta restricción es que en la región se realizaron pruebas de armas atómicas. Se sabe que en la zona operan algunas expediciones semisecretas y una flota de rompehielos, pero no hay informes disponibles sobre sus actividades.

En el pasado, esta región estuvo muy desarrollada y en ella se encontraban campamentos y cabañas de pescadores y cazadores de morsas del siglo XVII. Incluso el asentamiento continental de Pustozersk, donde vivió y murió en prisión el oponente del Nikonianismo, Avvakum, estuvo habitado en el pasado. Con el tiempo, la gente se fue y ahora se ha convertido en un páramo.


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En tercer lugar, los mapas históricos también muestran islas que rodean el Polo Norte. Por ejemplo, el mapa de Gerhard Mercator de 1633 ilustra Hiperbórea con su tierra, ríos y montañas.

Entonces, ¿a qué concluimos finalmente?

Contamos con testigos creíbles que vieron con certeza una vasta tierra, una zona restringida a la que está prohibida la entrada, y mapas antiguos que marcan la existencia de la tierra. Además, está el enigma de la flecha guía. La brújula siempre apunta hacia el norte, lo que indica que debe haber algo allí; no puede ser simplemente un vacío helado con líneas electromagnéticas convergentes. Estas líneas deben converger en una masa continental sustancial. Además, la anomalía de navegación, donde la aguja de la brújula gira descontroladamente en el Polo Norte, es desconcertante.

Aunque existen expediciones al Polo Norte, no sabemos a qué glaciares se dirigen los turistas ni hemos verificado las coordenadas de forma independiente. Es posible que el continente ártico se encuentre al este, con su borde más cercano situado cerca de las islas de Nueva Siberia, donde se avistó por primera vez la Tierra de Sannikov.

Curiosamente, se ha detectado actividad volcánica en la zona donde se informó de la existencia de Sannikov Land. Todo aquel que se aventuró allí notó un olor característico a azufre y en la década de 1980 se registró una enorme columna de humo. Por lo tanto, si hay un continente en el Ártico, el calor geotérmico de los géiseres y los volcanes podría calentarlo.

¿Otro gran engaño?

En el mundo actual, la presencia de secretos e insinuaciones es tan omnipresente que exponer una sola mentira de los globalistas podría potencialmente causar el derrumbe de todo su castillo de naipes.

Cuando uno comienza a desentrañar teorías conspirativas en materia de nutrición, descubre historias distorsionadas o engaños sobre el espacio. Si se investigan las migraciones de los pueblos, se revelan distorsiones en las narraciones bíblicas. Puede que esto suene paranoico, pero también observamos señales de engaño en casi todos los ámbitos. En consecuencia, hemos llegado a aceptar la existencia de fenómenos que antes habríamos descartado.

Dado el nivel actual de desinformación, la idea de que existe un continente no revelado en el Ártico no es descabellada. La falta de transparencia y la prevalencia de información engañosa hacen plausible que tal masa continental pueda mantenerse deliberadamente en secreto. Si usted se ha encontrado con contradicciones similares o si tiene argumentos que apoyen o refuten esta idea, lo invitamos a compartir sus opiniones en los comentarios.

La red mundial de desinformación y secretos dificulta el discernimiento de la verdad. A medida que seguimos tirando de los hilos de diversas teorías conspirativas, ya sea que se refieran a la nutrición, la exploración espacial o los acontecimientos históricos, revelamos más capas de posible engaño. Esta red interconectada de medias verdades y agendas ocultas subraya la necesidad del pensamiento crítico y el escepticismo.

En teoría, la ocultación de un continente en el Ártico se enmarca en el patrón más amplio del secretismo global. Si ha observado alguna inconsistencia o desea aportar argumentos adicionales, le animamos a participar en la discusión en los comentarios.

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