Stanley Meyer con su coche que funciona con agua
Stanley Meyer fue un inventor visionario que, en respuesta al aumento drástico del precio del petróleo en la década de 1970, ideó un vehículo que funcionaba únicamente con agua. Su teoría se basaba en descomponer la molécula del agua mediante impulsos eléctricos de alta frecuencia, entre 10 y 15 kilohercios. Esta mezcla se inyectaba en el motor, que volvía a producir agua, eliminando la necesidad de recargar el motor con más líquido. Solo se requerían 7.4 microlitros de agua por cada explosión para generar 50 caballos de potencia.
Los científicos que estudiaron su invento quedaron asombrados por la célula de Meyer, que permanecía fría incluso después de horas de producción de gas y funcionaba con pocos miliamperios, a diferencia de la electrólisis convencional que requiere amperios.
Trágicamente, el 20 de marzo de 1998, Meyer falleció en circunstancias sospechosas tras una reunión con inversores belgas interesados en su “coche de agua”. Después de un brindis, Meyer salió corriendo agarrándose la garganta y se desplomó, pronunciando sus últimas palabras: “ellos me envenenaron”. Aunque el análisis forense atribuyó su muerte a un aneurisma cerebral y el caso se cerró como “muerte por causas naturales”, muchos creen que fue silenciado para evitar la difusión de su revolucionaria tecnología, que podría haber cambiado el mundo.