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Es bien sabido por los aficionados al misterio y las conspiraciones, como tú y yo, que el nombre de Nibiru o planeta X genera bastante revuelo en este ámbito, especialmente en internet. Si realizas una búsqueda con el término Nibiru en Google, obtendrás más de seis millones de resultados en tan solo unas décimas de segundo. Es una cifra impresionante, aunque no tanto si la comparamos con las historias que circulan en la web sobre este esquivo planeta. Desde numerosos portales se ha difundido la idea de una gran catástrofe planetaria, ya que se rumorea que el planeta Nibiru chocará pronto e inevitablemente contra la Tierra, causando caos, destrucción y muerte entre sus habitantes.
Dado que el planeta Nibiru es un tema que me inquieta profundamente, he investigado para compartir aquí, en nuestra querida web de Periodismo Alternativo, algunas mentiras y verdades sobre este asunto.
* 2 MENTIRAS SOBRE NIBIRU
La afirmación de que la órbita de Nibiru es de 3600 años es la mayor mentira jamás contada sobre este planeta, y lo más sorprendente es que muchos la aceptan como válida. Este periodo orbital fue propuesto por Zecharia Sitchin, conocido por todos los interesados en Nibiru. Sitchin sostenía que Nibiru tardaba 3600 años en completar una vuelta alrededor del Sol, basándose únicamente en que esta cifra era un número sagrado para los sumerios, conocido como «shar». Aunque es cierto que 3600 es un número sagrado, no hay evidencia de que esté relacionado con Nibiru.
En ninguna de las tablillas de arcilla con escritura cuneiforme que conservamos de los sumerios aparece este número o «shar» vinculado a Nibiru ni a nada similar. Por lo tanto, la idea de que 3600 años corresponden a la órbita de Nibiru es, en el mejor de los casos, una suposición de Sitchin. Más allá de eso, no tenemos ningún indicio de los pueblos mesopotámicos que respalde esta afirmación.
Además, ni Sitchin ni nadie más, que yo sepa, han ofrecido una fecha concreta para el último avistamiento de Nibiru. Es cierto que en ocasiones han mencionado alguna fecha, pero luego las han cambiado con el tiempo, lo que deja su veredicto final poco claro.
Es más probable que la órbita de Nibiru sea de 7000 u 8000 años, o incluso variable, como los cometas de largo periodo. Lo menciono porque las fechas relacionadas con Nibiru indican que fue visible en los cielos en el año 3055 a.C. y lo será nuevamente hacia el año 3855 de nuestra era. Esto supone unos 6900 años entre el último paso y el próximo, casi duplicando los famosos 3600 años.
Diversos vestigios del mundo antiguo respaldan lo que digo, como el Zodíaco de Dendera (que he descifrado), junto con otros documentos astronómicos. Todos ellos están detallados y explicados extensamente en mi libro “Nibiru. Si no existe habrá que inventarlo”. Independientemente de si mis conclusiones son acertadas o no, y de si te gustan o no, en realidad son las únicas referencias que nos han llegado de los antiguos para considerar al calcular la órbita de Nibiru.
Nibiru chocará contra la Tierra
En realidad no hay ni un solo indicio que apunte en esta dirección.
Circula cierta información canalizada que hace referencia a un tal Hercólubus, que para algunos es Nibiru (yo no lo creo), y que se supuestamente se estrellará contra la Tierra y se la llevará por delante toda ella, acabando así con nuestro mundo. Lo malo que tiene este tipo de información, canalizada para el caso, es que carece de elementos de juicio que podamos contrastar. Con lo cual, uno puede creerla o no, pero resulta imposible de verificar. Y para colmo este planeta sería invisible y gigante al lado de Júpiter, que ya es mucho decir. En fin, si es verdad o no, huele de igual forma a cuento chino. Pero no te fíes de mí. Hay un libro gratuito sobre Hercólubus y fácil de conseguir; léelo y saca tus propias conclusiones.
Pensemos que el Sistema Solar lleva millones de años en funcionamiento y relativa harmonía tal y como lo conocemos ahora, inclusive la Tierra junto todos los planetas que queden por descubrir. Quiero decir que, si la Tierra y un planeta x o Nibiru no han chocado durante todos esos millones de años, difícilmente lo van a hacer en el presente.
Además, si un cuerpo celeste superior en tamaño a la Tierra intentara acercarse a ella, antes tendría que salvar dos obstáculos que ciertamente resultan dos muros infranqueables. Me refiero a Júpiter y al Sol, dos valientes escuderos de primera. Uno por delante y otro por detrás, y con su enorme tirón gravitacional harían de perfectos guardaespaldas. Seguro que se comerían literalmente cualquier objeto de este tamaño que osara atacar a nuestro planeta desde la retaguardia. El hipotético “conspirador” lo tendría muy crudo para escapar de las fauces de estos dos verdaderos “monstruos” de nuestro Sistema Solar, quedando así abortado su cometido.
* 5 VERDADES SOBRE NIBIRU
Nibiru es real
Así es, Nibiru es real; no es ningún invento. Últimamente se escuchan demasiados que van de “especialistas” o “investigadores” por la vida argumentando todo lo contrario, y se quedan tan anchos… Niegan su existencia y lo tachan de bulo con toda su mediocridad. Y es que si has investigado, amigo, no puedes decir que Nibiru no existe. Su nombre está escrito con mayúsculas en diversos vestigios sumerios. Quizá pocos pero reales, documentos que lo catalogan no solamente como astro real, sino como “el astro entre todos los astros”. Ahí es nada y, no creo que los astrónomos sumerios estuvieran majaretas, digo.
A Nibiru lo encontramos de cuerpo presente en los textos sumerios Enuma Elish, Mul Apin, Astrolabio B, por ejemplo. Estas son las tres referencias más importantes que se conservan. El primero es la más fastuosa epopeya jamás producida en el Próximo Oriente, y los otros dos, documentos puramente astronómicos que lo catalogan, como catálogos que son, de estrellas, otros cuerpos celestes y sus alineaciones.
Adquiere especial importancia en este punto recordar que los pueblos sumerios anotaron millones (tal cual como suena) de alineamientos y las diferentes posiciones de los astros, ya sean planetas, estrellas o constelaciones, cuya luz amenizaba sus noches. Ninguna se considera falsa, estudiosos y especialistas las reconocen como verdaderas todas.
Entre ellas por supuesto se encuentran las tres que he mencionado sobre Nibiru, con lo cual, nos enfrentamos a algo que en su día fue tangible y de lo que tomaron buena nota. Así es que nunca podremos plantear ni de lejos, que Nibiru fuese una falsificación de los sumerios porque, en tal caso, sería la excepción, de la excepción, de las excepciones más excepcionales.
Resumiendo: si los millones de anotaciones astronómicas que se realizaron durante los más de tres milenios que duró la tradición sumeria son verdaderas, las de Nibiru, como el resto de ellas, también lo son. Forman parte del mismo conjunto.
¡Y punto! Nibiru es real.
Los sumerólogos pasan de Nibiru
A los sumerólogos les importa un carajo Nibiru, eso es la pura verdad.
Nibiru es presentado por los sumerios como el cuerpo celeste más importante de todos, el “rey” entre los astros. Destacan en sus escritos que su importancia está por encima de la del Sol, la Luna y el resto de planetas. Apuntan que es más importante que el resto de cosas que se mueven por el cielo; estrellas y constelaciones. Subrayan especialmente que su importancia excede incluso la de Sirio, una estrella que era la base para su calendario más sagrado.
Pregúntale el porqué de todo ello a un sumerólogo y obtendrás una respuesta que no te convencerá en absoluto. Porque en verdad, una de dos, nada saben o nada quieren saber.
Los orientalistas y sumerólogos pasan de Nibiru olímpicamente. No lo niegan pero lo han dejado de lado, medio olvidado, renegado. Se les llena la boca hablando que tal y que cual sobre el Enuma Elish, por ser la más grandiosa composición que nos ha legado la primera civilización. En cambio nunca te dirán nada o apenas harán reflexión acerca de su flamante y verdadero protagonista: Nibiru.
Si le pedimos explicaciones a los profesionales, según qué texto estén consultando, nos dirá que Nibiru es un punto de la eclíptica, una estrella no identificada, otras veces Mercurio, también Júpiter y hasta la estrella polar.
¿Cómo es posible que se argumente semejante desfachatez? Esto es igual de ridículo que si yo quisiera argumentar ahora que la Luna (un astro importante y de fácil identificación como dan a entender los sumerios que fue Nibiru en su día) es todas esas cosas; a veces Júpiter, otras veces la estrella polar, etc, etc, etc. Es evidente que la Luna no es ninguna de estas cosas. Lo que proponen los sumerólogos no tiene pies ni cabeza, no puede ser tantas cosas un astro tan diferenciado como lo es Nibiru para los sumerios. La Luna es la Luna y Nibiru es Nibiru, no hay más. Pero por no reconocer que no saben que es Nibiru y darle carpetazo al tema, una y otra vez insisten con este tipo de explicaciones absurdas.
¡Sumerólogos! Nibiru es una asignatura pendiente para vosotros, puesto que vuestra nota de examen sobre la misma es: muy deficiente.
Una cosa es que Nibiru sea un planeta o sea otra cosa, se puede discutir, de acuerdo… pero no vale dejarlo de lado de esa manera. Si no sabemos lo que es hay que averiguarlo. Si los sumerios levantaran la cabeza y vieran todas esas cosas con las que los eruditos identifican a Nibiru, clamarían al cielo sin duda.
Se confirman las órbitas como las de Nibiru
Desde los 70, cuando algunos autores como Sitchin o Ferrada empezaron a hablar de planetas cuya órbita formaría un ángulo recto de 90° con el ecuador de su estrella, esto se ha tenido como algo imposible. Para la mayoría de los científicos, ese tipo de órbitas tan excéntricas no podían existir.
Pero en 2013 se giró la tortilla. Con el telescopio Kepler, famoso por descubrir cantidad de exoplanetas, se divisó un mundo que presentaba singulares características. Bautizado con el nombre de Kepler 63b, este planeta da vueltas a su “Sol” formando un ángulo perpendicular de 90° con el ecuador de este.
Así pues se acaba de confirmar lo que el “establishment” no reconocía. Las órbitas perpendiculares y excéntricas como las del planeta Nibiru son una realidad.
Sitchin es el primero en identificar a Nibiru como planeta
A mediados de los años 70 aparecieron los primeros libros que publicó Zecharia Sitchin; sus ya célebres “Crónicas de la Tierra”. Al final han sido 13 los libros, traducidos y publicados en castellano por Ediciones Obelisco.
De la obra de Sitchin podemos destacar dos elementos principales. Primero, asegura que fuimos visitados por extraterrestres en la antigüedad, por los anunnakis, un conjunto de extrañas divinidades sumerias que al parecer bajaron del cielo. Por otro lado, defiende la existencia de un planeta por descubrir dentro del Sistema Solar, de nombre Nibiru, y cuyos habitantes serian los mismos anunnakis.
No por apuntar que Nibiru sea un planeta no reconocido soy defensor de las teorías de Sitchin, ni mucho menos de los anunnakis en la forma que los presenta. Pero al César lo que es del César. Zecharia Sitchin fue el primero en identificar con un planeta a ese Nibiru que aparece en los registros sumerios. Muestra de ello resulta su primer libro “El 12º planeta” donde lo cuenta.
Antes que Sitchin hubo otros autores que propusieron planetas por descubrir todavía en el Sistema Solar, por ejemplo el planeta x que a día de hoy se sigue buscando. Han sido varios. Pero merece mención especial la del astrofísico chileno Carlos Muñoz Ferrada, famoso por haber predicho una serie de trágicos terremotos a partir de sus estudios. Ferrada apenas se le adelantó unos añitos con su extraña teoría del “planeta-cometa”, cual defendía fervientemente a capa y espada.
Las características que presentan los planetas descritos por Sitchin y Ferrada tienen muchos puntos en común, sobre todo en cuanto a la excentricidad de su órbita como si de un cometa se tratase. Ignoro si se conocían o no, pero tanto ellos como sus ideas fueron contemporáneos. Aun así, como he dicho, el primero en tildar de planeta al Nibiru sumerio ha sido Sitchin.
El regreso de Nibiru
Sin lugar a dudas Nibiru regresará, pero no en 2015 o 2016 como se está apuntando desde multitud de videos y webs.
En 2012, motivado quizás por el supuesto apocalipsis maya que nunca ocurrió, se advertía sobre la llegada inminente del planeta Nibiru, con una visión bastante apocalíptica. Desde entonces, se ha pronosticado su choque con la Tierra en numerosas ocasiones. Año tras año, mes tras mes, el fatal desenlace se ha pospuesto para 2013, 2014, y luego para 2015 y 2016, siempre en medio de una maraña de noticias de dudosa credibilidad. Seguramente, la «rueda» seguirá rodando. Pasarán estos dos años y se continuará advirtiendo sobre este peculiar fin del mundo para 2017 y 2018, y quién sabe si más allá. Este tipo de presagios se ha convertido en toda una moda cuyo alcance desconocemos.
A partir de los textos sumerios mencionados anteriormente, se puede deducir que Nibiru es un cuerpo celeste (ya sea planeta, como creo, cometa u otra cosa) que forma parte del Sistema Solar. Por lo tanto, tarde o temprano regresará y volverá a ser visible como en tiempos de los sumerios.
En el primer apartado, relacionado con la duración de la órbita de Nibiru, mencioné que la única fecha que tenemos a partir de los vestigios conservados apunta directamente al año 3855 d.C. Sin embargo, quizá no tengamos que esperar tanto para verlo, ya que es muy probable que antes de que finalice esta década sea localizado por alguno de nuestros grandes telescopios. Hoy en día se piensa que no queda nada por descubrir dentro de nuestro Sistema Solar que sea más grande que Saturno. Pero más pequeño, y en años venideros, todo está pendiente de confirmación.
Nibiru regresará tan pronto como lo localicemos. Sí, al menos para los libros de historia que deberían reclamarlo a gritos, donde, a decir verdad, hace más de dos mil años que se le está echando de menos.