Un informe desclasificado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, datado en 1965, revela que los recientes avistamientos de drones no identificados no son más que el último capítulo de una historia que se remonta décadas. En aquel entonces, la Base de la Fuerza Aérea Francis E. Warren, en Cheyenne, Wyoming, fue testigo de una oleada masiva de avistamientos de objetos voladores no identificados, ejecutando maniobras que desafiaban cualquier explicación tecnológica de la época.

La escalofriante similitud entre los eventos de los años 60 y los recientes avistamientos en bases estratégicas de Estados Unidos y el Reino Unido plantea interrogantes inquietantes sobre la naturaleza de estos fenómenos.

El informe de 1965: una noche de luces y sombras

El 31 de julio de 1965, los habitantes de Cheyenne comenzaron a informar sobre la presencia de extraños objetos luminosos en el cielo nocturno. Las descripciones indicaban luces intermitentes de color rojo y verde que parecían flotar y moverse de manera errática. La cantidad de reportes llevó al Comando de la Base Francis E. Warren a emitir una alerta y solicitar al personal militar en los sitios de misiles que estuviera atento a cualquier fenómeno similar.

Durante las siguientes tres noches, el número de avistamientos aumentó de manera notable:

31 de julio: 75 objetos observados por 70 personas.
1 de agosto: 29 objetos observados por 27 personas.
2 de agosto: 44 objetos observados por 46 personas.
En total, 148 objetos fueron documentados por personal militar y civiles.

Formas y comportamientos desconcertantes

El reporte menciona que los objetos observados eran en su mayoría redondos, aunque también se identificaron formas ovaladas, alargadas y similares a lápices. En ciertos casos, los testigos los vieron formar figuras como flechas, cruces o cajas.

Un aspecto curioso fue el comportamiento de estos objetos: luces que parpadeaban a intervalos regulares, movimientos rápidos y precisos, y, en un caso particular, un objeto que se dividió en dos antes de desaparecer en direcciones opuestas. A pesar de su actividad visible, los objetos no emitían ningún sonido, lo que aumentó la curiosidad de los observadores.

Aunque el personal militar incrementó la vigilancia durante esos días, no se pudo determinar el origen ni la naturaleza de los objetos. Las teorías en ese momento incluían pruebas militares secretas o fenómenos atmosféricos poco comprendidos, pero la falta de evidencia concreta mantuvo el caso sin resolver.

Un paralelismo con el presente

Los recientes avistamientos de drones no identificados en bases aéreas evocan inevitablemente eventos históricos similares. Aunque los avances tecnológicos actuales facilitan la identificación de aeronaves, las maniobras inexplicables y la falta de explicaciones definitivas sobre estos fenómenos actuales recuerdan el mismo misterio que rodeó los avistamientos de 1965.

El informe de la Fuerza Aérea sobre los avistamientos en Wyoming no solo documenta un fenómeno inexplicado en su tiempo, sino que también subraya cómo eventos similares continúan ocurriendo décadas después. Este patrón recurrente demuestra que, a pesar de los avances tecnológicos, los cielos siguen siendo un lugar lleno de misterios por resolver.

¿Te gustó la noticia? ¡Compártela en tus redes sociales!