El increíble caso de abducción de 3 niños en Argentina en 1997 sigue siendo un misterio

El increíble caso de abducción de 3 niños en Argentina en 1997 sigue siendo un misterio

 

Un caso impactante en su momento, pero que no fue muy conocido o se tapó la información ocurrió a fines de 1997 en los aledaños de la ciudad entrerriana de Concordia, donde tres niños fueron secuestrados presuntamente por alienígenas, tripulantes de un Objeto Volador No Identificado (Ovni) ante la mirada asustada de sus padres y vecinos.

En el campo del fenómeno Ovni, las abducciones, es decir, secuestros de seres humanos por parte de extraterrestres, ocurren más a menudo de lo que nos imaginamos, a pesar de que se trata de ocultar o desvirtuar la información. Uno de estos espectaculares casos es el que ocurrió a fines de 1997 en un barrio en las afueras de la ciudad de Concordia, Entre Ríos, cuando tres niños pequeños fueron llevados a bordo de una nave extraterrestre y descubrieron las maravillas del universo en un viaje que duró tres días, hasta que fueron devueltos a su casa, según lo informado por las autoridades civiles e investigadores que siguieron el espectacular caso de abducción. Como los protagonistas eran tres niños pequeños, le restaron quizás importancia y veracidad a su relato.

Pero la investigación seria que siguió al hecho, confirmó la autenticidad de lo contado por los chicos.

El increíble caso de abducción de 3 niños en Argentina en 1997 sigue siendo un misterio

Protagonistas. Los hermanitos Molero, Carlos (7), Andrés (9) y Jorge (8).

El investigador especial del Departamento de Policía de Concordia, Rodrigo Ortiz, aseguró que “los adultos mienten, los adolescentes mienten, pero estos niños son muy pequeños para mentir, por lo menos de esta manera, estamos seguros de que pasaron tres días a bordo de una nave espacial, pilotada por seres extraterrestres. Realmente viajaron al espacio y vieron las estrellas; incluso, pensaron que Dios se los llevaba al cielo, según el razonamiento de su mente infantil. Los padres de los niños, Emilio y Carmen Molero, relataron que, luego del hecho, se puso en contacto con ellos el investigador del fenómeno Ovni, Armando Azparén, al ver la noticia en los diarios y pudo conversar con los tres chiquillos, Andrés, de 9 años, Jorge, de 8, y Carlos, de 7, luego de su increíble experiencia.

Los hechos

“Los tres estaban jugando junto con otros niños vecinos –relata Azparén– en un terreno que está junto a su casa. Su mamá estaba cerca y pudo escuchar cuando todos los chicos comenzaron a gritar de un modo inusual. Salió a mirar qué estaba pasando y vio cómo una enorme nave dorada, de unos 25 metros de diámetro aproximadamente, se encontraba suspendida sobre el grupo de niños. Carmen llamó a los gritos a su esposo, presa del pánico, pero ninguno de los dos pudo hacer nada. De repente, según el relato de sus papás y tres vecinos que lo vieron todo, del Ovni bajó un rayo de luz, que cubrió a los tres hermanitos y los elevó hacia el interior”.

La señora se puso histérica y el marido estaba espantado al observar cómo esta nave se llevaba a sus criaturas, ya que desapareció de la vista de todos casi instantáneamente. Los hermanitos no supieron cuánto tiempo pasaron a bordo del plato volador, pues no sabían si era de noche o de día. Su testimonio ante los investigadores y autoridades fue el siguiente: “Una enorme nave dorada nos subió al cielo, iba manejada por Dios, estamos seguros, llevaba ropas doradas y tenía el cabello largo y plateado, además, brillaba mucho. Fue muy amable y nos dijo que se llamaba Lalar y en el viaje nos mostró la Luna y otros planetas en el cielo.

Cuando sentimos hambre, nos dio una especie de pan blanco, muy sabroso, que nos hizo sentir bien. Al principio, sentimos un poquito de miedo, pero se nos pasó.

En el viaje, Lalar fue siempre muy amable con los tres, la nave era muy grande y también allí iban otros señores parecidos a él, aunque no brillaban tanto. Antes de que nos trajeran de vuelta a nuestra casa, Lalar nos rasguñó la cara con un palito blanco y luego nos puso en la espalda unas agujas, pero no nos dolió nada”. El más pequeño de los niños, Carlos, dijo que “había muchas luces brillando por todas partes, y se prendían y apagaban. El señor que nos llevó tenía una cabeza muy grande y ojos amarillos también grandotes, había muchos señores como él, pero todos eran nuestros amigos”.

Los padres

Emilio y Carmen, los padres de los chicos, relataron cómo fue que los extraterrestres les devolvieron sanos y salvos a sus niños. “Fue el martes a la noche, la policía ya había buscado por todas partes, incluso las autoridades habían enviado aviones militares de una base cercana a rastrillar la zona. Esa noche yo estaba desesperada y el señor Azparén, quien nos contactó casi de inmediato, nos dijo que nos quedemos tranquilos, que lo más probable era que nos devolvieran a nuestros hijos sanos y salvos”.

“Así fue –cuenta Emilio– esa noche estábamos en la sala de la casa, cuando de repente vimos que el terreno de al lado se iluminaba intensamente. Salimos y descubrimos que nuestros tres hijos bajaban de la misma nave que los llevó, del mismo rayo que los había levantado el sábado. Carmen y yo corrimos hacia ellos, mi esposa no podía dejar de llorar por la emoción de volver a verlos sanos y salvos, yo fui a avisar a la policía que ya teníamos a nuestros hijos de vuelta en nuestra casa”.

Al día siguiente, los Molero llevaron a sus hijos al médico y este les confirmó que los niños habían sido sometidos a ciertos exámenes médicos, porque las marcas de las agujas eran claramente visibles en su espalda luego de regresar a su casa, y fueron fotografiadas por las autoridades presentes. Además, un vocero militar no negó ni confirmó reportes de que un Ovni hubiera sido detectado en el radar el día que los chicos fueron secuestrados o si algo fue visto la noche que regresaron a su casa. Voceros de las autoridades aeronáuticas involucradas en el caso, escuetamente dijeron que “estamos investigando todo lo que pasó y los hechos se darán a conocer públicamente cuando concluyamos la investigación. Esperamos obtener información más sólida muy pronto, y ya la daremos a conocer”.

Por supuesto, que nunca dieron ninguna información confirmada y todo quedó en la nebulosa investigativa, aunque todos están seguros de los hechos sucedidos. Como siempre, no pasa nada, no hay información oficial y todo se pierde en el tiempo.

Años después, ya cercano el 2010, investigadores intentaron reabrir el caso, pero no lograron encontrar a ningún miembro de la familia Molero, que se mudaron de esa casa y al parecer habrían sido llevados a otro lado, especulándose que se les habría cambiado la identidad por parte de las autoridades, para evitar que sean indagados por la prensa. Un gran misterio